El Fondo Monetario Internacional (FMI) aprobó este lunes una asignación general de derechos especiales de giro (DEG) equivalente a 650 mil millones de dólares, para ayudar a los países a aminorar la crisis económica provocada por la pandemia de la Covid-19.
“Esta es una decisión histórica: la mayor asignación de DEG en la historia del FMI y una inyección de ánimo para la economía mundial en medio de una crisis sin precedentes”, destacó la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva.
“La asignación de DEG beneficiará a todos los países miembros, abordará la necesidad de reservas a escala mundial y a largo plazo, generará confianza y promoverá la resiliencia y estabilidad de la economía mundial. En particular, ayudará a los países miembros más vulnerables que están luchando contra los estragos de la crisis provocada por la Covid-19″, agregó, de acuerdo con un comunicado de la FMI.
La asignación general de DEG entrará en vigor el 23 de agosto de 2021. Los nuevos DEG serán acreditados a los países miembros del FMI en proporción con sus actuales cuotas en la institución.
Aproximadamente 275 mil millones de dólares de la nueva asignación se destinará a países de mercados emergentes y en desarrollo, incluidos países de bajo ingreso.
“Asimismo, seguiremos trabajando activamente con los países a fin de identificar opciones viables que permitan canalizar voluntariamente DEG de los países miembros más ricos a los más pobres y vulnerables, para apoyar su recuperación de la pandemia y para que logren un crecimiento resiliente y sostenible”, añadió Georgieva.
Una de las principales opciones es que los países miembros que tienen posiciones externas sólidas distribuyan voluntariamente una parte de sus DEG para ampliar los préstamos a los países de bajo ingreso que pueden acceder a través del Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza (FFCLP) del FMI.
El apoyo concesionario a través del FFCLP en la actualidad es libre de intereses. El FMI también está estudiando otras opciones para ayudar a los países miembros más pobres y vulnerables en sus esfuerzos de recuperación. Podría considerarse un nuevo Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad para facilitar un crecimiento más resiliente y sostenible a mediano plazo.