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martes, febrero 11, 2025

Elección judicial: por qué es grave que la ciudadanía no cuente los votos en la casilla

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A menos de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación decida otra cosa, el próximo 1º de junio votaremos en todo el país para elegir 881 cargos del Poder Judicial Federal y cargos judiciales locales en 17 entidades. Votaremos por primera vez en la historia por las ministras y ministros de la Corte, pero los comicios serán muy distintos a los que estamos acostumbrados desde hace más de 30 años.

Cuando lleguemos a votar, nos van a entregar al menos seis boletas, pero no vamos a encontrar seis urnas para depositar la boleta de cada cargo en donde corresponde, como ha sido siempre. Habrá una sola urna al centro para echar todos los votos y, si hay muchos electores, podría haber dos urnas.

Los votos no se contarán en la casilla, como siempre ha ocurrido, ni veremos las tradicionales mantas para saber cuántos votos obtuvo cada candidatura y quién ganó en nuestra cuadra, como siempre había ocurrido.

Esta vez, las funcionarias y funcionarios de Mesa Directiva de Casilla únicamente van a separar las boletas por color, contarán cuántas se emitieron para cada cargo y publicarán en las mantas que se cuelgan en el lugar donde fue instalada la casilla solamente la cifra de sufragios depositados para cada cargo a elegir.

Los votos se irán a los 300 Consejos Distritales del INE, donde se hará el cómputo y escrutinio de las casillas que correspondan a cada distrito.

Esto quiere decir que, si va a haber 83 mil casillas y son 300 distritos, cada Consejo estaría contando, en promedio, los votos de 279 casillas. Por eso, esta vez no habrá resultados la misma noche de los comicios, como ha ocurrido siempre, sino hasta 12 días después de que votemos.

La ausencia de los partidos y la complejidad de las boletas

Otra novedad es que en esta elección no habrá partidos políticos en la casilla, con sus representantes cuidándose las manos unos a otros, pues así lo estableció la reforma constitucional que aprobaron Morena y sus aliados en septiembre pasado.

Tampoco habrá partidos políticos en las boletas, pues las candidaturas no serán postuladas por ellos sino por los tres poderes de la Unión. Es decir, al lado del nombre de cada candidata y candidato no habrá el logotipo de un partido, como ha ocurrido siempre, sino que aparecerá alguna de tres siglas posibles: PE (Poder Ejecutivo), PL (Poder Legislativo) y PJ (Poder Judicial).

Habrá también, como cuarta opción, las siglas EF, que quiere decir En Funciones, para aquellas candidaturas de personas que actualmente ocupan un cargo y que tuvieron pase directo a la boleta electoral, como es el caso de las ministras Lenia Batres, Loretta Ortiz y Yasmín Esquivel.

La complejidad de las seis boletas que vamos a tener en nuestras manos es mayor mientras más candidaturas aparezcan en ellas. Por ejemplo, habrá hasta 84 nombres para la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), separados en dos columnas para que los votantes escojan cinco mujeres y cuatro hombres, poniendo el número que corresponda a la candidatura elegida en unos recuadros colocados en la parte superior de las listas.

Para el nuevo Tribunal de Disciplina Judicial (TDJ) hay hasta 52 espacios, pues se deben elegir cinco cargos y, si cada poder puede postular tres candidaturas por vacante (es decir, 15), habría al menos 45 candidatas y candidatos.

En la boleta para elegir a dos magistraturas de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) es la más sencilla: contendrá sólo los nombres de 18 candidaturas.

La boleta de las Salas Regionales del Tribunal Electoral será distinta para cada una de las cinco circunscripciones, y en ella habrá 20 espacios para candidaturas de mujeres y diez para candidaturas de hombres, pues habrá que elegir dos magistradas y un magistrado por cada Sala.

La cosa se complica en los casos de Tribunal de Circuito y Juzgados de Distrito, pues cada entidad y distrito judicial va a tener boletas distintas, con un número variado de candidaturas.

Según el modelo aprobado por el INE, las boletas para la elección de esos cargos contendrán gamas de colores subrayando los nombres de las candidatas y candidatos, según la especialidad judicial: administrativa, penal, civil, trabajo o mixto.

