Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, informó que el Dióxido de Cloro todavía no cuenta con los estudios ni el respaldo científico para ser usado en contra de la enfermedad COVID-19.
Durante la conferencia de prensa sobre coronavirus en México, el funcionario público advirtió a la gente que las alternativas terapéuticas para tratar el virus SARS-CoV-2 todavía son muy pocas, casi nulas.
Por lo anterior, llamó a no perder la paciencia en el acceso a una inmunización contra la enfermedad, y no caiga en los rumores que circulan por los medios de comunicación o las redes sociales
“Respecto a los tratamientos, este famoso dióxido de cloro, es un poco el ejemplo de lo que decía, pues circula en las redes sociales y medios de comunicación para implantarse en la conciencia de las personas deseosas de ver alguna alternativa terapéutica, cuando son muy pocas o casi ninguna”, insistió.
Además, reveló que desde la Secretaría de Salud trabajan arduamente para rastrear “esta información, para analizar qué tan sostenible, creíble, sólida e integrada es y no hemos encontrado que así sea. No hemos encontrado que así sea”.
“Me han llegado a plantear formalmente en la oficina esta idea del dióxido de cloro. La postura que tenemos, no es personal, es institucional: toda posible molécula, todo posible tratamiento debería ser evaluado, los estándares científicos tienen que ser los mismos, pero si en algún momento existiera información robusta, científica, podría dar lugar a un posible ensayo clínico pero no la hay que permita suponer que tiene mérito o que pudiera ser seguro el producto”, dijo.
Por último, especificó que “de momento no recomendamos el uso de dióxido de cloro porque precisamente esa evidencia sigue sin llegar”.
A mediados del mes de julio de 2020, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) advirtió que el uso de productos a base de Dióxido de Cloro, Clorito de Sodio o sus derivados, así como la presentación denominada “Solución Mineral Milagrosa” tienen como uso principal el ser un desinfectante industrial.
Es un gas de color amarillo o amarillo-rojizo utilizado como blanqueador en la fabricación de papel y en el proceso de tratamiento de agua. Al entrar en contacto con el agua reacciona para formar iones clorito. Ambas sustancias químicas son altamente reactivas y al ser ingeridas pueden provocar irritación de la boca, el esófago y el estómago, se pueden presentar náuseas, vómito y diarrea, además de trastornos cardiovasculares y renales.
Revelaron, a través de un comunicado oficial, que hasta entonces (y hasta ahora) no existe autorización de ningún registro sanitario de medicamentos que contengan en su formulación dicha sustancia, por lo que su uso representa un riesgo a la salud, al desconocer la calidad de los insumos, las condiciones de fabricación, almacenamiento y distribución.
“Actualmente no se cuenta con estudios que evalúen su seguridad y efectividad; y no hay protocolos de investigación registrados que avalen su uso clínico”, advirtieron.
Por ello, emitieron recomendaciones como seguir las indicaciones de las autoridades sanitarias para prevenir la transmisión del COVID-19. Ante cualquier síntoma de enfermedad, comunicarse con los Servicios de Salud de su estado y seguir las recomendaciones.
Apegarse a las indicaciones de los profesionales de la salud para el tratamiento de cualquier padecimiento. Si está consumiendo o le están administrando algún producto derivado del dióxido de cloro, suspenda inmediatamente su uso. Levantar una Denuncia Sanitaria en caso de que algún establecimiento de atención médica ofrezca este producto.
Reportar cualquier reacción adversa o malestar relacionado al uso o consumo de medicamentos.
“Esta Comisión Federal continuará con las acciones de vigilancia para evitar que los productos, empresas o establecimientos incumplan con la legislación sanitaria vigente y no representen un riesgo a la salud de la población”, finalizaron.
Información tomada de www.infobae.com