Ciudad de México, 26 marzo (SinEmbargo).– Sentada entre letreros sobre el derecho al agua, la chiapaneca Estela Vázquez, de la organización “Camino para el Buen Vivir”, compartía en un festival en San Cristóbal de las Casas (en línea en tiempos del coronavirus) que en las comunidades de Ocosingo y Chilón abundan los refrescos en las tiendas, lo cual, dijo, beneficia más a las empresas que a ellos.
“Las grandes empresas como la Coca-Cola solo nos están enfermando. En las comunidades ya hay muchas diabéticas, niñas, niños y adultos. Antes de nuestros abuelos, nuestros antepasados, nunca habíamos escuchado algo así. Ellos vivían más años que ahorita que se mueren de 30 o 40 años por diabéticos y otras enfermedades porque no sabemos cuidarnos”, dijo la activista. “Nosotros cada vez más pobres porque el refresco también está muy caro. De dos o tres litros están a 45 pesos. No hay dinero para estar gastando, pero la gente ya se acostumbró”, afirmó sobre uno de los tres estados que forman la triada de pobreza en el sur del país.
De los fallecimientos registrados en México por el COVID-19, cuatro personas padecían la otra gran epidemia nacional: diabetes, que 8.6 millones mayores de 20 años tienen (Secretaría de Salud) y es la segunda causa de muerte en el país (Inegi,2018). Los otros decesos tenían obesidad o hipertensión, también de las enfermedades crónicas que vuelven más vulnerables a los mexicanos frente a esta pandemia, junto con daños renales, pulmonares o cardiacos, ha advertido la Secretaría de Salud.
De acuerdo con los representantes de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud (OMS-OPS) en México, Jean Marc Gabastou y Cristian Morales Fuhrimann, alrededor del 14 por ciento de los sintomáticos de coronavirus en el país van a requerir cuidados especializados y probablemente la mitad, un 7 por ciento, necesitará cuidados intensivos (hospitalización y ventiladores) debido a la incidencia de diabetes y obesidad frente a otros países donde en promedio es el 5 por ciento de letalidad.
“Una persona con diabetes y obesidad que sigue tomando refresco sobre todo ahora en esta pandemia aumenta su riesgo. Es un suicidio, un caldo de cultivo para que sus defensas bajen y por tanto tenga más probabilidad de morir. El consumo de refresco en estos momentos es un consumo contra la vida. Podríamos empezar con esa epidemia y cambiar los hábitos, cambiar esta comercialización agresiva de productos ultraprocesados. ¡Queremos agua, no refrescos!”, secundó en el mismo foro por streaming Marcos Arana, director del Centro de Capacitación en Ecología y Salud para Campesinos.
“La recomendación es tomar agua. Pero necesitamos defender esa agua. No queremos agua de garrafón, sino agua limpia para todos, lo que implica limpiar el origen de donde la obtenemos: manteniendo los humedales y limpiando los ríos ahora y mañana”, expuso después de lamentar que el consumo de refrescos en Chiapas llama la atención internacional y causa una erosión en su cultura alimentaria basada en pozol y bebidas de chía.
También por conferencia en línea, miembros de la Alianza por la Salud Alimentaria plantearon que la suma del COVID-19 a las epidemias de obesidad y diabetes en México son resultado de la ausencia de políticas de Estado durante años por presiones de la industria. La norma del etiquetado claro en alimentos chatarra y bebidas azucaradas aprobada por el Congreso, por ejemplo, sigue sin implementarse.
En este país, el cuarto consumidor mundial de productos ultrapocesados, alrededor de 96 millones de niños y adultos tienen sobrepeso y obesidad, calcula la Secretaría de Salud. Siete de cada diez adultos, cuatro de cada diez adolescentes y uno de cada tres niños presentan sobrepeso u obesidad, dimensiona.
A corto plazo, acentúa y agrava la diabetes, hipertensión (15.2 millones la tienen), complicaciones cardiovasculares e incluso algunos tipos de cáncer. Se estima que un 90 por ciento de los casos de diabetes tipo 2 (cuando el cuerpo produce insulina, pero no la utiliza apropiadamente) son atribuibles al sobrepeso y la obesidad.
