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sábado, abril 20, 2024

Crónica de un viaje a La Habana, Cuba, 1992

Héctor Rodríguez Espinoza
Doctor en Derecho, catedrático desde 1969 del Departamento de Derecho de la Universidad de Sonora. Editorialista y autor de 25 libros de Jurisprudencia y Cultura, Ed. Porrúa y Editorial Académica Española. Expresidente del Consejo de Certificación Barra Sonorense de Abogados. Profesionista distinguido 2013 y 2016.

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I. Ojeda a la Cuba de hoy. Desde que en 1959 viví la transición de la educación secundaria y preparatoria y supe de la consumación de la Revolución cubana, como todo joven inquieto de esa época romántica, incubé el deseo de conocer de cerca, sin la mediación de dominantes agencias de noticias, en qué desembocó un movimiento iniciado en México por 82 expedicionarios rebeldes que se redujeron a sólo siete, con sus respectivos rifles, en donde figuraban, con relevancia legendaria -dos ya desaparecidos-, el “Che” Guevara, Camilo Cienfuegos y Fidel Castro.

La Habana me sucitaba interés, también, por ser el primer punto del continente en que dirigió una orquesta sinfónica Emiliana de Zubeldía, en su tránsito a Hermosillo; y porque en la bicentenaria Universidad Nacional había enseñado el jurista Eduardo García Máynez. Motivos acumulados en tres décadas, para conocer La Habana y las otras trece provincias de Cuba, sobraban.

Y fue hasta 1992, por iniciativa de la Escuela de Derecho de la Universidad de Sonora, que tuve oportunidad de asistir a un curso de Derecho Cubano para extranjeros, que organizó la Unión Nacional de Juristas, con visitas a la Facultad de Derecho, a un Bufete Jurídico Colectivo y a un Tribunal Provincial, para palpar el difícil cometido de impartir justicia, en tan heterodoxo sistema jurídico.

El programa de nuestra Delegación, que incluyó a cinco alumnos, se cumplió en forma intensa, dado el tono coloquial del intercambio con respetables miembros de la Unión anfitriona involucrados en los ámbitos educativo y jurisdiccional, que rompen los moldes occidentales en los cuales, nosotros, profesamos el Derecho para regular concreta y coactivamente la conducta de gobernantes y gobernados.

Sería extenso describir todos los datos vertidos en notas de libreta, cotejados -en lo posible- con observaciones de campo y con lecturas obligadas. Es necesario, además, prevenir que una estancia de ocho días en La Habana, no es conocer Cuba, y que las transformaciones más radicales del proceso social residen en el resto de las provincias, descentralización de bienes y servicios que, en sí misma, constituye un logro. Pero es obligado transmitir mis impresiones por el interés que considero tienen en nuestro polifacético entorno:

II. La República de Cuba, archipiélago de apenas 11,250 km2 y diez millones de habitantes, es un país pequeño, pobre en recursos naturales -azúcar, cítricos y níquel-, en afanosa exploración de petróleo, típico del subdesarrollo proveniente de un pasado colonial y neocolonial, como la mayoría de los países del subcontinente. Promulgó su Carta Magna en 1940, tomando sus lineamientos fundamentales de la concepción constitucional mexicana en materia educativa, agraria y laboral, documento progresista, pero letra muerta durante el período prerrevolucionario.

En 1976 promulgó la actual Constitución socialista, refrendada por el 75 % de los ciudadanos, que consagró las conquistas de la Revolución, cuya forma de gobierno, a partir de 1959, creó el Consejo de Ministros, con 31 miembros, máximo órgano de la Administración.

Como lo anunció Fidel Castro en la Primera Cumbre Iberoamericana de Guadalajara, el pasado 12 de julio se reformó la Constitución, de vigencia temporal por la necesidad de un nuevo texto, lo que según el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Juan Escalona, “será realizable y necesario una vez que hayamos dejado atrás el período especial” (eufemismo con el que califican los últimos años más severos en sus macro y micro economías, con drástico racionamiento de bienes y servicios). Se aprobaron los artículos que eliminan el carácter de “ateo” del Estado, ahora “laico” y sancionan la discriminación por motivos religiosos. Se eliminó el carácter “irreversible” de la propiedad estatal y se acepta la empresa mixta con capital extranjero.

