I.- En mayo de 1988 se celebró, en la Casa de la Cultura de Sonora, el Foro Nacional sobre Radio, Televisión y Cine nacionales, ante el Subsecretario de Gobernación, Lic. Javier Wimer, Secretario de Gobierno y Representante personal del Gobernador del Estado Dr. Samuel Ocaña García, Lic. Carlos Gámez Fimbres y director del Instituto Mexicano de Cinematografía, C. Alberto Isaac, autoridades civiles, militares y culturales, ponentes, invitados y observadores. Como Coordinador General de Cultura, se me encomendó dirigir, en la ceremonia de inicio del Foro sobre Cine Nacional, estas palabras:
II.- El cine mexicano y la cultura nacional:
“Nos sentimos honrados en recibirlos y les expresamos que, en Sonora, este Foro, a la mitad ya de su camino, ha agitado conciencias y concitado las más serias, auténticas y diversas manifestaciones de un gran número de interlocutores válidos, que ocupan el espacio libre y democrático que el Gobierno de la República nos abre para redistribuir derechos y deberes, en el infinito campo de la comunicación social.
Entre otras virtudes de este Foro, el señalar un temario fijo ha permitido evitar la construcción artificiosa de bloques cerrados y maniqueístas, como fueron en el pasado reciente; sin perjuicio de una insoslayable, natural y lógica constante en las recomendaciones de los nueve grandes rubros.
La radio y la televisión fueron materia de dignos análisis en los cuales -como lo afirmó el Gobernador en el acto de inauguración- conocimos definiciones, sustancia y mecanismos de acción de dos medios torales de comunicación social que, en lo privado, eran un coto reservado a expertos y negociantes, no sólo de concesiones, sino de delicadísimos intangibles: la cultura, identidad y soberanía nacionales del sistema constitucional mexicano. Dichos medios ya no son fundamentales sólo en los individualistas artículos sexto y séptimo de la Carta Magna, sino en la filosofía, letra y espíritu de las garantías sociales de los artículos tercero y veintisiete, según los cuales, corresponde a la nación el dominio y conservación de la riqueza pública, para lograr el desarrollo armónico y equilibrado del mexicano y del país, y el constante mejoramiento social, económico y cultural de la población rural y urbana; (y es que, la información y comunicación son también una riqueza pública, de carácter social).
Toca hoy al cine, medio llamado, por unos, “mágico artilugio”, ilusión, fantasía y testimonio, que ha generado su particular lenguaje, con rango ya de arte y ciencia de nuestro siglo.
Su historia, de escasos 88 años, es el resultado de casi un siglo de investigaciones sobre la Óptica y la Fotografía, pasando por los principios de la “cámara obscura” y el de la caverna de Platón.
Mientras que para unos la primera exhibición comercial tuvo lugar en Nueva York, en 1894, para otros lo fue en París, a fines del siguiente año, proyectada por sus propios inventores, los hermanos Luis y Augusto Lumiere.
Nuestro país, primero en Hispanoamérica en que se introdujo el cine, vivía entonces la paz ficticia del porfirismo.
Una curiosa circunstancia hace que la cinematografía, en México, esté íntimamente ligada con la Revolución Mexicana: en 1896, el ingeniero Salvador Toscano trajo el descubrimiento de los hermanos Lumiere y, catorce años después, registró los principales momentos de la Revolución iniciada en 1910; material con el que, más tarde, en 1950, su hija Carmen, montó la película Memorias de un mexicano, declarada monumento nacional, y que todo mexicano debiéramos ver y recordar, pues constituye una lección histórica de cómo un Gobierno festejaba fastuosamente, en septiembre de 1910, el primer centenario de su independencia, y dos meses cuatro días después, le estalló, en su maquillado rostro, la primera revolución democrática social de este siglo. Fue pues, la nuestra, la primera revolución filmada en vivo.
Son ustedes quienes conocen más y mejor el desarrollo de nuestro cine, desde la etapa del cine mudo, la del cine sonoro, la llamada edad de oro y las últimas generaciones; pero resulta significativo que, en enciclopedias sobre la materia, en cerca de un siglo, sólo sean dignas de mención ciento treinta películas mexicanas.
Las cotidianas carteleras de cine, de cualquier lugar del país, son una prueba testimonial, irrefutable, de la dudosa calidad de la producción y consumo de este atractivo y popular medio de comunicación. La pesada influencia de un Hollywood, sofisficado y mercantilizante, es un reto que requiere, de nuestra industria mixta, imaginación, talento y una fuerte dosis de nacionalismo universal.
