El año electoral ya comenzó y con este se puede escuchar el redoble de tambores en las redes sociales, las columnas de los comentocratas y en los medios de comunicación. La polarización social crecerá cada vez más a medida que nos acerquemos a las campañas electorales y en este camino el animo en las redes sociales se llenará de confrontación. Algo que para muchos será insoportable.
Ante esta situación se pueden tomar diferentes actitudes que van desde quejarse de las redes sociales, como si estas fueran las causantes de la polarización y no las personas que las usan, hasta la de tomarse demasiado en serio lo que se dice en la esfera digital y decidirse por alguno de los bandos. Cualquiera de estos dos extremos es válido, pero el primero podría encontrar solución a su tormento cerrando sus cuentas de Facebook y de Twitter un par de meses cuando las campañas estén en su momento más álgido, mientras que el otro extremo debe entender que no se debe tomar como personal todo lo que se diga en las campañas, porque estas duran solo un par de semanas.
Para quienes no pueden o no quieren cerrar sus redes sociales, pero tampoco les gustaría llegar al extremo de tomar un bando en la batalla que se va a librar en el mundo digital, deberán prepararse para dos fenómenos que sucederán, la post verdad y la disonancia cognitiva. Los dos fenómenos se darán por la exposición a excesos de información a través de las redes sociales y lo volátil que se ha convertido nuestra sociedad con tanta polarización.
Para reducir los efectos de la postverdad en medio de las campañas se va a necesitar que medios de comunicación, sociedad civil y la academia hagan ejercicios de verificación de datos como se hicieron en las pasadas elecciones, pero también los usuarios de las redes sociales deben poner de su parte haciendo pequeñas verificaciones de cada una de las notas y publicaciones que se compartan. En pocas palabras, los efectos de la postverdad en redes sociales dependerán en gran medida en la forma en la cual como usuarios de estas compartamos la información y participemos en la conversación sobre los temas públicos en la red.
Por su parte, la disonancia cognitiva es producto de como individualmente hacemos frente a las creencias de quienes no piensan igual que nosotros y tienen la libertad de manifestar sus puntos de vista en un ambiente comunicativo, así como la forma en la cual manejamos nuestra necesidad de encajar en un grupo social. Este fenómeno se termina expresando cuando por la irremediable necesidad de encajar un individuo termina apoyando ideas que de antemano van en contra de sus creencias o sabe que son errónea para poder defender la opinión de su grupo. Esto va provocar que muchos en redes sociales terminen tuiteando maromas para encajar con su grupo, así como también que otros tantos sientan una enorme tención por justificarse a así mismo las contradicciones en las que van a caer.
Ante la inminente llegada de las elecciones y del ambiente de post verdad que se va agravar, nos tenemos que preparar para la disonancia cognitiva haciendo la tarea de verificar para uno mismo la información que llega a nosotros, así como comprender que cada individuo tiene la libertad de creer y expresar sus ideas sin que esto nos obligue a pensar igual. Manifestar esta tolerancia ayudará a reducir la tención social de pensar diferente, mientras que verificar la información ayudará a tomar decisiones basados en hechos, no en creencias susceptibles a la necesidad de encajar por la disonancia cognitiva.