Se introdujo el voto directo y secreto para elegir diputados a la Asamblea. Aumentó las atribuciones que tendrá Fidel Castro como Presidente del Consejo del Estado y Jefe de Gobierno, pues ahora también podrá determinar la organización general de todas las instituciones armadas, presidir el Consejo de Defensa Nacional y declarar el estado de emergencia, para que los Consejos de defensa, en sus diferentes niveles, entren en acción ante la inminencia de una agresión, desastre natural, catástrofe u otras que, por su naturaleza, afectan la seguridad o estabilidad del Estado. En el orden electoral permanece intacta la forma de acceder –por voto de los diputados de la Asamblea, y no por el voto directo de los electores- a las estructuras superiores del Poder popular y de gobierno. También se mantiene la forma en que son designados los miembros del Consejo de Ministros: a propuesta del presidente del Consejo del Estado, con el aval de la Asamblea Nacional. Aprobadas las reformas constitucionales, Castro anunció la reforma electoral, para ser discutida y aprobada en octubre, y el proceso electoral para fin de año, con voto directo y secreto para que los ciudadanos elijan a los diputados de la Asamblea Nacional, único cambio en la materia.

Según el Castro dixit: “… Ratifico la convicción que todos ustedes tienen de que nuestro sistema es el más democrático del mundo, y ahora lo vamos a someter a nuevas pruebas. Vamos a demostrar cómo se puede hacer revolución con principios democráticos; lo vamos a hacer en las condiciones más difíciles. Podemos sentirnos orgullosos de lo que hemos hecho, de la firmeza que hemos mantenido, de no haber hecho la menor concesión en los momentos difíciles cuando nos hemos quedado prácticamente solos en el mundo defendiendo el socialismo.”

Según el Bush padre dixit: “Seré el primer presidente de los Estados Unidos que visite una Cuba libre y democrática.” La apuesta está hecha.

III. En el régimen de propiedad “de los medios fundamentales de producción”, prevalece la propiedad estatal, coexistiendo con la propiedad cooperativa en la agricultura y con la propiedad privada en laboratorios, importaciones y comunicaciones internacionales. La tesis filosófica es que el móvil del sistema deja de ser la explotación del hombre por el hombre.

En materia penal, se rigen por el código de 1978, con énfasis en el Derecho preventivo respecto del represivo. No hay página roja en los medios, por considerarlas una apología de la delincuencia, afiliándose a las nuevas tendencias de suprimir figuras delictivas y las penas privativas de libertad, contemplando la multa, como la sanción del futuro.

En el Derecho Civil, en 1975 se promulgó el Código de Familia, en el cual se subvierte la concepción tradicional, desterrando la accidental propensión a la capitalización de la institución. Plantea un concepto de matrimonio concubinario; les da a los hijos fuera de matrimonio el derecho igual para heredar. Consideran que si a alguien liberó la Revolución, fue a las mujeres, pues alcanzan un 35 % de la fuerza laboral, aceptando, sin embrago, que ello ha generado una maternidad y soltería conscientes, una preocupante tasa de divorcios y que el 63 % de los hijos registrados son de uniones libres, por lo que realizaron, en noviembre de 1993, el Primer Encuentro Internacional sobre Protección Jurídica de la Familia y el Menor. Sea lo que fuere, no existe tráfico de órganos, maltrato ni mercado de niños y la respetable figura del médico familiar y los Círculos Infantiles para atención privilegiada a niños de madres trabajadoras, han cobrado reconocimiento de los países desarrollados. Subsiste la discriminación racial, pero como la mayoría de los problemas sociales, los califican como rezagos de la antigua concepción capitalista del Estado y de la sociedad. Aun cuando observé un generalizado tabaquismo -explicable en el país donde se descubrió el tabaco-, no hay drogadicción endovenosa.

En el Derecho Laboral existen leyes del trabajo, de la Seguridad Social, de maternidad, de protección a hijos y de Procedimientos. Existe libre elección del empleo, una alta estabilidad laboral y la jornada consta de 44 horas a la semana, con treinta días anuales de vacaciones pagadas. Se cuenta con una Central de Trabajadores de Cuba y 16 sindicatos nacionales. En cuanto a la inexistencia de huelgas, consideran que en un sistema como el suyo, “donde la propiedad es de todo el pueblo, de todos los trabajadores, carece de sentido la cuestión”. Por decreto de abril del presente año y con base en una experiencia sobre la aplicación de la disciplina laboral en la Provincia de Santa Clara, exitosa por la simplificación de trámites procesales, se dispuso el funcionamiento de Órganos de Justicia Laboral de Base en los centros de trabajo y Tribunales populares, integrados los primeros por trabajadores elegidos en asamblea, uno de los cuales es presidente y por un miembro que designa la administración y el otro el sindicato.

En el campo penitenciario se les otorgan a los internos los beneficios de las normas mínimas de las Naciones Unidas, a través del régimen educativo progresivo técnico, sobresaliendo el derecho del trabajo remunerado, como si fueran trabajadores libres.

