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jueves, noviembre 21, 2024

Jorge Romero y la degradación del PAN

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Jorge Romero Herrera será dirigente nacional del PAN durante los próximos tres años y, con ello, el principal partido opositor estará dando un paso más hacia la irrelevancia política.

Su dirigencia no será producto de la recomposición del partido ni de la reflexión profunda tras su derrota electoral. No es un relevo generacional, ni mucho menos un retorno a la doctrina y programa originales de Acción Nacional.

La elección de Jorge Romero es el pago de múltiples facturas; principalmente, la que Marko Cortés le debía, pues fue Romero y su control de los padrones de militantes panistas lo que llevó a Cortés a la dirigencia en 2018, y a la reelección en 2021, a pesar de sus pésimos resultados.

El triunfo del diputado y exjefe delegacional de la Benito Juárez es la coronación del “cártel inmobiliario” en la política mexicana. La victoria de los padroneros, la consecuencia lógica del proceso de degradación que el PAN inició hace 24 años, cuyo único destino posible es la extinción.

Romero no compitió contra nadie, pues la candidatura de la tlaxcalteca Adriana Dávila nació sin posibilidad alguna.

La “elección” a la que fueron convocadas 300 mil personas que aún forman parte de los padrones de militantes del PAN fue, en realidad, una pelea arreglada en la que no era posible distinguir proyectos de partido, batallas ideológicas o una competencia real.

El reacomodo de “Los Ocean”

Desde 2023, Marko Cortés pactó con Jorge Romero y su grupo que, pasara lo que pasara el 2 de junio de 2024, él iba a ser su sucesor en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN.

Pero no sólo Romero iba en ese paquete, que de entrada desahuciaba a su candidata presidencial, Xóchitl Gálvez, en quien nunca creyeron, a quien sólo apoyaron con lo básico y en el discurso, a quien postularon a la Presidencia de la República sólo porque no había de otra, a la que nunca respetaron y con la que Marko riñó groseramente la misma noche del 2 de junio y en los días posteriores.

El acuerdo ideado por Marko Cortés y Jorge Romero daba por descontada la derrota de Xóchitl, e implicaba el reparto de candidaturas y posiciones, al estilo del famoso pacto del PAN con el PRI en Coahuila que el propio líder panista hizo público en plena campaña.

La diferencia es que en este caso aún no se da a conocer el contrato, pero la lógica es la misma: repartirse el poder público como si fuera su patrimonio, al margen de la opinión de militantes y ciudadanos.

De esa manera, Marko Cortés se quedó con la candidatura número 1 de la Lista Nacional del PAN al Senado. Jorge Romero con la dirigencia nacional del partido. Y Santiago Taboada con la candidatura a la Jefatura de Gobierno, en una campaña que recibió más apoyo, más patrocinios y más esfuerzos partidistas que la de Xóchitl Gálvez.

Taboada, a quien los panistas lograron colocar en la pelea, pero se desfondó en el último mes de campaña, fue el único damnificado del clan Romero, una cofradía conocida como “Los Ocean” que opera desde la primera década de los dos miles, que se ha apoderado del PAN capitalino y que hoy por hoy es el grupo con más poder e influencia en Acción Nacional. Son dueños de los padrones de militantes y, con ello, de dirigencias y candidaturas locales.

Como han hecho siempre, el pasado 2 de junio “Los Ocean” ganaron, mientras su partido perdía.

Jorge Romero Herrera se reeligió como diputado federal, a la espera de ser ungido como dirigente nacional.

Luis Mendoza Acevedo fue electo alcalde de Benito Juárez, posición estratégica para la operación del grupo político vinculado con el “cártel inmobiliario”, una trama de corrupción que mantiene en la cárcel a Christian Von Roehrich, el único “hermano” del clan que ha sido involucrado y procesado por esos hechos.

Un dato singular es que el hermano del actual alcalde, Víctor Manuel Acevedo, se encuentra prófugo de la justicia por actos cometidos cuando fungió como director de Planeación de la Benito Juárez.

Andrés Atayde Rubiolo, exdirigente del PAN de la Ciudad de México, ahora es el coordinador de la bancada del PAN en el Congreso de la CDMX. Y Mauricio Tabe se reeligió como alcalde de la Miguel Hidalgo.

El reacomodo de “Los Ocean” se corona con la elección de Jorge Romero Herrera al frente de la dirigencia nacional del PAN, un partido que irá a la batalla contra Morena y Claudia Sheinbaum tocado por el escándalo del “cártel inmobiliario”, un caso bien conocido por la actual coordinadora jurídica de la Presidencia, Ernestina Godoy, que como fiscal investigó y usó políticamente el caso, hasta donde pudo.

Un partido sin viabilidad electoral ni política

Es difícil encontrar el momento exacto en el que el PAN comenzó su degradación, pero fácil contar los episodios que contribuyeron a eso.

Uno de esos capítulos fue la campaña de Vicente Fox, en el año 2000, cuando la dirigencia panista solapó y encubrió el financiamiento ilegal de la campaña del guanajuatense a través de la asociación “Amigos de Fox”.

Otro ocurrió en 2004, cuando el PAN promovió en la Cámara de Diputados el desafuero de Andrés Manuel López Obrador, con la idea de inhabilitarlo como competidor en las elecciones de 2006.

Uno más se dio en 2005, cuando un personaje impresentable, como Manuel Espino, fue impulsado desde la Presidencia para llegar a la dirigencia del partido.

Y qué decir de 2006, cuando Felipe Calderón mandó a volar la doctrina y los principios de los fundadores, y sustituyó la dignidad gomezmoriniana de la “brega de eternidad”, por el pragmático “haiga sido como haiga sido”.

Después de las elecciones de 2006, todo ha sido decadencia en el PAN, pues el partido que abandonó sus principios para convertirse en una máquina de ganar elecciones, también dejó de ganar elecciones.

Las campañas de Josefina Vázquez Mota (2012), Ricardo Anaya (2018) y Xóchitl Gálvez (2024), fueron cada una peor que la anterior; costosas, por momentos ridículas y siempre alejadas de la ciudadanía.

La última estación de ese desastre fue la alianza con el PRI, incitada en 2021 por Claudio X. González, y firmada por Marko Cortés con “Alito” Moreno y Jesús Zambrano.

Una alianza que llevó a los panistas a la peor de elección de su historia, y a ser lo que son hoy: un partido con cinco gubernaturas, 22 senadores (incluido Miguel Ángel Yunes), y 71 diputados federales.

Un partido extraviado ideológicamente y derrotado en lo electoral, que no es alternativa para la ciudadanía que no respalda el proyecto del actual gobierno.

Un partido que se quedó sin dirigentes capaces de enderezar el rumbo y que solamente tuvo una opción para la renovación de su dirigencia: Jorge Romero, a quien de por sí ya se le había hipotecado el partido.

Son días oscuros para la democracia; en el peor momento, México tiene a la peor oposición de la historia.

@chamanesco

Aviso

La opinión del autor(a) en esta columna no representa la postura, ideología, pensamiento ni valores de Proyecto Puente. Nuestros colaboradores son libres de escribir lo que deseen y está abierto el derecho de réplica a cualquier aclaración.

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