Ante ello, expuso la investigadora del Poder del Consumidor Paulina Magaña, se reportan más de 200 mil muertes por año (23 mexicanos por hora) atribuidas a la obesidad, de las cuales 40 mil son por alto consumo de bebidas azucaradas, esto es, más de las 20 mil muertes registradas por coronavirus a nivel mundial en lo que va de este 2020.
Al anunciar que entramos a la fase 2 del COVID-19, que implica perder el seguimiento de transmisión a los cientos de contagios, el Presidente Andrés Manuel López Obrador llamó a una buena alimentación.
“Significa comer sano, no a productos chatarra porque son adultos mayores y también a enfermos de diabetes, de hipertensión, de padecimientos renales, mujeres embarazadas la población vulnerable y la población que tenemos que cuidar”, dijo.
En el marco de esta epidemia de obesidad, el 10.3 por ciento de las personas mayores de 20 años (8.6 millones) tiene diabetes, sobre todo en Campeche, Tamaulipas, Hidalgo, Ciudad de México y Nuevo León (el estado con más casos de coronavirus), revela la más reciente Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018.
Al tercer trimestre de 2019, 26 mil 501 personas estaban hospitalizadas por diabetes tipo 2, en su mayoría en Tabasco (3 mil 25 pacientes), Jalisco (2 mil 457), Hidalgo (mil 443), Puebla (mil 329) y Estado de México (mil 558), de acuerdo con el Sistema de vigilancia Epidemiológica de Diabetes de la Secretaría de Salud.
Tanto para hombres como para mujeres las tres principales causas de muerte son enfermedades del corazón (149 mil 368, 20.7 por ciento), diabetes mellitus (101 mil 257, 14 por ciento) y tumores malignos (85 mil 754, 11.9 por ciento), reportan las cifras de mortalidad en México del INEGI hasta 2018. De los más de 100 mil decesos por diabetes, 49 mil 679 fueron de hombres y 51 mil 576 de mujeres.
A nivel internacional, comparó la investigadora de El Poder del Consumidor Paulina Magaña, México ocupa el lugar número 12 por muerte en diabetes frente a Estados Unidos que está en el lugar 138, Italia en el 164, China en el 156 y España en el 159, naciones con mayor casos de COVID-19.
Katia Yetzani, Investigadora de El Poder del Consumidor, llamó a aprovechar el tiempo libre por confinamiento para cocinar sanamente para recibir la vitaminas y nutrientes necesarios para fortalecer nuestro sistema inmunológico y comprar productos locales de pequeños y medianas empresas para apoyar a los trabajadores de economía informal que deben seguir saliendo a la calle para subsistir.
Pese a estas epidemias, hay una oposición de empresas con intereses “muy poderosos” que llaman a posponer el etiquetado con información clara sobre los daños de los alimentos ultraprocesados, lamentó el director de El Poder del Consumidor, Alejandro Calvillo.
“Ya venimos viviendo una emergencia epidemiológica de obesidad y diabetes que nos hacen muy vulnerables al COVID-19 derivado del consumo de comida chatarra y bebidas azucaradas que impacta en los más pobres de manera especial”, dijo. “La Concamin está aprovechando para bloquear políticas contra la obesidad y diabetes”.
La semana pasada, la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) solicitó al Gobierno federal posponer tres años el etiquetado de advertencia para alimentos y bebidas azucaradas. Antes de la pandemia la iniciativa privada había criticado la norma e incluso presentó amparos, pese a ser aplaudida por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Que la Concamin haya planteado posponer la aplicación de la norma de etiquetado es indignante por decir lo menos. Vamos a pagar las consecuencias de no haber hecho esto antes. Hace casi 30 años en la Organización Panamericana de la Salud y la Secretaría de Salud se analizó el problema que se venía y se advirtió que nos llevaría a un desastre epidemiológico. No deberíamos de postergarla ante estos chantajes”, coincidió el Dr. Abelardo Ávila, Director de Nutrición del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”.
“Hemos permitido que la mala alimentación se extienda en todos lo sectores de la población. Mucho de la mortalidad por el coronavirus va estar asociada a esta situación”, previó.
Desde el sur del país, la activista chiapaneca Estela Vázquez cuestionó: “¿Qué futuro les vamos a dejar a nuestros hijos?, ¿que tomen pura Coca-Cola? No, compañeros”.