IV. Un afortunado paréntesis para entrevistar al embajador Lic. Mario Moya Palencia, político relevante, ex representante ante la ONU y autor de textos históricos-literarios. Recibimos una maciza exposición del proceso histórico de Cuba, plena información, análisis y comparaciones con otras realidades nacionales, lo que –en voz de un experto en política interior y exterior- convencen de su credibilidad, confirmando unas cosas, explicando y rectificando otras. Interesante el retrato hablado de Fidel Castro, con quien -dijo- conversa con frecuencia. Estimula la posición solidaria, fraterna, humanitaria y hasta estratégica, en lo geopolítico, de nuestro gobierno. Una dosis de ánimo moral y patriotismo impregnó el ambiente de la despedida.

Los juristas cubanos están abiertos a experiencias de otros países. Me solicitaron una conferencia sobre el Derecho mexicano, en particular las bases constitucionales y eficacia real de tres fundamentales instituciones: el Juicio del Amparo, el Ombudsman (Comisiones de los Derechos Humanos) y los Tribunales Electorales. Mostraron atención, hicieron preguntas y demostraron un respeto por nuestro Derecho positivo como vía, a partir de nuestra economía mixta, para atemperar las desigualdades sociales entre los factores de la producción, y lograr un consenso mínimo entre gobierno y sociedad civil para acrecentar las libertades y alcanzar la justicia social.

V. Al lado de lo académico, exploramos aspectos de las condiciones de la nación, localizadas en La Habana -donde permanecimos casi todo el tiempo- y ojeadas a las Provincias de Cienfuegos y Santiago, camino a Varadero.

El clima de verano es caluroso y húmedo, incómodo y bochornoso para personas de piel y humor sensibles. Se combate con bebidas de fruta natural, la tropicola, la cerveza y las preparadas con el famoso ron cubano: cuba libre y el típico “mojito”.

Los hoteles para los visitantes son cómodos y limpios. Los paquetes turísticos incluyen el transporte aéreo, hospedaje y dos comidas diarias, abundantes y deliciosas. Respecto de los lugares exclusivos para turistas, la discriminación que padecen los cubanos al prohibírseles su admisión, excepto acompañados de turistas, dio lugar a que en los debates de la reciente Asamblea Nacional, la diputada Dulce María Torres pidiera explicaciones al incumplimiento del Artículo 43 -igualdad que deben tener cubanos y extranjeros para entrar a los mismos hoteles, playas y restaurantes-. Fidel Castro defendió, por casi una hora, la necesidad de exportar el turismo para el ingreso de divisas, la imposibilidad de controlar, debido a la insuficiencia de espacio “turístico”, el acceso de los cubanos. Lamentó que por ese motivo-se desate en el extranjero una campaña en contra acusando al gobierno de discriminación y negó que Cuba vaya a hacer concesiones: “Si un día van a destruir la Revolución, que la destruyan junto a nosotros; pero no va desaparecer en virtud de concesiones, claudicaciones o cobardía nuestra”, expresó.

El malecón recuerda al de Mazatlán, a lo largo del cual se erigen esculturas de calidad, como en muchas avenidas del centro de La Habana, y remata con antiguas fortalezas medievales, que recuerdan el carácter de primera entrada por mar al continente, la piratería, comercio y la necesidad de resguardar la integridad costera. En 1607, al recibir los títulos de “Llave del Nuevo Mundo”, La Habana fue declarada Capital de la Isla. La Habana Vieja, zona que por su valor histórico y arquitectónico es considerada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, con sus tres mil edificios (novecientos de ello únicos), produce una mezcla de admiración y lástima, pues contrasta la original y majestuosa concepción de sus diseños, con el deplorable estado de conservación, por la falta de recursos, restauración y mantenimiento. La habitan 85,000 personas (no debería tener más de cincuenta mil), cuyas condiciones habitacionales y rostros tristes hacen juego, en una curiosa simbiosis sociológica. El historiador de la ciudad, Eusebio Leal, sin embargo, puntualiza: “No se concibe una salvación del patrimonio del tercer mundo como una obra preciosista. Esto no es la devolución de la ciudad antigua a las clases que una vez la dejaron y que ahora la quieren convertir en una zona romántica que desearía que se llenara de estudios e intelectuales. La reestructuración de La Habana Vieja es, fundamentalmente, para que la gente humilde siga viviendo en ella. Esto no es un lugar para que lo vean los turistas, es para que lo viva su gente, que además le han dado vida.”

