¿Deben existir las manifestaciones de protesta de ciudadanos?

En México es común el que existan protestas ciudadanas, lamentablemente en muchas ocasiones es la única forma de que las autoridades escuchen a las personas que comparten un problema o necesidad y no encuentran otra forma de ser atendidos.
En la historia reciente hemos visto grandes marchas multitudinarias como la que se hizo en la Ciudad de México pidiendo mejores resultados en materia de seguridad, o más recientemente la que encabezaron este año las mujeres pidiendo un alto a la violencia de género.
Este fin de semana se dieron manifestaciones en al menos 70 diferentes ciudades de la república mexicana, en las que ciudadanos se hicieron oír sus inconformidades en contra del gobierno federal en muy diversos temas, mediante caravanas de automóviles que circularon por las principales avenidas de las ciudades.
De la misma manera hemos visto en días recientes manifestaciones violentas, principalmente en Guadalajara y en la Ciudad de México, en las que algunas personas han dañado instalaciones públicas y privadas, saqueando negocios que encuentran a su paso.
Muchas personas dicen que es aceptable o entendible que se dañen edificios o monumentos históricos, en el ánimo de llamar la atención para resolver los problemas sociales por los que se está protestando, específicamente en el caso de la violencia contra las mujeres.
El escritor ruso Aleksandr Solzhenitsin decía: “La violencia sólo puede ser disimulada por una mentira y la mentira sólo puede ser mantenida por la violencia”, las manifestaciones violentas generalmente ocultan otros intereses y aunque puedan tener una causa justa, difícilmente logran su cometido.
Ha muchos les ha molestado el que existan manifestaciones en contra del gobierno, sobre todo ahora que se está llamando a tomar bandos a favor o en contra, a definirse como blanco o negro, conservador o en favor de la agenda oficial.
Se ha hablado de que los que llaman a renunciar al presidente se les debería de enjuiciar como sediciosos, es decir por estar en contra de una autoridad democráticamente electa, pero deberían de recordar que López Obrador en múltiples ocasiones llamó a renunciar tanto al presidente Calderón como al presidente Peña Nieto, e incluso formó un gobierno paralelo como una forma de estar en contra de las autoridades electas.
La sedición, se define como un “alzamiento colectivo contra la autoridad, el orden público o la disciplina militar, sin llegar a la gravedad de la rebelión”, que se distingue por tener la intención de derrocar a los poderes del Estado.
El delito de sedición que hoy conocemos fue concebido en 1590 para proteger al Estado antes de que existieran las democracias modernas.  A partir de la generalización de las instituciones democráticas, el delito de sedición se considera en desuso, ante el reconocimiento del derecho a protestar de cualquier ciudadano.
Para las autoridades de cualquier país es importante que sepan escuchar a sus ciudadanos, si bien es cierto que en muchas ocasiones las protestas pueden tener una motivación política, cuando las personas están dispuestas a perder horas de su fin de semana para manifestarse, tienen una motivación personal fuerte y real para hacerlo.
Cuando los ciudadanos se organizan para hacerse oír los países cambian su rumbo, cualquier funcionario público debe de estar consciente de ello, de hecho, Nicolás Maquiavelo escribió a este respecto que “El que es elegido príncipe con el favor popular debe conservar al pueblo como amigo”.
Un líder moderno no puede basar su gestión solo en contar con el apoyo de una parte de la población, no basta con ser popular, se debe de saber trabajar en equipo con todos los diferentes sectores e intereses en juego, quien no lo comprenda difícilmente tendrá éxito en su encomienda.
Los integrantes de cualquier sociedad son interdependientes entre sí, nos necesitamos y nos vemos beneficiados por colaborar, no somos enemigos, aunque muchos lo quieran ver así. En la medida que más personas estemos de acuerdo en este tema, más rápidamente empezaremos a progresar de manera sostenida.