Muchos piensan que la violencia feminicida es inusual, una anomalía de la vida colectiva o el resultado de hombres perturbados y enfermos. Al contrario, son el resultado funesto de nuestra vida cotidiana: Aquí unos pasajes:
Karla me contó en esa banqueta durante una fiesta que su expareja, papá de sus dos hijos, le pegaba y le jalaba de las greñas si sus tenis no estaban lo suficientemente blancos cuando se los calzaba para ir a trabajar de albañil.
Gerardo, contó en un libro, que su papá, un reputado militar mexicano, mató a su esposa a golpes. Días después les dijeron a la familia que ella murió de un infarto.
Viviana perdonó a su esposo, un policía. La última vez que se separaron él la pateó en el suelo y le pegó con la mano abierta para no dejar huellas en su cuerpo. Se enojó porque recibió un mensaje de texto de un hombre.
Sofía me confesó que su papá, el médico bonachón que me invitó carne asada, cervezas y que me ayudó a curar un resfriado, golpeaba a su esposa cuando llegaba borracho.
Jesús me contó que cuando su novia comenzaba a salir con alguien más. Terminaron y en la primera borrachera fue a buscarla a su casa, y como no estaba, se lio a golpes con su hermano para “sacarse la espina”.
Un maestro de la Universidad de Sonora me reclamó porque publiqué una nota que hablaba del acoso sexual en el Alma Mater. Pensó que estaba hablando de él, y me recriminó por darle voz a las feministas. Años después, las denuncias de acoso contra él se apilaron hasta que se jubiló.
Esperanza confesó que su tío la penetró por primera vez con sus dedos cuando tenía cuatro o cinco años. Bloqueó durante gran parte de su niñez y adolescencia lo que pasó. Cuando entró a la adultez, en una crisis empezó a ir con un psicólogo y fue consciente del abuso que sufrió, quien murió impune.
Ingrid Escamilla decidió perdonar a su pareja pensando que cambiaría, que dejaría de ser violento. Murió desollada por él, y su foto, con toda la crueldad que imponían sus vísceras expuestas, fue publicada en portada en varios periódicos de nota roja.
Estos son algunos relatos que he escuchado o conocido personalmente. El nombre de muchas de las mujeres han sido cambiados por obvias razones.
¿Todavía piensan que los feminicidios son por generación espontánea?