Mtra. Claudia Luz Vergara Reyes
El artículo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), señala que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos; sin embargo, muchas personas en el mundo no tienen una vida digna y carecen de acceso al ejercicio efectivo de sus derechos. La pobreza es la máxima expresión de la negación de los derechos humanos, pues está asociada a la imposibilidad de disfrutar de diversos satisfactores esenciales para el desarrollo social, además de ingresos insuficientes para satisfacer sus necesidades básicas.
En 2018, de acuerdo a la última medición multidimensional de la pobreza en México, 52.4 millones de personas obtienen ingresos insuficientes para llevar una vida digna; eso significa que cuatro de cada diez personas (41.9%), están en situación de pobreza y las privaciones que más afectan a la población mexicana son: carencia por acceso a la seguridad social (57.3%), carencia por acceso a la alimentación (20.4%) y carencia por acceso a los servicios básicos de vivienda (18.8%). En Sonora, el 28.2% vive en situación de pobreza.
Las personas pobres, además, terminan siendo discriminadas y excluidas, lo que provoca una mayor desigualdad y con ello un menor desarrollo humano, entendiendo este último como el proceso de ampliación de las libertades. De modo que todos los seres humanos puedan aprovechar las posibilidades que consideren más valiosas para “ser y vivir” como deseen (PNUD,2016); es decir, que las personas puedan desarrollar su máximo potencial, llevar adelante una vida productiva y creativa y ser libres de aplicar sus conocimientos y talentos para configurar su propio destino.
El desarrollo humano ha sido desigual, ya que la pobreza y las carencias humanas persisten en el mundo, por lo que debemos cerrar brechas y ofrecer igualdad de oportunidades para que todos lleguen a donde quieran llegar; si hay respeto a la libertad, a la elección, a las decisiones, a la expresión, hay respeto a la dignidad humana.
Tanto los derechos humanos como el desarrollo humano, tienen como propósito promover el bienestar y la libertad sobre la base de la dignidad y la igualdad, factores inalienables de todas las personas. Debemos luchar contra la pobreza, la desigualdad y la discriminación, con la finalidad de garantizar y proteger los derechos humanos en pro del desarrollo humano.
Para llevar adelante el proceso de garantía y protección de los derechos humanos, es fundamental el fortalecimiento del vínculo entre sociedad, mercado y Estado, con la participación y el compromiso de todos los sectores de la sociedad; de esta manera, uniendo fuerzas, lograremos disminuir la brecha que separa a los seres humanos para garantizar y propiciar una mejor calidad de vida a todos por igual.
Directora del Instituto Francisco Javier Saeta IAP y miembro de la Red Hermosillo ¿Cómo Vamos?