Su regalo de cumpleaños número 28 fue una prueba positiva de COVID-19. Ericka pasó el día entre el Centro Anticipa y su casa, en aislamiento, con su esposo y sus dos hijos, también infectados por el virus. Con todo y la mala noticia, en su mesa había pastel y los tacos de pulpo enchilado que su esposo le preparó. Pero a ella no le supieron a nada, porque ya no tenía sentido del gusto.
“Había esperado tanto la comida, que me preparara eso en mi cumpleaños y no me sabía a nada, realmente, fue como si estuviera comiendo cartón”, narró Ericka, “era desesperante, pero el pensamiento fue ya vendrán otros cumpleaños. Lo importante era salir de esto”.
A un mes de distancia, Ericka y su familia pueden decir que vencieron al virus. Están seguros de que la atención temprana fue esencial para que sus casos no se complicaran y, por eso, aunque Sonora se encuentre en color amarillo en el Semáforo de Riesgo Epidemiológico, afirman que falta mucho, muchísimo para que la pandemia termine: el virus existe y nadie debería pensar que ya no hay riesgo de contagio.
Ericka, madre y trabajadora hermosillense quien prefirió omitir sus apellidos, sostuvo que es preocupante cómo otras personas que no se han infectado, toman a la ligera su comportamiento y no respetan las medidas preventivas.
En su caso, el contagio pudo llegar a través de su esposo, quien debía salir a comprar insumos para su negocio familiar: una taquería en casa. Pero aún con toda su intención de acatar las disposiciones sanitarias para cuidarse a sí mismo y a su familia, se contagió.
“Creo que nos infectamos por las salidas de mi esposo al Mercado Municipal, que eran inevitables por el negocio”, contó Ericka, “él salía con cubrebocas y guantes, pero en el mercado no todo mundo respetaba al cien por ciento la sana distancia. Fue eso, sin duda: las salidas para hacer las compras. A todos nos ha afectado de manera económica que todo esté parado por el semáforo, pero creo que aún falta muchísimo para volver a la normalidad”.
La primera en tener síntomas fue Ericka y después siguió su esposo. A los días, empezaron su hija de ocho años y su hijo de diez meses. Pero la decisión de buscar ayuda fue inmediata, solo con los síntomas de los dos adultos. La atención que recibieron en el Centro Anticipa ubicado en el edificio de la Arena Sonora, fue de calidad.
“Fue difícil ver al bebé chiquito con 38 grados de calentura -ya ni sé a cuánto llegó- y saber que no era la cara de mi hijo que se estaba riendo en todo momento, que era la cara de un niño que se sentía mal”, concluyó, “el Covid existe, pero la atención que me dieron fue buena y no puedo quejarme del seguimiento. Necesitamos quitarnos los tabús de que vas a ir a un Centro Centinela y te vas a contagiar: he visto y oído muchos comentarios de ese tipo. Si vas, es porque tienes síntomas, pero también si vas con cubrebocas y gel, no tienes por qué correr otro riesgo”.
Buena noticia para la reactivación económica, prevención continúa igual
Alberto Monteverde, médico especialista en alergias e inmunología clínica, sostuvo que el cambio a amarillo en el semáforo es una buena noticia porque la reactivación económica es una necesidad, sin embargo, y como se ha reiterado en los últimos días, los protocolos preventivos no deben relajarse bajo ninguna circunstancia.
“Hay que recordar que el semáforo vaya cambiando no quiere decir que ya se acabó la pandemia, ni cuando esté en verde”, afirmó, “tenemos que seguir utilizando cubrebocas, sana distancia y practicando el lavado de manos”.
Monteverde explicó que el cambio de semáforo indica, básicamente, que la probabilidad de que te encuentres con una persona infectada y que esta te contagie ha disminuido considerablemente. Sin embargo, con la reapertura de espacios, sectores y actividades, las personas estarán nuevamente en contacto y podrían presentarse brotes aislados.
“La posibilidad existe, pero lo hemos visto: el número de casos en las últimas tres semanas era de 30 a 35 pacientes diarios y, en los últimos tres días, ya es de cero pacientes; no nos ha tocado ver ninguno y habla, efectivamente, de que se fue disminuyendo”, agregó, “vamos a ver brotes aislados en el estado y van a suceder porque, al reactivar la economía, habrá un mayor número de personas que se arriesgarán a estar juntas cuando abran cines, gimnasios y escuelas: con uno solo, es suficiente para infectar a los demás”.
