Las reflexiones sobre la participación ciudadana, y sobre los fenómenos electorales marginales como el abstencionismo y la votación nula en México, han sido motivo de diversos estudios académicos y de esfuerzos institucionales para ir incorporando mecanismos que fortalezcan la democracia en el país, desde hace por lo menos dos décadas atrás.
La realidad actual sigue requiriendo no solo abordar desde estudios interdisciplinarios los procesos electorales, si no de atraer a las instituciones gubernamentales y electorales, la importancia de su papel activo en la promoción y acceso a la garantía de los derechos a participar y opinar sobre la vida pública de toda la población.
En este sentido, el pasado proceso electoral nos pone grandes retos. De acuerdo a los datos del conteo de actas del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) de las elecciones estatales de Sonora, la participación electoral este 2021 obtuvo su nivel más bajo (43.8%) en relación a las últimas cuatro elecciones a la gubernatura, y muy por debajo de la media nacional de 52.7%.
El total de votos contabilizados por el PREP local, fue de 814,690, a los cuales se restan más de 24 mil votos nulos. Es decir, votos de ciudadanas y ciudadanos que asistieron a hacer efectivo su derecho electoral pero que decidieron cancelarlo, tachando más de una opción o escribiendo el nombre de algún otro personaje no registrado como candidatura.
La Participación electoral en Sonora, tan solo en los municipios de San Luis Río Colorado y Nogales tuvo un nivel de abstencionismo de casi 70%. Esto tiene como consecuencia, que los alcaldes entrantes fueron elegidos por menos del 15% de votantes de sus respectivos padrones electorales. En el caso del Gobernador electo para el estado durante el periodo 2021-2027, fue designado por menos del 20% de votantes del padrón nominal oficial.
En México, la Encuesta Nacional de Cultura Cívica ENCUCI, realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI), cumple la función de conocer y cuantificar las creencias, los valores, el comportamiento político y la diversidad de intereses de la ciudadanía sobre los asuntos públicos.
La ENCUCI 2020 revela que solo el 22% de la población de 15 años y más, legitima a los partidos políticos como mecanismos de participación política. Así mismo, tan solo el 30.2% de la población de 15 años y más, considera al voto como el medio para opinar sobre lo que hacen los gobiernos.
El combate a la pobreza, la impartición de justicia y la seguridad son los derechos que consideran más importantes para la consolidación de un sistema orientado a la representación social, las y los encuestados. Desde la desagregación de datos por sexo, se observa que las mujeres mexicanas mayores de 15 años, son quienes creen menos (respecto a los hombres), en los procesos electorales, sobre todo, en los partidos políticos como instituciones clave.
Anteriormente, durante los años 2005 y 2012, la Secretaría de Gobernación realizó sistemáticamente una encuesta elaborada para medir la cultura cívica y política de las y los mexicanos. El objetivo de la SEGOB era el de medir los niveles de participación e interés de la ciudadanía para impulsar una mejor democracia.
Este tipo de instrumentos permite, no solo medir los niveles de interés y participación ciudadana, si no de encontrar los porqués del bajo interés de la ciudadanía como agentes activos. La información también permite reconocer los perfiles de quienes se interesan en lo público y quienes no, sus edades, estratos sociales, sexo, entre otros datos trascendentales para destinar esfuerzos de incidencia.
En este sentido, solo conociendo las causales de los problemas sociales se puede aspirar a plantear estrategias focalizadas. La democracia no solo es cuantitativa, y la falta de representación es consecuencia de no atender las diferentes necesidades y obstáculos para la participación de la ciudadanía.
Es importante que las diferentes instituciones retomen la elaboración de diagnósticos y estrategias que tengan como objetivo fortalecer la participación ciudadana en todos los niveles. La ciudadanía debe asumir su poder propositivo y constructivo para coadyuvar en la solidez de la democracia mexicana.