Hermosillo, Sonora.- Las historias de terror siempre están rodeadas de escepticismo, pero también hay una amplia comunidad que asegura haber vivido al menos un suceso paranormal.
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En el mundo existen innumerables leyendas urbanas que permanecen en la memoria colectiva, sin saber si en realidad sucedieron, aunque haya quienes aseguran que esos acontecimiento son reales.
Uno de estos relatos de horror es el famoso Casino del Diablo, suceso que cobra vida con la llegada de Halloween este 31 de octubre.
En 2015 el emblemático sitio tuvo una fiesta nocturna a la que asistieron cientos de personas disfrazadas de muñecas diabólicas, brujas y catrinas; a pesar que las ruinas del inmueble pasaron a ser propiedad privada, el predio continúa siendo visitado por los amantes del terror.
Para el historiador sonorense Ignacio Lagarda Lagarda se debe tener más miedo a los vivos que a los muertos y esta leyenda es simplemente eso, pues en periódicos de los años 50 ‘s no existe evidencia de que ocurrió un incendio en el predio.
Y es que de acuerdo con el escritor la historia se remonta a esa época, cuando había bastantes eventos sociales para las personas más adineradas de Hermosillo.
La historia comienza así: Linda era una hermosa chica de alrededor de 17 años que sin permiso de su mamá asistió a un baile en el casino el 31 de diciembre de 1950.
De repente, la joven entre la multitud vio a un apuesto hombre parado en la pista, quien se acercó a ella para sacarla a bailar.
Cuando se encontraba bailando con él, Linda siente un fuerte ardor en su espalda, pero no le presta importancia y fue hasta que miró el suelo que se percató que el joven tenía una pata de gallo y una de cabra: los símbolos del Diablo.
“Eso hizo que se horrorizara, los demás gritaron, voltearon a ver al joven y se horrorizaron. Cuando vieron las patas del muchacho se apagaron las luces y una intensa nube de olor a azufre inundó el salón. Al azufre siempre se le ha relacionado con el Diablo porque se supone que viene del inframundo, del centro de la Tierra donde hay lumbre, fuego, infierno y azufre, eso hizo que todo mundo saliera corriendo por la presencia de ese joven.
“La noticia se esparció por la ciudad y nadie supo qué pasó con ese muchacho, nadie lo volvió a ver, nadie lo identificó y a Linda nadie la volvió a ver, se supone que la llevaron a un hospital psiquiátrico porque perdió la razón por el miedo que sufrió pero nadie supo de ella”, contó Ignacio Lagarda Lagarda.
Después de ese supuesto acontecimiento el casino cerró sus puertas y con el paso del tiempo terminó convertido en ruinas, sin embargo, a la fecha sigue siendo un atractivo para amantes de lo paranormal y quienes aún creen que en el lugar ocurren sucesos derivados de la visita de aquel apuesto y terrorífico joven.