Columna Y sin embargo
La amenaza de la sequía se cierne sobre Sonora. De acuerdo a los registros del monitor de sequías que inician en 2003, el centro de Sonora no tuvo ninguna sequía extrema (llamada D3 de color rojo) sino hasta el verano de 2018 cuando se registró por primera vez. El 2019 hubo un respiro de año húmedo y en 2020 y 2021 reportaron nuevamente niveles de sequía extrema D3. Este año todo pinta para que nuevamente tengamos sequía extrema.
Esta sequía tarda en sentirse en las ciudades y en la agricultura porque está mediada por el almacenamiento de las presas y de los acuíferos. Sin embargo, después de cuatro años de pocos depósitos de agua y de muchos retiros la situación de las presas y de los acuíferos es crítica y alarmante. El sistema de presas del río Yaqui reporta este año 22% de almacenamiento frente a 36% que tenía el año pasado en esta misma fecha. Los acuíferos que surten de agua a Hermosillo están severamente sobre-explotados y no sería extraño que un día de éstos los pozos se comiencen a secar. Más vale prevenir y prepararse para los peor.
La política nacional de sequías
Tengo la impresión, ojalá esté equivocado, que la política nacional en materia de gestión hídrica está como pasmada o desorientada. Si el Presidente no habla del tema, no se hace nada. Como el presidente tiene su cabeza puesta en sus obras del Sureste y allá no existe la sequía, no ha dictado líneas de acción en esta materia ni sobre agua en general. La Conagua vio su presupuesto severamente reducido durante 2019, 2020 y 2021. Este año 2022 apenas se le aprobó un ligero incremento.
Existe una Política Nacional sobre Sequía aprobada al final del sexenio de Peña Nieto, que no estoy seguro de que este gobierno la esté poniendo en práctica. Ésta habla de alertas tempranas, prevención de impactos, identificación de vulnerabilidades, y acciones de mitigación. Todo esto debe de hacerse de manera descentralizada con la participación social (de los inoperantes consejos de cuenca). De modo que ¿Y ahora, quién podrá defendernos contra la sequía? ¿El gobierno del Estado?
Política estatal contra la sequía
Me parece y propongo que el Gobierno del Estado tome cartas y actúe de manera proactiva en este asunto. Lamentablemente el gobierno estatal tiene pocas facultades sobre este asunto y todo lo concentra el gobierno federal.
Una propuesta amplia es que presente iniciativas de reformas para descentralizar y federalizar la políticas hídricas. Está claro que en cuestiones como la sequía y la seguridad hídrica las políticas no pueden decidirse y manejarse desde la CDMX; tienen que ser descentralizadas.
El gobernador ya habló de un convenio con la Conagua y de un plan hídrico para 30 años. Lamentablemente, lo que plantea no tiene nada de integral y solo atiende una pequeña porción del problema. Aunque habla de garantizar el agua para consumo humano, agropecuario e industrial, atiende solo las necesidades del valle del Mayo y de Nacozari. Posteriormente, el gobernador habló también de apoyos a los ganaderos. Además anunció el inicio de operaciones de una planta desaladora para Guaymas y Empalme que seguramente aliviará, a alto costo, los problemas de agua que tienen esas poblaciones.
Faltan de atender los graves problemas que seguramente enfrentarán la agricultura y las ciudades.
La agricultura se verá seriamente afectada por la sequía, pero con cambio de cultivos y apoyos e inversiones pudiera modificar sus sistemas de riego y reducir drásticamente sus consumos de agua; de paso puede ayudar a resolver el problema de las ciudades.
Por otra parte, los organismos municipales de agua están todos quebrados y sin posibilidades de invertir nada; son el eslabón más débil de la cadena. Hace falta que reduzcan sus pérdidas, midan y cobren mejor el agua. Pero también se requieren reformas legales para que los servicios se presten en concurso del gobierno estatal y ambos ámbitos de gobierno enfrenten juntos al monstruo de la sequía. Que el gobierno del Estado sea también parte de la solución.
Nicolás Pineda