En las últimas semanas, tres vacunas contra COVID-19 dieron buenos resultados en el desarrollo de las investigaciones y con las respectivas farmacéuticas, México suscribió acuerdos de compra. Frente a esa oportunidad, países como Inglaterra, Estados Unidos y España, tienen listo su plan de vacunación, incluso ordenaron aplicar millones de dosis.
México, sin embargo, aún no tiene plan de inmunización a pesar de ser de los pocos países que apostaron a todas las vacunas porque la autoridad sanitaria encargada de guiar la lucha contra la pandemia no ha hecho su tarea.
Hugo López Gatell, subsecretario de Salud, se ha negado al uso de mascarillas aún cuando la OMS y otros estudios científicos comprobaron su efectividad para reducir la propagación del virus; se ha negado a la aplicación de pruebas, empleadas en otros países como Corea del Sur, para detectar a personas asintomáticas y aislarlas o prevenir los daños en mujeres y hombres con síntomas; y se ha negado a la aplicación de fármacos como el Remdesivir para tratar la enfermedad en pacientes graves con COVID-19. Y ahora esto. A pesar de que fue el propio presidente López Obrador quien pidió a Cancillería poner los huevos en diferentes canastas y hacer acuerdos con la mayoría de las farmacéuticas para ser de los primeros países en el mundo en asegurar las vacunas para la población, López Gatell aún se niega a elaborar el plan de vacunación. Incluso, la propia Organización Mundial de la Salud había reconocido la decisión presidencial de anticiparse con una estrategia mixta frente al desarrollo de las vacunas.
Más allá de pasiones políticas, ya mucho se ha discutido sobre el riesgo de sostener al subsecretario al frente de la estrategia contra el nuevo coronavirus, pero las muertes de mexicanos frente a la crisis sanitaria demuestran su pobre papel. Por eso vuelve a resultar alarmante que cuando la Secretaría de Hacienda dijo que todos los recursos de los Fideicomisos desaparecidos se destinarán a las vacunas con un costo aproximado de mil 600 millones de dólares, otros países vuelvan a aventajarnos a pesar de que de este lado empezamos primero en la planeación.
Más errores
Pfizer anunció la semana anterior que su vacuna tiene una efectividad del 90 por ciento y la dosis podría prevenir la gran mayoría de las infecciones cuando grandes grupos de personas estén vacunadas. Algo parecido ocurre con AstraZeneca y Cancino, con las que al igual que la primera, México terminó de firmar los acuerdos a finales de octubre para la compra-venta de dosis. El doctor
Gatell se está picando los ojos, mientras su similar de Inglaterra ya ordenó dosis de 40 millones en el transcurso de los próximos meses y España ya lo tiene definido. En plena desescalada de la segunda ola, los españoles tendrán su pistoletazo de salida en enero de 2021.
Todavía estamos a tiempo de evitar con las vacunas que nos pase lo del uso del cubrebocas: cuando ocho meses después de la pandemia da tristeza ver a Gatell intentando, en una pobre conferencia, invitar a la población a hacer uso de cubrebocas como método efectivo para minimizar la propagación del virus.
Estamos a tiempo de reducir el gran número de muertos, estamos a tiempo de ser el país en donde en las últimas horas han muerto más personas que en cualquier otra nación del mundo.
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UPPERCUT: Bastó rascarle tantito. En Palacio Nacional encontraron el hilo de los ataques recientes en contra del Consejero Jurídico, Julio Scherer, para encontrar que la madeja se tendió de Bucareli a Bucareli. Dieron con dos nombres, entre éstos uno que empieza con R y el apellido con P. Dicen sucederán más cosas allí.