Columna ¿Qué sigue?
Resulta curioso, y para tomar costumbre en hacer referencia a las producciones de la industria del entretenimiento, enterarse de los números de audiencia de la serie que actualmente proyecta Netflix, “Café con aroma de mujer”. Pareciera imposible que en plena tercera década del siglo 21, la clásica historia de la campesina y el hacendado vuelve a reventar taquilla. Después del rotundo éxito de las sangrientas y bastante gráficas historias de narcotraficantes y desgarradoras biografías de artistas, el romance de “la gaviota”, producción originalmente colombiana de los 90s, se ha posicionado en los primeros lugares de “rating” en 19 países, incluyendo algunos de América Latina y también España.
Pero aterrizando en nuestro tema, el “aroma de mujer” está filtrado fuerte en las mesas de café del ambiente político. Por lo menos en México la “comenta” de la política incluye el seguimiento de la carrera política de muchas mujeres. Algunas ya han sido gobernadoras, senadoras muy polémicas, presidentas de partidos políticos, diputadas o alcaldesas a lo largo y ancho de país. En los primeros años, era difícil la convivencia entre ambos géneros compartiendo en la responsabilidad de ser la autoridad; sin embargo, las mujeres alcanzaron cada vez más cargos en el poder judicial, en las procuradurías, en el ejercito y hay que dejarlo claro, también ocuparon espacios en los señalamientos públicos y en la cárcel. Y es que el “sabor del poder” tiene su precio, así como el de un buen café, que sin duda puede quitar muchas horas de sueño.
Revisando la línea del tiempo, con respecto de la más alta esfera política del país, estamos a cuarenta años de que la activista de izquierda Rosario Ibarra de Piedra fuera postulada para la presidencia por allá en los tiempos de Miguel de la Madrid, compitiendo otra vez para ese cargo, en el año 1988 donde resultó presidente Carlos Salinas de Gortari. Para la siguiente elección de 1994, la de Colosio, también participó la sonorense Cecilia Soto González por el Partido del Trabajo y Marcela Lombardo Otero, candidata a la presidencia por el Partido Popular Socialista. Los resultados a favor de las mujeres en ese entonces no tuvieron gran significado numérico, pero sin duda abrieron brecha.
Después de cambio de siglo, el 2006 la sonorense Patricia Mercado fue abanderada por el Partido Social Demócrata obteniendo el 2.78 por ciento de los votos, contienda donde el ganador fue el panista Felipe Calderón. Después en el 2012, el Partido Acción Nacional postuló a Josefina Vázquez Mota, obteniendo el 26.1 por ciento de los votos en una de las elecciones más derrotistas de la historia de su partido, entonces en el poder.
En el periodo electoral del 2018, solo se distinguió Margarita Zavala esposa del expresidente, quien no alcanzó a ser postulada por su partido, sin embargo, sí participó en el proceso interno del PAN, en un ejercicio nacional de todos los militantes, optando como perdedora de esa contienda interna, registrarse con una candidatura ciudadana la cual abandonó, pero aun así apareció su nombre en las boletas electorales.
A casi veinticuatro meses de iniciar el proceso, el partido en el poder, que también gobierna 17 estados del país y mantiene mayoría de las dos cámaras, experimenta la aspiración inminente, en la carrera por la presidencia de la república, de la actual gobernante del la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, quien aparece como número uno de preferencias dentro de su partido para ocupar el cargo.
En la primera antesala y por lo pronto, este 2022 se renovarán los gobiernos de seis estados: dos son del PRI, Oaxaca e Hidalgo; dos son del PAN, Tamaulipas y Aguascalientes; y los dos restantes los gobiernan mandatarios emanados de la alianza PAN-PRD, Durango y Quintana Roo. Por lo pronto este año, la tendencia de la decisión de las cúpulas en MORENA es de 50 % a favor de mujeres a las gubernaturas. Está inclinación sin duda dibuja hacia donde apunta la brújula.
La siguiente parada antes de los comicios presidenciales será el 2023, que se llevarán a cabo en Coahuila y Estado de México, entidades que votarán para designar un nuevo gobernador. Ambos estados son gobernados por el PRI y sus resultados representarán la definición de la lucha por el poder entre “el partido del presidente” y la llamada oposición y sus distintas alianzas. En todos y cada uno de los procesos antes de 2024 aparecen muy cerca de la plataforma ganadora mujeres de los distintos partidos, con una creciente posibilidad de triunfo. Todas ellas, incluyendo la jefa del antiguo distrito federal, deben estar conscientes que la era de las complacencias a los cuadros femeninos hace buen rato que terminó.
Los ciudadanos mexicanos tenemos razones para saber que la historia de “la gaviota”, no es más que un clásico, muy lejano a la realidad, menos dentro del ejercicio del poder. Todas y cada una de las participantes serán objeto de observancia y denuncia pública. Dentro de dos años, de darse la definición de Claudia Sheinbaum como candidata de MORENA a la presidencia de México, quedará como uno de los ejercicios más importantes de participación de la mujer en política, si no es que “el más importante”. El presidente de México tiene algunos hijos aspirantes a sucederlo y solo una hija, seguramente su decisión tendrá mucho que ver con lo que sigue.
Por Sara Thomson