Hermosillo, Sonora.- Al norte de Hermosillo existía un criadero clandestino de perros salchichas, donde maltrataban a los animales que utilizaban para reproducirlos y del cuál se sostenían económicamente las personas que vivían ahí.
En junio 2022, una vecina de lugar se dio cuenta de la situación y decidió rescatar al macho del criadero para darlo en adopción responsable, pues notó que estaba en los huesos, tenía heridas y la propietaria de la vivienda (o criadero), le dejó la puerta abierta para que se saliera y lo atropellaran.
El perrito siempre fiel y leal y a pesar de los maltratos, se quedó en el criadero hasta que lo rescataron.
“Me llamó la atención que tenía la cara muy triste y cuando lo fui a recoger me comentó la muchacha que a él lo tenían en un criadero cerca de la casa de su mamá, y cuando no hubo ganancias en el criadero lo empezaron a maltratar. Cuando me lo dieron tenía muchas quemaduras, muchos golpes, las orejas llenas de cicatrices, lo agarraban a golpes con un cable para tener una boca menos que alimentar”, compartió Oscara.
En la semana que al perro lo publicaron en Facebook para buscarle casa, Oscara Valdivia, una joven originaria de Magdalena, Sonora, que estudia en Hermosillo, vio la publicación y se enterneció con la cara triste del perrito, por lo que no dudó darle un hogar.
Por 188 kilómetros trasladaron al ejemplar de la raza Dachshund hasta Magdalena y lo entregaron a la joven de entonces 19 años, quien se encontraba de vacaciones en su ciudad natal junto a sus padres, que contentos recibieron al perro y entre todos lo nombraron ‘Valentín’.
“El día que me llegó cuando más sentí la conexión fue cuando lo cargué y apoyaba su cabeza en mi hombro, como que entendió que estaba en un lugar seguro, … también -el rescate- lo hice pensando en que Valentín fuera un compañero para Dorcas (su otra perrita salchicha), y ella le ayudó a Valentín a comprender que está en un lugar seguro, como terapia”, enfatizó.
Valentín ahora duerme dentro de casa en la cama de los papás de Oscara, como si se tratara de un bebé, tiene su ropa, juguetes, placa de identificación y está al día con sus vacunas. Tiene una compañera de la misma raza que se llama Dorcas (esterilizada) y son hace juntos travesuras.
El tiempo que Oscara sale de Magdalena para estudiar en Hermosillo, Valentín utiliza su cuarto como si fuera propio y se emociona cuando ella regresa en los puentes y periodos vacacionales.
El hecho de rescatar perros no solo les mejora la calidad de vida a los peludos, sino también tiene beneficios emocionales para las personas, en el caso de Oscara, ve a Valentín como su hijo y le da motivos para levantarse todos los días.
Actualmente en la casa de Ramón Valdivia y Maye Ayala, padres de Oscara, viven 13 perros rescatados que han llegado a su hogar o son abandonados cerca de donde viven. El amor y respeto que la joven magdalense siente por los seres vivos en general, viene de la educación que recibió de sus padres desde pequeña.
“Mi primer rescate lo hice en secundaria, eran nueve perritas recién nacidas que las pusieron en un saco de harina y las tiraron en un rancho, de suerte mi hermano estaba ahí y me las regaló por Año Nuevo, duré ese día dándoles mamila y di en adopción a ocho y me quedé con uno; desde chiquita siempre he sido mucho de rescatar”, concluyó Valdivia y recomienda a las personas a que adopten animales y ayuden a buscarles hogar.