Decenas de pequeñas tortugas saltan de cajas de plástico hacia la arena. Aletean entre piedritas y conchas, se abren paso al mar y se dejan arrastrar por las olas. Es histórico: en la playa Mancha Blanca, en territorio de la Nación Comcaac, nunca habían sido tantas al mismo tiempo.
En medio del desierto y el mar de Sonora, el Grupo de Tortugueros de El Desemboque de los Seris -comunidad indígena del noroeste de México- es testigo y actor de este hecho: juntos, este octubre han logrado liberar 2 mil 241 crías de tortugas golfinas, una cifra récord en sus más de 20 años de trabajo.
Pero los nidos todavía son muchos más y, de aquí a inicios de diciembre, otras 3 mil crías podrían llegar al mar.
¿Por qué sucedió esto distinto a otros años? Mayra Estrella, mujer cmiique de 38 años y coordinadora del grupo conservacionista, explica que pueden ser dos factores: el año del fenómeno climático de La Niña y el efecto de la pandemia en la playa y el mar.
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“Esto es nuevo”, afirmó la conservacionista, “yo creo que la pandemia sí influyó, porque disminuyó el barco de arrastre, la pesca ribereña y creo que todo eso influyó en este aumento de las anidaciones”.
En los años anteriores, solo se obtuvieron nidos y liberaciones por alrededor del 25% de lo que se planea obtener en 2020. Hoy, de los 76 nidos que lograron proteger en su campamento, quedan por eclosionar los huevos de entre 10 y 15 más.
“En los nidos, hay algunos que tienen 40 huevos y hasta 60 huevos”, explicó Mayra, “si es que no fallamos, estaríamos liberando unos 5 o 6 mil crías de hoy y hasta el 8 de diciembre”.
Sin embargo, podrían exceder un poco más el tiempo esperado, pues el clima frío no ayuda a las eclosiones, que normalmente son de entre 42 y 45 días; con el descenso de temperaturas, podrían tardar hasta 60.
El equipo de Tortugueros está compuesto por 19 integrantes y tres voluntarios. Realmente cuentan con pocos recursos en su campamento al que le hacen falta casas de campaña, radios, cuatrimotos y gasolina, entre otros elementos básicos, como comida para sus participantes que trabajan sin una paga fija, incluso cuando una parte de ellos, incluida Mayra, se contagiaron de COVID-19 hace unos meses.
“El recurso es muy limitado para comprar lo que se ocupa en el campamento”, afirmó Mayra, “cuando nos llega el recurso compramos gasolina, ni siquiera para la comida, nomás es para lo que les hace falta a las tortuguitas; creemos que es justo porque somos muchos, pero siempre se necesita para hacer más amplio el trabajo”.
Su campamento cuenta con dos palapas y un corral de 10 por cuatro metros, donde están los nidos.
“Aquí amanezco pidiendo cosas”, se ríe Mayra, “tenemos tres motos y una dejó de funcionar, la tenemos jubilada porque, de las tres motos que cargábamos en esta temporada, dos ya no dieron para más y nos queda una… nos hicieron un gran ‘paro’ con los nidos. Pero, lo que sí hace falta, son radios, casitas de campaña, acondicionar el campamento, hacer un corral nuevo, todo eso hace falta y más recurso, obviamente”.
Los recursos que actualmente reciben son de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y esperan que, pronto, una organización de Estados Unidos les apruebe un pequeño financiamiento para 2021.
“Desde que empezamos, ahorita los chicos no ganan nada”, dijo Mayra, “son dos cheques, no sé la cantidad, pero los chicos reciben su jornal en cada cheque, en dos partes; ahorita estamos trabajando sin un peso, a veces pasamos hambre, pero lo que nos importa son las tortuguitas, buscar más nidos, liberar más y romper récord todo el tiempo”.
Y continuó: “Los integrantes son algunos ya mayores, señores, tenemos amas de casa, los muchachos son estudiantes de la prepa, otros son familia de nosotros; mis sobrinos son voluntarios, mis hermanos y mi cuñado también están en el grupo”.
Sus trabajos se extienden por los 11 kilómetros que componen a la playa Mancha Blanca y los 3 kilómetros de El Faro, donde las tortugas adultas llegan a desovar. Todos, simplemente, encuentran felicidad en ver a las crías llegar a su nuevo hogar.
“Es una pasión, simplemente una pasión”, concluyó Mayra, “a mí me encanta todo lo relacionado al medio ambiente, las tortugas y su ecosistema, se puede decir que, desde niña, me ha gustado ser ecologista; aquí en Sonora creo que somos los que estamos más al norte trabajando esto de la conservación de playas de anidación y yo estoy muy orgullosa de esto, de ser sonorense, de ser cmiique, de ser parte del Grupo Tortuguero de las Californias y estoy orgullosa de mis compañeros, que, sin ellos, no podría ser posible”.
Para conocer más del trabajo de este grupo y apoyar con donativos, puedes visitar Tortugueros Comcaac Desemboque en Facebook.