El Concurso del Libro Sonorense (CLS) es uno de los certámenes literarios con más historia del país, es un programa que con sus altas y sus bajas se considera como exitoso porque ha logrado posicionar a los escritores sonorenses a nivel nacional, al mismo tiempo que ha impulsado la edición y publicación de libros en 6 géneros literarios.
Este certamen tiene dos etapas, una que fue de 1944 a 1967 que no destacó por su continuidad, y no premiaba a los seis géneros literarios. Es a partir de la segunda etapa del CLS que esta toma la forma como ahora lo conocemos, un premio anual dividido en seis categorías donde cada una de estas se premia con estímulo económico para la o el escritor ganador, así como con la publicación de la obra. Esta segunda etapa aparece a partir de 1990 en la última parte del gobierno de Rodolfo Félix Valdés y que le da continuidad el de Manlio Fabio Beltrones con Carlos Moncada de director del Instituto Sonorense de Cultura (ISC).
En la primera década de la segunda etapa del CLS, solamente en la edición de 1990 se convocaron los 6 géneros literarios. Durante el sexenio donde Moncada era el titular del ISC y Beatriz Aldaco del área de literatura, el CLS fue poco constante: en 1991 solamente se convocaron tres géneros, en 1992 falto convocar el cuento, en 1993 solamente se lanzó el de cuento y faltaron los otros 5 géneros, en 1994 se limitaron a lanzar convocatorias para dramaturgia, novela y ensayo, en 1995 faltaron los géneros de ensayo y crónica, en 1996 de nuevo no se convocó el genero de cuento, y en el año de Hidalgo de ese sexenio, no hubo CLS.
A partir del sexenio de Armando López Nogales, con Juan Antonio Ruibal Corella como director del ISC, el CLS comenzó a tener más consistencia en su convocatoria y a lograr año con año su objetivo de premiar a seis autores sonorense con un estímulo económico y la publicación de su libro. Con el tiempo el certamen literario evolucionó, el premio a los escritores creció y a partir del sexenio de Padrés, con Poly Coronel en el ISC e Ignacio Mondaca en el área de literatura, iniciaron las coediciones ayudando a que los autores sonorenses llegaran a las cadenas libreras de todo el país, así como a las ferias del libro de toda la república. Sin duda un acierto que abrió la puerta para que las letras sonorenses comenzaran a conquistar lectores fuera de la entidad.
Hago esta retrospectiva del CLS porque revisar el pasado nos permite ver cómo va el rumbo de este concurso literario frente al cambio de administración que se dio el año pasado y la convocatoria de este año que salió la semana pasada. En ella, la actual administración hace cambios sustanciales que están siendo criticados por varios autores sonorense. Principalmente porque parecen ser una reacción al no haber cumplido el año pasado con la publicación de los libros de los ganadores del 2020.
En las anteriores convocatorias del CLS la institución se comprometía a publicar la obra ganadora al año siguiente, antes de la Feria del Libro de Hermosillo, sin embargo, en el 2021 esto no se hizo porque la actual administración no puso atención en los documentos de entrega recepción donde está claro donde dice que ellos debían concluir esa parte de la gestión. No haber cumplido con la convocatoria del CLS del 2020 por no publicar en el 2021 los libros de los ganadores del certamen, trajo un descontento por parte de las y los escritores que hace unos meses alzaron la voz en redes sociales. El ISC llegó al acuerdo de publicar sus libros este año antes de la Feria del Libro, pero en lugar de comprometerse a que esto no sucediera otra vez, prefirieron blindarse este año aumentando el tiempo para cumplir su compromiso de un año a dos.
En la segunda etapa del CLS, la administración menos constante y comprometida con cumplir con los objetivos del certamen fue la de Carlos Moncada con Beatriz Aldaco en la dirección de literatura, más de veinte años después, la administración de Beatriz, parece regresar con las inconsistencias en el certamen literario más importante de Sonora. Y eso que es literata…