Hermosillo, Sonora. 19 de noviembre de 2022.- A los 13 años, Luis Alfonso llegó a un negocio del centro de Hermosillo para pedir trabajo; 32 años después, y gracias a su esfuerzo y perseverancia, es ahora el dueño en “Reparación de Calzado Centro“.
Cuando aún estudiaba la primaria, Luis Alfonso Villa Arcoamarillo visitó este lugar para pedir una oportunidad de empleo y comenzó a trabajar en el área de limpieza o atendiendo a algunos de los clientes, pero poco a poco se interesó también por la reparación del calzado.
Villa Arcoamarillo subrayó que, aunque se podría pensar que actualmente este tipo de negocios están en el olvido, y sobre todo por el auge de tiendas o marcas de zapatos y a la llamada moda rápida, la realidad es que siguen siendo visitados por jóvenes y adultos.
Tan solo durante las fechas cercanas a noviembre y diciembre, Luis Alfonso, puede reparar hasta ¡60 pares de zapatos cada día!
“Lo más esencial es hacer el trabajo lo más limpio y estético que se pueda, lo más rápido, también la atención al cliente y pasar el número del teléfono, estar en un chat, todo eso se va publicando.
Antes había mucho más trabajo porque era manual y artesanal, pero empezaron a llegar muchos zapatos hechizos, es decir chinos, que te los pones y los tienes que tirar, mientras que antes era de otra calidad”.
Sin embargo y a pesar de los cambios que esta profesión ha enfrentado con el paso de los años, “pero aun así sigue habiendo trabajo, tenemos mucho, gracias a Dios”, compartió.
Luis Alfonso ama lo que hace. Disfruta cada zapato que debe arreglar, cada experiencia nueva y cada historia que hay detrás del cliente que llega a pedir ayuda para volver a darle vida a un objeto que, en muchos casos, tiene también un valor emocional y sentimental.
“En el transcurso de todos estos años yo he conocido a mucha gente mayor, zapateros que ya fallecieron, y uno sigue esa profesión, ese trabajo artesanal más bien.
A mí me encanta mi trabajo y lo disfruto día a día, así sean 18 horas las que tenía que trabajar. Me fascina, yo estoy aquí porque me encanta y no por estar obligado, es una satisfacción y estoy casado con mi trabajo”, compartió.
Hay muchas personas con las que Luis Alfonso está agradecido, como Trini Gálvez Corrales y Arnulfo Camarena Tapia, quienes le enseñaron parte de lo que sabe y lo ayudaron a convertirse en el profesional zapatero que hoy es.
El trabajo de un reparador de zapatos no es solo arreglar algo que está mal sino mostrar a los demás que sus artículos pueden revivir, que pueden seguir siendo utilizados a través de los años.