Miles de personas salimos en todo el país a marchar por el crimen de Rodolfo, a pedir justicia, indignados por un crimen que conmocionó a toda una sociedad, un crimen tan atroz contra un indefenso animal captado todo en video que nos cimbró hasta lo más profundo, un asesinato que mostró el lado más oscuro de un joven, quien justificaba su proceder alegando la agresión de Rodolfo -el perro callejero que todos amaban- hacia su novia unos días antes.
El Código Penal de Sinaloa en su artículo 364 a la letra dice “Al que dolosamente cometa actos de maltrato o crueldad en contra de cualquier animal doméstico causándole lesiones se le impondrá de tres meses a un año de prisión y de cincuenta a cien días multa. Si las lesiones ponen en peligro la vida del animal, se aumentará en una mitad la pena señalada en el párrafo anterior. Si las lesiones causan la muerte del animal, se le impondrá de seis meses a dos años de prisión y de cien a doscientos días multa”. El asesino de Rodolfo si fuera castigado con todo el peso de la ley, de esta ley, podría alcanzar hasta dos años de cárcel, nada en comparación a lo que esta persona para muchos merece. Pero ¿y si el Código dijera que son 20 años y no 2, haría realmente alguna diferencia en la conciencia de su agresor, en la de todos los posibles maltratadores de animales? Si hablamos por ejemplo de otros crímenes con penas más altas como el feminicidio o el homicidio doloso las penas llegan hasta los 50 a 65 años de prisión, sin embargo, ello no ha detenido a los asesinos de mujeres o los homicidas en general. Claro que necesitamos que haya un castigo para quien trasgrede la ley y los derechos de los demás, pero lo de fondo sigue sin atenderse y se llama prevención; vivimos en una sociedad violenta y esto obedece a una serie de factores, pero el más importante es que la formación en casa y en las escuelas carece de valores básicos como el de educar a los más pequeños en el respeto y la empatía hacia todo ser vivo, obviamente incluidos los animales; esta desvalorización por la vida cada vez la vemos más frecuentemente en niños y jóvenes, y cada vez aumenta la atrocidad de sus crímenes, aunque incluso algunos de ellos viven esa misma violencia en carne propia y la ejercen a su vez en alguien más vulnerable, específicamente contra los animales denominados de compañía porque se tienen más “a la mano”.
¿Realmente necesitamos penas más altas para todos los crímenes como el de Rodolfo, un feminicidio u homicidio o necesitamos a la par reprogramarnos como sociedad?
En definitiva necesitan atenderse una serie de cuestiones de fondo como la pobreza, el machismo, la marginación y la falta de empatía para que las leyes de verdad puedan funcionar y que éstas sirvan como castigo realmente ejemplar.
20, 60 ó 100 años de prisión no van a lograr cambiar la conciencia de una sociedad en franca decadencia como la nuestra, cuando lo que se requiere, es valorar la vida, cualquier vida y con mayor razón la de los más vulnerables, incluidos los animales.
Lic. Carolina Araiza, Directora de Fundación Pata de Perro AC.