Dr. Luis Alan Navarro Navarro
“Ingeniero, hay que ir pensando cuándo y en qué condiciones vamos a negar un trámite por razones ambientales” me comentaba un colega cuando trabajé en SEMARNAT Delegación Federal Sonora ya hace más de quince años.
Esto es algo parecido al cuento publicado en el siglo 19 llamado: “El traje nuevo del emperador”, donde nadie se atrevía a señalar que andaba bichi (https://bit.ly/3aB1Wts) el emperador.
Suena sin duda ilógico pensar que una dependencia creada para proteger al medio ambiente y asegurarnos el derecho humano a un medio ambiente sano (artículo cuarto párrafo quinto Constitucional), tuviera estas dudas. También mis apreciables lectores pudieran pensar, algo que sería válido, que el suscrito y mi colega anónimo éramos una diada de burócratas carentes de ética profesional. Tampoco digo que siga siendo de esta forma el manejo en esta, u otras dependencias encargadas de la gestión ambiental en México; cualquier parecido con la realidad actual, es mera coincidencia.
Expando las razones que nos llevaron a dicha reflexión. Para ello cito específicamente el trámite conocido como “cambio uso de suelo en terreno forestal (CUSTF)” (Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable) uno de los más importantes en términos de impacto ambiental; remover la vegetación y cambiar la topografía de un sitio, ocasiona un daño irreparable a la naturaleza.
Para empezar, “¿qué tanto es tantito?” Cada proyecto (“promovente” en el argot de gestión ambiental) pedía su pequeña excepción, siempre justificada por expedientes que podrían mejor haber sido recibidos por kilogramo de hojas presentadas, algunos gestores recuerdo, tenían sus “diablitos” para acarrear expedientes. Aclaro, la “chanza” no eran “moches”, “mordidas”, “influyentismos” o cosas por el estilo; más bien, una superposición en valor social, que ponía por encima el desarrollo económico sobre la conservación ambiental; sutilezas, subterfugios e interpretaciones de las leyes y reglamentos. Siempre, con un ofrecimiento de acciones compensatorias y de mitigación (la palabras mágicas) por el (“posible”) daño ambiental ocasionado.
Y así la excepción era más bien la regla; todo dentro de una gestión impecable que atendía siempre las leyes, reglamentos, normas y lineamientos. Es decir, se requisita el trámite de Ley, se esperan los tiempos, se paga la compensación en el Fondo Forestal Mexicano y adelante, que empiece a trabajar el D6 (tractor bulldozer). El ambiente no era (¿es?) una restricción efectiva; si la falta de un documento, un papel, una copia o un sello.
Por ejemplo, proyecto acuícola requiere construir canal de llamada y un dren para lo que debe de pasar sobre un manglar; un proyecto minero que se encuentra dentro de un área natural protegida, un derecho de vía, etcétera.
Para saber cómo la naturaleza se atraviesa en nuestros proyectos, imaginemos un ejemplo más de barrio, quieres ampliar su garaje para meter dos carros y hacer terraza arriba, pero hay un árbol afuera, más aún, está enlistado en una NOM 059-SEMARNAT-2010 con la categoría de sujeta a protección especial ¿qué haces? Bueno la persona de la foto de abajo lo resolvió fácil. La otra, solicito permiso y ofrezco tratar de rescatar el ejemplar o sembrar y cuidar “x” número de árboles como medida “compensatoria”.
Esta reflexión la hago derivado de los últimos acontecimientos en los que colectivos ambientalistas han estado en lucha social defendiendo zonas declaradas como Área Natural Protegida Municipal el caso específico del “Cerro Johnson”; así como las laderas de cerros que rodean a la ciudad de Hermosillo, consideradas muchas de éstas como zonas de conservación no sujetas a ser urbanizadas.
Hay una relación causal en la tramitología del CUSTF (federal), y es que primero se requiere el Cambio Uso de Suelo de parte del municipio, para hacer factible el proyecto de desarrollo urbano, luego sería posible solicitar y obtener el CUSTF. Finalmente, es hora de que como sociedad, hagamos que el medio ambiente sea una restricción efectiva.
*El autor es profesor-investigador en El Colegio de Sonora. Especialista en áreas verdes. Miembro de la Mesa de Medio Ambiente y de la Mesa de Agua de HCV.