El INE prevé que pueda haber hasta 70 candidaturas en la boleta de juezas y jueces de Distrito y hasta 42 candidaturas en la boleta de magistradas y magistrados de Circuito.

¿Quién contará los votos?

La noche del 1º de junio, como siempre que hay elecciones, el INE pondrá en marcha un sofisticado sistema de recolección de paquetes electorales para llevarse los votos de la casilla a los 300 Consejos Distritales; sólo que esta vez los votos sólo irán separados y cuantificados, pero no computados.

Esto es una grave regresión para nuestro sistema electoral. Durante décadas, hemos construido un sistema electoral en el que la piedra angular de la confianza es la máxima de “ciudadanos contando los votos de los ciudadanos”.

Eso, que fue una conquista después de décadas de elecciones ganadas por la aplanadora priista y del gran y emblemático fraude electoral de 1988, se acabó.

En el INE, consejeras y consejeros electorales han justificado su decisión explicando que este mecanismo, que saca de las casillas el cómputo de los votos y “desciudadaniza” los comicios, es la única manera de que la elección judicial sea posible. La complejidad de las boletas haría que los cómputos en las casillas fuera muy lento, y obligaría a mantener a los ciudadanos-funcionarios de casilla despiertos durante horas, probablemente días.

A la complejidad de las boletas se suma el hecho de que en 17 entidades habrá elecciones judiciales locales; es decir, además de las seis boletas para cargos federales, podrían estarse distribuyendo hasta seis boletas más para elegir personas juzgadoras de tribunales y juzgados locales.

Consejeras y consejeros argumentan, con más buena fe que razón, que los 300 Consejos Distritales del INE también son instancias ciudadanas, pues están integradas por personas sin militancia partidista y que son designados mediante procedimientos establecidos en la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE).

Cierto: los Consejos Distritales están conformados por una persona presidenta y seis consejeras, pero son designados por los 32 Consejos Estatales que, a su vez, son designados por el Consejo General del INE.

Si bien el procedimiento ha funcionado en las últimas elecciones para dar certeza e imparcialidad a los comicios en general, pues ha sido ahí donde se han llevado a cabo los Cómputos Distritales de las elecciones en las últimas décadas, sin mayor contratiempo, lo cierto es que nunca los 300 Consejos Distritales se habían enfrentado a la responsabilidad de hacer el primero -y único- cómputo de una elección.

Además, a diferencia de lo que siempre ha pasado, esta vez las ciudadanas y ciudadanos no podremos ir a nuestra casilla a ver quién ganó y a cotejar la manta publicada afuera con el sistema de cómputo en el que el INE hará públicos los cómputos.

Se perderá ese tramo de control ciudadano que tanto abonaba a la certeza de los comicios.

Todo esto ocurre porque el INE está haciendo una elección inédita y tan compleja como las que acabamos de vivir en 2024, o incluso más complicada, sin tiempo y sin recursos.

Pese a todo, el INE puede y va a sacar esta elección adelante, pero a un alto costo político: al organizarla y concluirla, habrá dado pasos enormes en la desprofesionalización de nuestro sistema electoral.

Postdata

La Suprema Corte de Justicia habrá de resolver este miércoles el proyecto del ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, en el que propone la que podría ser una nueva salida a todo este embrollo.

El ministro sugiere que el INE y el Tribunal Electoral acaten las suspensiones emitidas por jueces locales en contra de la reforma judicial y la elección del 1º de junio, lo que podría traducirse en un aplazamiento de los comicios.

La sentencia requiere seis votos, pues la Corte está integrada actualmente sólo por 10 ministros, y no 11, ante el fin del periodo del ministro Luis María Aguilar el año pasado.

En medio de un nuevo pleito entre la Corte y la presidenta Claudia Sheinbaum y Morena, explícito en la ceremonia por el aniversario de la Constitución, la votación será de pronóstico reservado.

@chamanesco

Aviso

La opinión del autor(a) en esta columna no representa la postura, ideología, pensamiento ni valores de Proyecto Puente. Nuestros colaboradores son libres de escribir lo que deseen y está abierto el derecho de réplica a cualquier aclaración.

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