Esto tiene que ver con tres factores: primero, la curva natural de la pandemia, donde ya se había llegado a una meseta que fue larga y con números de contagios altos y ahora nos encontramos en la parte más baja; segundo, el factor climático, pues el calor disminuyó la probabilidad de contagio; y tres, que la mortalidad disminuyó luego del cambio de estrategia de la Secretaría de Salud, con la implementación del programa Anticipa y los Centros Centinela para la detección oportuna de casos.
Lo que viene rumbo a la temporada invernal, es la posibilidad de un nuevo repunte de casos a finales de septiembre y principios de octubre de forma no muy severa, pero sería entre diciembre y enero, que vendría una nueva ola de contagios parecida a la que ocurrió entre mayo y junio pasados, pero que se podría disminuir, si todo sale bien, conforme se apliquen las vacunas contra el COVID-19.
Datos de disminución en casos si van a la baja, pero pueden repuntar
Jesús Ibarra, periodista y académico experto en ciencia de datos, sostuvo que, a pesar de que a la mayoría de la gente pudo tomarle por sorpresa el cambio de color en el semáforo, en términos rígidos y estadísticos, sí era posible el decreto de esta medida de la Federación para Sonora: los datos de las últimas semanas son consistentes.
“El número de casos activos en Sonora, por sexta semana consecutiva, tiene una disminución porcentual de doble dígito, es un patrón que viene presentándose desde el 15 de julio y hasta el 30 de agosto”, explicó Ibarra, “eso se va a reflejar, más o menos, en un mes y medio, cuando haya menos casos acumulados si se tomaron las medidas indicadas por Salud; no hay que olvidar que el comportamiento de la ciudadanía determina en gran medida la velocidad de propagación del virus”.
Sin embargo, en Hermosillo ha habido muestras de desacato con el nivel de abarrotamiento de playas y paseos rurales, agregó, por lo que, si la ciudadanía se relaja y la autoridad disminuye su insistencia o la facultad para sancionar, en cuestión de semanas podría detonarse nuevamente un repunte. Por eso, es importante actuar, cuando menos, como si se estuviera en semáforo naranja.
“El decretar el semáforo amarillo y pensar que con cuatro semanas consecutivas con menos casos la curva se aplanó y se domó la pandemia, como lo ha dicho López Obrador, no es cierto, no estamos ahí”, advirtió el especialista, “sino en una etapa de transición de la pandemia donde se empieza a contener. Con lenguaje muy claro: no se trata del fin, no se trata de una disminución definitiva y contundente; en cualquier momento, esto puede rebrotar y detonar por múltiples factores”.
Ibarra explicó que, de acuerdo con el modelo estadístico más reciente del Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME), ubicado en la Universidad de Washington, Sonora presentó una disminución del 16% en las muertes totales que podrían acumularse para el próximo 1 de diciembre.
Para entonces, podrían ser 2 mil 789 muertes. En todo caso, ese sería el escenario más favorable, puesto que existe una posibilidad más riesgosa y esa radica en el relajamiento de las medidas sanitarias, pues las muertes podrían ascender hasta 3 mil 424 al primer día de diciembre.
“No es una noticia positiva decir que va a morir más gente, pero es un escenario menos pesimista que, al menos un modelo, tan sólido indique un patrón de estabilización de la pandemia”, explicó el periodista.
En el caso de las infecciones diarias, el modelo indica que, del 1 de septiembre al 1 de noviembre, la pandemia habrá descendido, prácticamente, al nivel que se tenía entre el 15 de abril y el 1 de mayo: se habla de mil 735 casos más en el mejor de los escenarios. En el peor, son más de 7 mil.
“En caso de que las medidas disminuyan, que la conducta de la gente no cambie y deje de usar mascarillas en espacios públicos, aumentarán los números”, concluyó, “el riesgo es real y puede aumentar sensiblemente. Es muy delicado: una pequeña variación de 15 días de relajación en las medidas o conductas de la gente son suficientes para ocasionar un desastre hospitalario como el que vimos en julio y la primera semana de agosto”.
Semáfaro amarillo es posible según estadísticas, dicen especialistas; el virus existe y no deben pensar que no hay riesgo comparte Ericka al recuperarse
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