En un Superama (Walmart) al norte de la Ciudad de México, la empacadora Silvia descansaba en la banca frente a las cajas, mientras veía la sorpresa de algunos clientes ante la ausencia de las bolsas de plástico de polietileno sustituidas por fabricadas con tela vendidas entre 10 y 18 pesos. Algunos ya no le dan propina porque se llevan sus compras en las manos.
“Estamos malacostumbrados a tirar la botella del refresco en la calle, la colilla del cigarro. Ya encontraremos con qué contaminar”, dijo sobre la medida de prohibir la comercialización de bolsas de plástico en puntos de venta, incluyendo el comercio informal, y manifestó su preocupación por el impacto en los empleos en las fábricas.
La industria del plástico de México aporta el 3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), el 5 por ciento del PIB manufacturero, genera más de un millón de empleos directos e indirectos, produce más de 7 millones de toneladas anuales, integra más de 4 mil empresas y concentra inversiones por más de 30 mil millones de dólares, expuso Aldimir Torres Arenas, presidente de la Asociación Nacional de Industrias de Plástico (ANIPAC), la cual se amparó contra las reformas a la Ley de Residuos Sólidos local aprobada desde mayo del año pasado.
Por la medida en la capital del país, la industria del plástico calcula la pérdida de 25 mil empleos, y fugas de 500 millones de dólares al año ya que la Ciudad de México representa el 13 por ciento del sector a nivel nacional al producir alrededor de 500 toneladas de bolsas al año.
De acuerdo con esta alianza de 250 integrantes de toda la cadena de suministro, ninguno de los tipos de plástico son tóxicos (PET, polietileno, PVC, polipropileno, poliestireno y otros), y destaca la ventaja de ser resistentes.
Más allá de la bolsa reutilizable, La Misión (2), Abarrotes Dunosusa (2.4), Super Willys (2.9), Walmart (3.7), Soriana (3.9), Aramburo (4) y Super Doña (4) obtuvieron calificación “mala” o insuficiente” en sus acciones para reducir el uso de este material –que daña la biodiversidad marina– en los productos que vende, reveló el “Ranking de supermercados según su huella plástica 2019” realizado por Greenpeace México.
Aunque el Ingeniero en Plásticos Mario Grimau explicó que si los polímeros entran dentro de la cadena alimenticia de los peces, y por consecuencia en la humana, al tratarse de materiales que no son naturalmente biodegradables, difícilmente serán asimilados y serán expulsados sin interactuar a nivel molecular dentro del sistema digestivo.
LA URGENTE GESTIÓN DE LOS RESIDUOS
“El problema no se soluciona con ataques y prohibiciones”, dijo como mensaje Aldimir Torres Arenas, presidente de la Asociación Nacional de Indsutrias del Plástico. “La industria del plástico reconoce que existe un problema serio en el uso y manejo de desechos plásticos. Entendemos que el responsable no es el plástico, la responsabilidad recae en todos los involucrados: en la producción, generación, recolección, disposición y aprovechamiento de los desechos sólidos”.
“En nuestras vidas y en todas las industrias, el plástico ocupa un papel fundamental e insustituible en la mayoría de los casos. No imaginamos su ausencia en industrias como la alimentaria, la médica, la aeroespacial, la automotriz, la de construcción, la de telecomunicaciones y todas aquellas que tienen que ver con nuestro diario vivir”.
En entrevista con la agencia AP, Torres agregó que era una medida de “populismo barato”.
Pero Greenpeace México ha documentado que Coca-Cola, Pepsi, Unilever, Nestlé, Procter & Gamble, Starbucks y McDonald’s son las empresas que más “han impuesto” en la vida cotidiana el uso de envases de plástico en la venta de sus productos.
“Lo que aún falta es que el Senado de la República apruebe reformas a la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos (LGPGIR) para que los fabricantes se hagan responsables de la gestión de los residuos que sus productos generan y, desde el principio, ofrezcan bienes y servicios libres de plásticos. Esto atacaría la contaminación plástica desde su origen”, plantea la organización.
El Diputado local Ricardo Fuentes Gómez, integrante de la Comisión de Preservación del Medio Ambiente local, Protección Ecológica y Cambio Climático del Congreso de la Ciudad de México, rechazó que sea una Ley “populista” y “unilateral”, ya que hubo mesas de diálogo con la industria y la Secretaría de Medio Ambiente, donde se acordó que hasta 2021 se prohibirá la comercialización de tenedores, cuchillos, cucharas, platos, popotes, vasos y sus tapas fabricados total o parcialmente de plásticos o unicel que, dijo, al igual que las bolsas tapan las coladeras y causan inundaciones.
“Más que una Ley con una serie de sanciones es un mecanismo para que la gente tome conciencia de la importancia de no usar plásticos que sigan contaminando”, aseguró Fuentes vía telefónica. “No es populismo. La industria reaccionó así porque tiene todo un sistema de producción y materia prima embodegado, por lo que van a tener que invertir. No es populismo, es uno de los acuerdos que el país suscribió en acuerdos internacionales como el Acuerdo de París”.
El Diputado enfatizó que la medida también se ha aplicado en Perú, Chile, España, Suecia y Francia, por lo que las empresas trasnacionales “ya saben que deben hacer la reconversión tecnológica y empezar a producir otro tipo de materiales que son mucho menos contaminantes derivados de productos orgánicos”.
El especialista en plásticos Mario Grimau explicó que las industrias usan máquinas específicas y automatizadas, por lo que impactará a toda la línea de fabricación diseñada para las bolsas de plástico “de camiseta” al necesitarse menos mano de obra y máquinas.
“El efecto será en la industria petroquímica e industrial al perder la competitividad y capacidad de crear empleo”, planteó.
