Para dimensionar razonablemente la escala de la debacle que viene es necesario reconocer en las instituciones y ex-servidores públicos señalados como responsables por el GIEI en el caso de los 43 de Ayotzinapa, como las verdaderas víctimas del supuesto “revés” propinado al Fiscal Alejandro Gertz Manero por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Estas víctimas de las que hablo son señaladas por nombre y apellido en el caso Ayotzinapa porque estuvieron involucradas, pero el subconjunto abarca a cualquier ciudadano de carácter burgués, oportunista, arribista y advenedizo que conozca; el arquetipo “ciudadano” del Antiguo Régimen.
Note el hecho significativo de que información relacionada con los casos mencionados fue hecha pública el mismo día y con escaso lapso de tiempo entre la publicación de una y otra, y relacione este hecho con el enfoque bajo el que fueron analizados; referir la comisión de delitos relacionados con el ejercicio del servicio público, en el que el uso era la omisión y negligencia la costumbre.
En lo que atañe a los ministros, en un primer momento cinco de ellos rechazaron entrar al fondo del asunto Gertz-Cuevas, connotando su modelo ideal de solución de controversias que no permite ni fomenta el debate y la discusión, y le basta con el cumplimiento formal de las normas jurídicas. Llamaré a este el modelo democrático Eichmann, en referencia a la justificación que este alto funcionario de la burocracia nazi utilizaba para cumplir instrucciones sin importar las consecuencias.
Los ministros restantes, pero especialmente Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, al que sus pares manifestaron unánimemente su reconocimiento y externaron felicitaciones por el cumplimiento expedito de su responsabilidad, algo que el mismo Presidente suscribió, demostraron estar dispuestos a ser partícipes del cambio cultural. La atracción del caso dio pie a un ejercicio crítico valioso y ejemplar, pues al haber manifestado cada uno de ellos sus consideraciones, y pese a eso lograr unanimidad en la resolución, significa que los detalles sí importan y el cumplimiento de formalidades nunca es suficiente.
Por lo que hace al resto de los involucrados, el principal ganador es el Estado y el Gobierno; el Estado porque la reivindicación que se exigía se satisfizo exitosamente reflejando el imperio de la ley y porque además quedó a la vista un problema burocrático de efectos nocivos para la vida e interés público, que vamos a tener que resolver empezando por los casos importantes de los que aún el Fiscal no ha reportado.
Es esta la parte más interesante. Derivado de la observación y escucha de las entrevistas concedidas hace tiempo por Alejandro Gertz a Carmen Aristegui y Adela Micha, al que me da la impresión que desaprueban por envidia, me queda claro que el Fiscal cumplirá los compromisos adquiridos con el Presidente.
Al ser los beneficiarios de las prácticas del Antiguo Régimen quienes, incapaces de quedarse quietos, montaron una campaña publicitaria de mal gusto para exhibirse como víctimas indefensas e históricamente oprimidas, le regalaron al Presidente y al Fiscal ese empujoncito que hacía falta para echar a caminar el andamiaje judicial, sin incurrir en la poco aconsejable acción política de aplicarle a los “amigos laborales” la ley a secas.
Son los adversarios, o las amistades y conocidos de los adversarios de Obrador, los que perderán más porque su estrategia acota la posibilidad de articular un discurso medianamente llamativo para el elector y que al mismo tiempo sea congruente. No es defendiendo los casos de Lozoya, Anaya, Ayotzinapa, o entorpeciendo la consulta popular y las pretensiones de contar con una justicia pronta y expedita, como la oposición ganará espacios, sino, en todo caso, entregando a sus antiguos cómplices políticos.
De momento, y hasta en tanto no se resuelva el caso de los despachos cercanos al antiguo Consejero Jurídico, aplica por analogía la frase de que el que se mueve no sale en la foto, solo que en sentido contrario; el que se mueva corre el riesgo de salir en la oprobiosa foto de los restos más decadentes del proyecto salinista.
Una conocida frase de Franz Kafka que podemos encontrar en sus Cuadernos en Octavo, que aconseja que en la lucha entre el mundo y uno, uno debe elegir brindar su apoyo al mundo. Si algo tiene de científico la política, mi apuesta es a que una Opinión Pública informada y nutrida, resulta suficiente para que cualquier individuo que profese el modelo democrático Eichmann, opte por apoyar al mundo una vez que sus valores y convicciones sean cuestionadas por el respetable; empero, siempre y cuando esté bien informado y nutrido.
Desde luego, en el interregno todo puede salir mal, especialmente si no existe planeación. Puede imponerse la fuerza de la costumbre, las inercias históricas, el hombre-masa, la decepción y el desaliento, la defección, el desánimo, la traición y deslealtad, la falta de experiencia, la inmadurez, los resentimientos, el miedo, la ignorancia, el conservadurismo, la ortodoxia; en fin, los típicos componentes culturales de un mundo político antiguo que se niega a desaparecer, aunque inviable y en notorio estado de putrefacción.
A diferencia de los progresistas del momento, los progresistas del pasado nunca han fingido que no entendían que todo progreso de la democracia -escribe Sartori en Homo videns- dependía de un demos ‘participativo’ interesado e informado sobre política. Cuánta semejanza hay entre los “progresistas del momento” que buscan inhibir la participación en la consulta de revocación, y los del pasado, que afortunadamente no cejan en su empeño.