Hermosillo, Sonora.- Rosa María tiene 28 años. Trabaja como enfermera en el Centro Médico Doctor Ignacio Chávez en Hermosillo, y es parte del grupo activo de servidores de la salud en la actual contingencia sanitaria.
El pasado 6 de abril, Rosa María decidió aislarse y alejarse voluntariamente de su familia para protegerlos, incluida su hija de seis años, al tener contacto directo con pacientes sospechosos de COVID-19. Vivió separada de ellos junto con una compañera de trabajo.
“Una compañera y yo tomamos la decisión de aislarnos cuando empezamos a tener contacto con los posibles casos, ni siquiera son los positivos todavía. Como es algo nuevo, todos estamos con temor y por decisión propia, para proteger a nuestras familias, nos alejamos un poco de ellos.
Sí tenemos miedo porque no sabemos qué va a pasar si esos posibles casos salen positivos, pero a la vez estamos tranquilas de saber que nuestra familia está segura, que ellos cumplen con la cuarentena”.
La joven agregó, “sabemos que somos un equipo muy unido, nos cuidamos entre todos. Nuestros jefes directos siempre están viendo por nosotros, procuran que tengamos el equipo necesario, no hacer tan pesadas las jornadas”.
El arribo al hospital no es distinto, pero una vez dentro del recinto comienza el protocolo para vestirse con el traje de protección, bata, guantes, cubrebocas de alta eficiencia, googles y guantes.
Al salir, deben bañarse y colocarse otro uniforme para terminar el turno y regresar a sus hogares, donde es necesario extraer la ropa fuera del domicilio, desinfectar todos los artículos y así evitar un posible contagio.
“Para mí estar trabajando ahorita, en esta situación, me da temor como a todos mis compañeros, pero a la vez me siento muy orgullosa de mí, de ellos.
Creo que todos estamos haciendo bien nuestro trabajo ante esta situación. El equipo nos cuidamos entre todos, somos personas cuidando a otras personas y tenemos que ver también por nuestra seguridad”.
Ser enfermera es lo que quiere para toda su vida, “me gusta mi profesión, hago las cosas con gusto, con cuidado. Entonces yo sé que todos vamos a salir de esta, que vamos a salir muy bien y cuando todo esto pase, nos vamos a poder dar un gran abrazo y decir que lo logramos”.
Aunque dejar a su pequeña ha sido una de las decisiones más difíciles para Rosa María, sabe que la contingencia pasará y que podrá encontrarse con ella sin miedo ni temores. La joven envió un agradecimiento especial a su mamá, quien ha sido su motor y su ejemplo de vida.
En redes sociales, Francisco Humberto López, padre de Rosa, compartió un mensaje resaltando la labor de su hija y de quienes deben abandonar sus hogares para protegerse y protegerlos.
“Ella es Rosita, mi hermosa hija. ¿Su superpoder? Es enfermera”, escribió.
Gracias por su entrega y dedicación. Hermosa vocación. DLB
Todos los derecho abientes de la clinica estamos orgullosoa de empleados como ella con una gran responsabilidad y enteresa,bendiciones para todo el personal