Si la cultura es todo aquello valioso que el hombre aporta en su cotidiana relación en la sociedad, no se concibe un cine pobre, colonizado y dependiente, en un país con tradiciones y valores tan ricos que, sobre todo en sus peores épocas de crisis, ha producido generaciones de patriotas que, también en las bellas artes, han aportado soluciones y mensajes de humanismo.
Que la mejor pantalla de este arte nuevo, sea nuestra propia memoria histórica y conciencia nacional.
“Muchas gracias.”
III.- ¿Qué ha sucedido en el transcurso de estos 35 años?
Javier Planas, de la Universidad Anáhuac México Norte, 2019, nos ilustra:
La importancia de los festivales de cine en México: Son primeramente como una fiesta, del disfrute de una película con un aperitivo y de la compañía de amigos y negocios futuros comienzan a gestarse; estrategia de ocultamiento: justifican de manera adulta la asistencia a un festival ante el resto de las personas. También son un fenómeno cada vez más importante y en algunos casos lo más importante dentro ellos.
Según Trinidad Domínguez Vila, “el actual turista demanda experiencias y sensaciones, siendo necesario una mayor y novedosa oferta”. Emerge con fuerza el turismo vinculado a los festivales; se convierten en el verdadero atractivo y reclamo para el consumidor, y los recursos turísticos del destino, en la perfecta oferta complementaria que da lugar a un producto lúdico-turístico de lo más completo y atrayente.
El turismo cultural ya no se entiende como un fenómeno aislado y minoritario, sino como una oferta más con sus correspondientes productos complementarios y periféricos. El problema deriva de lo que se entiende por cultura.
Estos festivales van dirigidos principalmente a críticos, periodistas, programadores de otros festivales, cinéfilos duros y público en general. Lamentablemente, generalmente viene la gente que tiene un acceso a la cultura, con la posibilidad de conocer, pero ¿qué pasa con la gente que no tiene ese acceso y que va al cine más cercano de su casa y que nunca va a ver cuánta cantidad de películas?
El cine es cultura y como tal debería tratarse, no sólo como un producto de mercado sino como toda una experiencia cultural, artística, importante para el espectador, para el ciudadano mexicano. En el país se venden casi 350 millones de entradas al año, la cuarta taquilla más grande del mundo, pero muy pocos filmes nacionales son parte. Menos de 10% son para ver cintas locales.
Son tan importantes los festivales de cine, herramienta para inculcar esta idea de consumo al cine local y de culturizarnos. Centros de cultura para los espectadores y una forma de desconectarnos del mundo por unos momentos.
Entre los 10 mejores festivales de cine de México: – Festival Internacional de Cine de Guadalajara, el más reconocido en Latinoamérica. – Los Cabos Film Festival: actores, directores, productores y estudiantes de México y Latinoamérica aprovechan la plataforma para vincularse con la industria estadounidense. – Festival de Cine de Morelia, tiende puentes entre la comunidad de Michoacán y los creadores. – Guanajuato International Film Festival, oportunidad a jóvenes cineastas de Latinoamérica de disfrutarlo al aire libre, tomando las calles del bello San Miguel de Allende y de la capital del estado. – Ambulante: visibiliza al talento emergente y llega el Séptimo Arte a los lugares que tradicionalmente no lo tienen. Exhibe documentales y crea un movimiento que abarca el país, desde varios ángulos. – Macabro Festival Internacional de Cine de Horror de la CDMX: se enfoca en el cine oscuro. – Shorts México: festival de cortometrajes. – DocsMx: exhibición de documentales. – FICUNAM: reflexiona en torno al cine contemporáneo y su creación. – Festival Locomoción: reúne lo mejor de la animación y experiencias que conjugan lo visual con lo auditivo.
IV.- Mexicanos que han ganado un Oscar:
Personajes nacidos en México:
Jaime Baksht, Michelle Couttolenc y Carlos Cortés, a Mejor Sonido por la película estadounidense Sound of Metal, de Darius Marder.
Alfonso Cuarón, tres en 2019: Mejor Película en Lengua Extranjera, Mejor Director por segunda ocasión y Mejor Fotografía; primera vez que un director gana este premio por fotografiar su propia película.
Cruz Antonio Contreras Mastache, parte del equipo de animadores en Spider-Man: Un nuevo universo (2018, dir. Peter Ramsey, Robert Persichetti Jr., Rodney Rothman), obtuvo a Mejor Película Animada en 2019. Contreras es el primer guerrerense en obtener un premio de la Academia.