La escasez de energéticos ha obligado a reducir el uso de maquinaria agrícola, al punto de que vi por televisión una escena -ojalá aislada- del uso del arado egipcio con bueyes. Pocos automóviles particulares, incluso colectivos. Esto lo combaten con la saludable bicicleta, de uso cada vez más general.

Lugares obligados son el Tropicana, centro nocturno al aire libre con un espectáculo dancístico considerado como de lo mejor del mundo, con la voluptuosidad de lo afroantillano, en una sucesión de cuadros coreográficos bañados por luces. El corazón de La Habana Vieja, con su museo de Capitanes Generales, y la Sala especial de la Revolución de 1959, con periódicos de la época y, en un “destacado rincón” al lado de envases de Coca-Cola, los pedazos de águila imperial norteamericana que remataba un altísimo e importante monumento erigido en gratitud al gobierno de ese país por su intervención en la guerra contra España, para imponer su propio gobierno. Esta irreverencia es común en murales y en monumentos, en carteles con las consignas revolucionarias más conocidas: “Socialismo o muerte”, “Patria o muerte, venceremos”, y la situada frente a lo que fue Embajada de EE.UU. -hoy su oficina de intereses-: “Señores imperialistas: no les tenemos miedo.”

Un remanso en el típico restaurante La Bodeguita de en medio, incómodo pero pletórico de sabor y remembranzas de comensales célebres y anónimos turistas. En playas, las de Varadero es de primera categoría, con agua tibia color turquesa y arena blanquísima, alfombra natural para los delicados pies y cuerpos de turistas europeas con des inhibidos monokinis.

Quedan pendientes para futura ocasión las visitas a la Casa de las Américas, los Círculos Infantiles, Casas de la Cultura, galerías, teatros, Academia de Artes y Técnica y otros recintos representativos de su cultura.

I. En fin, concluidos los intensos ocho días entre sesiones educativas y escapadas turísticas, llegó el momento de regresar a nuestra realidad mexicana sonorense. Tiempo de digerir los impactos, una vez satisfecha en parte la curiosidad y obligación de conocer un poco la realidad del único sistema socialista de nuestro Hemisferio (no olvidar que el socialismo aún funciona en China y Corea del Norte, con una población de un poco más de 1,250 millones de personas, superior a una quinta parte de la humanidad); la convivencia cotidiana entre el régimen de Castro y una sociedad en que todos disfrutan de una revolución convertidos en los mínimos de bienestar social -derecho gratuito a la vida, salud, educación, cultura, justicia, empleo, vivienda y deporte-, lo que ya quisieran los millones de pobres y miserables que sobreviven en los países latinoamericanos; pero que, ciertamente resultan ser muy poca cosa para los otros tantos millones de corazones de piedra, de clases media alta, alta e hiper alta que, quizá a costa de ellos, disfrutamos -mucho más que esos satisfactores vitales, traducidos en bienes y servicios -mucho de ellos superfluos- en un abigarrado catálogo propio de las sociedades de consumo y desperdicio.

Las grandes dudas siguen siendo, una la planteada por el presidente español Felipe González durante la Segunda Cumbre Iberoamericana en Madrid, en el sentido de que no existe unanimidad entre los presidentes respecto a la posición norteamericana, ya que la mayoría considera “que no todos los males de Cuba son a consecuencia del bloqueo”; y otra, la viabilidad del sistema cubano, en la presente ola conservadora que envuelve al mundo.

Queda la impresión de que el gobierno y el pueblo cubano deberán ser capaces de remontar esta otra Sierra Maestra –la maestra de la crisis-, consolidando sus indudables logros en instituciones, tal y como lo hizo en nuestro país Plutarco Elías Calles, rebasados los tiempos del caudillo. El hallazgo de petróleo es incierto, pero posible. Después de 33 años de un cristiano sacrificio colectivo, qué más quisiéramos que una resurrección.

El resto de Iberoamérica y del mundo, pero principalmente los EE.UU., si de verdad deseamos la paz, deberemos adoptar la posición de Benito Juárez y respetar al gobierno y pueblo cubano su derecho a optar por la vía que, hasta ahora, han escogido para alcanzar los dos ideales de todo sistema: libertad y justicia social. Su opción socialista tiene, es obvio, su propia lógica y escala de valores. No mejor ni peor que la nuestra, sólo diferente.

Publicado los días 20 y 27 de septiembre de 1992, en El Imparcial.

Héctor Rodríguez Espinoza.

Aviso

La opinión del autor(a) en esta columna no representa la postura, ideología, pensamiento ni valores de Proyecto Puente. Nuestros colaboradores son libres de escribir lo que deseen y está abierto el derecho de réplica a cualquier aclaración.

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