La Diputada local Alessandra Rojo de la Vega, quien impulsó la iniciativa, tuiteó que la industria está “muy molesta”, pero “molestos deberíamos estar nosotros de años y años de inconsciencia y enriquecimiento a costa del bienestar y vida de los seres vivos”.
Pero para la ANIPAC los plásticos son “amigables con el medio ambiente” porque requieren menor consumo de energía para su producción y transporte.
MÉXICO, EL 12 CONSUMIDOR DE PLÁSTICOS
En el departamento de verduras del Superama ya no hay bolsas, pero hay frutas y lechugas envueltas en otro tipo de plástico. En panadería, solo se ofrece de papel. En salchichonería, se siguen vendiendo carnes frías embolsadas en plástico.
Si bien la reforma al artículo 25 de la Ley de Residuos Sólidos local prohibe “la comercialización, distribución y entrega de bolsas de plástico al consumidor, en los puntos de venta de bienes o productos”, hace excepción si son compostables (susceptible a biodegradarse al 90 por ciento en seis meses, si es sometido a un ambiente rico de dióxido de carbono o en contacto con materiales orgánicos), y también se excluyen las bolsas de plástico necesarias por razones de salubridad e higiene (para carnes frías, pollo, carne, pescado por su contacto directo) o que prevengan el desperdicio de alimentos siempre y cuando no existan alternativas compostables.
De lo contrario, se cobrarán multas entre 42 mil y 170 mil pesos. Aunque la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum aclaró que en estos primeros 15 días del año se seguirá con la difusión de la medida antes de iniciar las sanciones, pues la idea es “que también llegue al comercio en vía pública” para terminar con el plástico de un solo uso.
“Una de las cosas que queremos dejar en claro es que la bolsa biodegradable tampoco se va a permitir, ya que al ser desechable sigue siendo un plástico que podría tardar 300, 500 años o 100 años en degradarse, dependiendo el tipo de material”, dijo la directora General de Evaluación de Impacto y Regulación Ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente capitalina, Andrée Lilian Guigue Pérez.
Aunque Greenpeace México ha documentado que gran parte de las bolsas plásticas compostables (aceptadas por la Ley) para poder descomponerse necesitan estar bajo ciertas condiciones que se dan exclusivamente en instalaciones de compostaje industrial, las cuales no existen o no son funcionales en todos los municipios del país, como de hecho es el caso de la Ciudad de México.
“Ningún material debe terminar en el mar. Pero ha sido un basurero de la humanidad desde hace miles de años. Tenemos que ponernos a trabajar seriamente sobre los residuos. Está el boom de que comemos y respiramos plástico, sí pero también comemos plomo, arsénico y otras partículas”, aseguró el Ingeniero en Plásticos, Mario Gramau. “Prohibir nunca es una solución, prohibir es reducir el problema”, sentenció.
Afuera del Superama, una señora en su puesto vendía y entregaba tamales en bolsas de plástico.
“El problema de la Ley no es si es muy rígida o muy flexible. El problema es que es muy difícil de aplicar y será muy poco efectiva. Si se mide en peso o volumen, el efecto que eso tiene contra el problema que se quiere enfrentar es una pulga en la espalda del perrito”, afirmó Grimau, especialista en reciclaje.
México se ubica en el 12 lugar en el consumo de plásticos a nivel mundial, importa unos 20 mil millones de dólares en resinas y plásticos al año, y se encuentra entre los principales países de exportación de productos junto con Estados Unidos y Canadá, según los datos de la industria.
Pese a ello, el exceso de contaminación plástica se observa sobre todo en países compradores de basura del mundo como China, Indonesia, Filipinas, Vietnam y Tailandia, agregó Grimau.
“El problema no son los plásticos sino el manejo de la basura. Los países no han sido capaces de hacerse responsables en diseñar modelos eficientes de manejo de basuras, entonces hay un inmenso negocio de exportación de basura, cuya utilización es diferencial y cada basura tiene su propio tratamiento”, aseguró.
EL RECICLAJE NO BASTA
Aunque México es el país de América Latina que más recicla el PET (utilizado para envases para gaseosas, aceites, cosmética, frascos, productos alimenticios, etc), de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México se generan alrededor de 13 mil toneladas de basura diarias, de las cuales 8 mil 600 toneladas son enviadas a rellenos sanitarios y solo mil 900 toneladas se van al reciclaje.
Se ha reciclado menos del 10 por ciento del plástico que se ha producido a nivel mundial y se estima que hasta 12.7 millones de toneladas de plástico ingresan al océano por año, ha documentado Greenpeace.
“La industria del plástico tiene muchísimos años trabajando en reciclaje. Pero no es una alternativa realista para el tamaño del problema que tenemos que enfrentar. Con ningún material funciona. Que pueda reciclarse depende de cuestiones económicas, energéticas y de física y química del material”, dijo el Ingenierov Mario Grimau. “Los materiales reciclados además son de mala calidad, son más caros que los vírgenes y en general es un negocio bastante malo”.
Para tratar los residuos plásticos, planteó, hay tres opciones. El reciclaje mecánico (que puede llegar hasta un 40 por ciento de los materiales), la recuperación energética (rechazada por ambientalistas por liberar C02), y el reciclaje químico (destruir los materiales para recrearlos).
En frente del Superama, en Parisina –donde hay un pasillo completo de productos de plástico– venden bolsas de pellón u organiza (embolsada en plástico) a la entrada. Las telas son envueltas en listones. A unas calles, Suburbia (Liverpool) ofrece bolsas de papel para llevar la ropa (envuelta en plásticos).
“Pero si sumas las tres alternativas de reciclaje que serían viables para los plásticos, siempre quedarán residuos que deben llevarse a los rellenos sanitarios”, afirmó Grimau. O a los mares.
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