En México cerca de 4000 especies de plantas tienen la característica de desarrollar nectarios extraflorales -un mecanismo de defensa contra otros organismos- y entre estas plantas se encuentra el mezquite.
Cuando se habla de néctar, en lo primero que pensamos es en esa sustancia dulce dentro de las flores, que atrae a animales como abejas, mariposas, colibríes y murciélagos, que además de alimentarse realizan la tarea de polinizarlas.
Sin embargo, no todas estas glándulas secretoras de néctar se encuentran asociadas a las flores; también se distribuyen en otras partes de las plantas, y se les conoce como nectarios extraflorales.
Los nectarios extraflorales pueden encontrarse en prácticamente cualquier parte de la planta, por ejemplo, en la lámina foliar, bordes de las hojas, en los peciolos, en la base de éstos, en estípulas, pelos o tricomas, inclusive en la superficie de algunos frutos.
Se presentan en diversas formas, tamaños y colores; pueden ser conspicuos y elevados, huecos, aplanados, en forma de pelo o sin una forma definida, y en ocasiones son tan pequeños que la única forma de identificar su presencia es mediante las pequeñas gotas de néctar que secretan.
El néctar (floral y extrafloral) está compuesto por carbohidratos, aminoácidos y compuestos químicos volátiles, que lo hacen un valioso alimento que atrae avispas, arañas y parasitoides, pero principalmente hormigas, las que defienden activamente este recurso y, junto con él, a las plantas.
En ambientes áridos y semiáridos, las extremas y contrastantes condiciones ambientales y lo limitado de los recursos alimenticios provoca que las interacciones entre las plantas, hormigas y herbívoros se comporten de manera peculiar.
De acuerdo con un trabajo de investigación realizado por Armando Aguirre James, Ximena Contreras Varela y José G. García Franco, el Valle de Tehuacán-Cuicatlán, Puebla, la parte sureña del desierto chihuahuense y aquí dos especies de hormigas separan temporalmente su actividad de forrajeo en los nectarios extraflorales del mezquite (Prosopis laevigata) para evitar competencia; por el día Camponotus rubrithorax y por la noche, Camponotus atriceps.
Por otro lado, en este ambiente las adaptaciones ecológicas y fisiológicas que los organismos poseen son clave para sobrevivir ante la alta incidencia de radiación solar y la pérdida de agua.
Las hormigas C. rubrithorax poseen estas adaptaciones, pero las chinches, orugas, chapulines y escarabajos que consumen el mezquite no, y por ello prefieren alimentarse durante la noche.
Entonces, no sorprende que la presencia de C. atriceps en la noche sea casual: la hormiga es atraída y mantenida por el mezquite debido a que existe una mayor secreción de néctar por la noche; esta especie de hormiga es también más agresiva que Camponotus rubrithorax, y con lo cual resulta una mejor defensa biótica para ahuyentar a los abundantes herbívoros.
La distribución geográfica de las plantas con nectarios extraflorales es amplia, pero se encuentran principalmente en regiones tropicales y subtropicales, y son menos frecuentes en zonas templadas.
Es importante resaltar que las hormigas no actúan de manera altruista, a cambio el mezquite les ofrece un hogar en su corteza. De este modo mantiene a su ejército de hormigas alimentado, protegido y dispuesto a defender la planta.
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