“La seguridad no es cara, es inestimable” (Jerry Smith).
Una de las maravillas en el comercio y los servicios es cuando funcionan mediante una llamada telefónica, chat, correo o vía solicitud en la página empresarial indicada por la necesidad a satisfacer.
Usted selecciona un producto o servicio, señala el medio de pago correspondiente y en el período fijado ve cumplida su solicitud, sin siquiera salir de casa y arriesgarse al contagio de temporada.
La pandemia ha despertado la creatividad y subrayado el sentido de oportunidad de algunas empresas al adaptarse a las nuevas condiciones sanitarias y seguir operando con éxito, de suerte que la idea de ir de compras ahora se matiza y amplía gracias al servicio a domicilio.
El problema surge cuando el repartidor es negligente, flojo y atenido a la dificultad de formular una queja rápida y oportuna. Pongo por caso cuando usted selecciona y paga un servicio a domicilio, espera la llegada y recibe una llamada del repartidor que no encuentra el domicilio o está en otro lugar.
Usted da detalles de la ubicación y aparentemente todo quedó claro, pero el repartidor lo vuelve a llamar diciendo que ya está ahí, siendo que no. Tras nuevas aclaraciones resulta que el enviado no está dispuesto a bajarse del carro, caminar unos pocos pasos y hacer la entrega porque espera que usted lo ubique, vaya a la comodidad de su carro y extienda la mano para recibir lo que debió ser “entregado en el domicilio”.
Muchas empresas (entre las que se encuentra Steren, por ejemplo) acuden a plataformas como Uber para servir a sus clientes que optan por permanecer en casa. La bronca surge cuando el chofer es negligente y manifiesta sus frustraciones o mala digestión con grosería, descuido o simples ganas de joder. Son esos cuantos los que ponen la mala nota, los que arruinan o afectan el servicio que algunos negocios esperan dar.
En otro asunto pero en la línea de los servicios, nuevamente es tema de interés lo que ocurre, o puede ocurrir, en el Isssteson porque estamos en un período de transición en el que se da el intercambio de informes, puestas al día, reuniones, actos de cortesía política y demás.
Es interesante ver cómo resalta la falta de resultados en las acciones legales correspondientes al desfondo del Isssteson, la obesidad en la nómina administrativa, el problema de las subrogaciones y la representación sindical en la junta directiva.
También es notable la opacidad en el manejo financiero y las pensiones más que generosas de la alta burocracia, frente al regateo y mezquindad en las correspondientes a los pensionados de a pie.
Sobresale la idea de “una reforma de gran calado” cuando se tiene una que aún no entra plenamente en vigor, ya que la de 2005 tendrá efectos plenos en 2040. Se olvidan que las normas legales no tienen efectos retroactivos, así que las acciones deben estar centradas en los aspectos operativos, en la estructura de los servicios y en la pulcritud financiera y administrativa; en caso contrario, se estaría “pateando el bote” nuevamente.
Un aspecto chocante es la idea o posibilidad de “una afore” estatal, lo que golpearía el carácter público de la obligación, su sentido solidario y distributivo; en otras palabras, la privatización (total o parcial) de la seguridad social. Los sindicatos deben ponerse las pilas, pronunciarse y actuar en defensa del derecho inalienable a la seguridad social.
Esperemos que el nuevo gobierno estatal no caiga en las soluciones facilonas que da el simple criterio actuarial, y que entienda que se trata de una obligación que debe cumplirse de la mejor manera, con sentido social, con voluntad política alejada de la trivial respuesta neoliberal de privatizar, reducir o desincorporar bienes y servicios.
La seguridad social es un medio para la redistribución del ingreso, por lo que el Isssteson debe mantener y fortalecer su carácter solidario, distributivo e incluyente que proteja a las actuales y nuevas generaciones de trabajadores. Las dilaciones, los pretextos y la opacidad deben quedar en el pasado porque de otra manera la filosofía social de la Cuarta Transformación de AMLO no llegará a Sonora, salvo en el discurso… y de eso nos comemos un taco.
José Darío Arredondo López