Hermosillo, Sonora.- Alma Azucena se ha dedicado a “criar nuevos corazoncitos”, al convertirse en una madre sustituta para las y los pequeños que conforman la Ciudad de los Niños en Hermosillo, en donde los escucha, protege y llena de amor.
“Mamá Azu” como la apodan en ese lugar, tiene 35 años, es originaria de Hermosillo, y forma parte de las madres sustitutas que buscan rescatar a menores de entornos violentos y brindarles espacios dignos y seguros para que crezcan y se desarrollen.

Su trabajo como madre sustituta consiste en hacer las funciones de una mamá biológica y capacitarse constantemente.
Llegó a Ciudad de los Niños hace cuatro años, después de separarse de su esposo, entonces recurrió a este sitio donde obtuvo apoyo y comenzó a cubrir descansos de las otras madres, hasta tener su casa y pequeños a su cuidado, además de sus cuatro hijos biológicos.
Relató que tuvo hasta 12 niños de 8 a 16 años, entre ellos principalmente mujeres, con quienes procura jugar por las tardes, escuchar a los adolescentes, tenerles paciencia y darles mucho amor.

Señaló que es una labor hermosa, donde jamás pensó que trabajaría en este lugar, pero mencionó que cree que fue obra del destino, pues ella conocía este sitio desde niña cuando iba a la biblioteca, ya que vivía en una colonia a las cercanías de este.
Alma ha aprendido a ser una mamá que protege el corazón de quienes llegan a su cuidado, pues son personas que han sido lastimadas por la vida y ella les enseña una perspectiva diferente, llena de amor y alegría.
“Es una labor muy bonita porque es criar nuevos corazoncitos, es crías nuevas personitas, ellos vienen muy lastimados, ellos vienen a veces con miedos a como lo van a tratar, como va a ser el trato aquí con ellos, cómo van a jugar”.
“Porque a veces hasta eso hay que enseñarles, a jugar, a ser unidos, uno les va enseñando todo, desde comer, jugar, convivir, a veces son niños encerrados, entonces todo eso le enseña como mamá, somos mamás y estamos criando nuevos corazoncitos”.
“Nunca uno sabe de qué tamaño tienes el corazón, para que te quepan tantas personitas”, expresó Mamá Azu.

Compartió que lo más difícil de su trabajo, es tener que despedirse de sus hijos, quienes al crecer, deben continuar con sus vidas. Sin embargo, señaló que no les pierde la pista y se mantiene en comunicación con ellos, a pesar de que algunos se mudan a otros estados.
Puntualizó que lo más gratificante es cuando le dicen “Mamá”, pues no es algo que digan desde un principio, ya que comienzan hablándole como “tía” o “señora”, pero mencionó que cuando la reconocen como su madre, es un sentimiento muy bello.

“Lo más difícil es cuando se van, porque una se encariña como si fueran propios, llegas a amarlos tanto que en el momento en que ellos se van, aunque pueda ser un momento de felicidad, porque van con su familia o van con sus familiares, con papás, a uno le queda el corazón roto, lastimado, porque ya no es lo mismo, aunque te sigas comunicando con ellos; lo que más me gusta es cuando te empiezan a decir ‘Mamá’, porque no es desde un principio, es cuando tu dices, bueno, ya me gane otro corazoncito”, relató.
Finalmente, Mamá Azu dijo que el día que ella tenga que marcharse de la Ciudad de los Niños, se llevara consigo a muchos corazones, además de que recomendó a otras mujeres a ser mamás en esta asociación, pues estos pequeños llenan a una persona de cariño, a pesar de que ellos vienen “apachurraditos”.