Guillermo del Toro, a Mejor Película y a Mejor Director por La forma del agua, presentada durante la 15° edición del FICM, en 2017. Se llevó cuatro estatuillas, incluidas Mejor Banda Sonora (Alexandre Desplat) y Mejor Diseño de Producción (Paul D. Austerberry, Jeffrey A. Melvin y Shane Vieau).
Alejandro González Iñárritu, cinco a Mejor Película (compartido con John Lesher y James W. Skotchdopole), a Mejor Dirección y a Mejor Guión Original (compartido con Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris, Jr. y Armando Bo) por Birdman or The Unexpected Virtue of Ignorance, película inaugural del 12º FICM, en 2015; a Mejor Dirección por The Revenant en 2016; y un Oscar especial por Carne y arena (virtualmente presente, físicamente invisible) en 2017.
Alfonso Cuarón, dos, a Mejor Director y a Mejor Edición (compartido con Mark Sanger) por Gravity, inaugural del 11º FICM, en 2014.
Anthony Quinn, dos, a Mejor Actor de Reparto, por Viva Zapata! (dir. Elia Kazan) en 1952 y por Lust for Life (dir. Vincente Minnelli) en 1956.
Lupita Nyong’o, Mejor Actriz de Reparto por 12 Years a Slave (dir. Steve McQueen) en 2013.
Emile Kuri, dos a Mejor Diseño de Producción, por The Heiress (dir. William Wyler) en 1949 y por Twenty Thousand Leagues Under the Sea (dir. Richard Fleischer) en 1954.
Eugenio Caballero, Mejor Diseño de Producción por El laberinto del fauno (dir. Guillermo del Toro) en 2006.
Guillermo Navarro, Mejor Fotografía por El laberinto del fauno (dir. Guillermo del Toro) en 2006.
Emmanuel Lubezki, tres a Mejor Fotografía, por Gravity (dir. Alfonso Cuarón) en 2014, por Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia) (dir. Alejandro González Iñárritu) en 2015 y por The Revenant (dir. Alejandro González Iñárritu) en 2016.
Manuel Arango, Mejor Cortometraje Documental y a Mejor Cortometraje por Centinelas del silencio (prod. Manuel Arango; dir. Robert Amram) en 1971. Única ocasión en la que un mismo cortometraje ganó en ambas categorías.
Beatrice De Alba, Mejor Maquillaje por Frida (dir. Julie Taymor) en 2002.
En 1974, Gonzalo Gavira formó parte del equipo ganador del Oscar a Mejor Sonido por “El exorcista” (dir. William Friedkin), sin embargo no está en la lista, la estatuilla otorgado a los ingenieros de sonido, Robert Knudson y Chris Newman.
Por cuestiones prácticas excluimos a cineastas reconocidos por su trabajo en una película mexicana, pero originarios de otro país. Si hubiera resultado ganador, habría sido Gabriel Serra, el director nicaragüense nominado este año al Oscar a Mejor Cortometraje Documental por La Parka, realizado en México y producido por el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). Brigitte Broch, ganadora del Oscar a Mejor Diseño de Producción por Moulin Rouge! (2001), de Baz Luhrmann, también quedó fuera de la lista ya que aunque vive y trabaja en México, nació en Alemania.
El criterio “nacidos en México” es interesante, incluye personajes que usualmente no consideramos parte de la industria cinematográfica nacional; como Lupita Nyong’o, actriz keniana ganadora del Oscar a Mejor Actriz de Reparto en 2013 por 12 Years a Slave, de Steve McQueen, o Emile Kuri el diseñador de producción de origen libanés que trabajó principalmente en grandes producciones de Hollywood.
¡De México para el mundo! Guillermo del Toro se llevó la estatuilla dorada a ‘Mejor Película Animada’ en 2023, por su versión de Pinocho.
A lo largo de la temporada de premios, una de las más galardonadas con reconocimientos como: – Premios Annie 2023: mejor película, mejor dirección, mejor diseño de producción, mejor animación de personajes y mejor banda sonora. – Premio del Sindicato de Productores: mejor cinta de animación. – Bafta 2023: Mejor película animada. – Golden Globes 2023: Mejor película animada. – Critics Choice Award 2023: Mejor película animada; – Hollywood Music in Awards 2022: Mejor canción en una película animada; – Los Angeles Film Critics Association 2022 (LAFCA): Mejor animación; – Chicago Film Critics Association 2022: Mejor película animada.
Narra la clásica historia del niño de madera que no podía mentir sin que le creciera la nariz, pero con un giro más profundo en el significado de la vida. Compitió con: – El Gato con Botas: El Último Deseo. – Marcel with the shoes on. – The Sea Beast. Turning Beast.
Por Héctor Rodríguez Espinoza