Efectivamente, la Universidad de Sonora, máxima casa de estudios de los sonorenses, reprobó la cuenta pública correspondiente al año 2023, tal y como se anticipó en nuestra entrega anterior. El pasado 15 de octubre el Congreso del Estado avaló la propuesta de calificación emitida por el ISAF para la Unison: “No aprobada”.
Quizá sea la primera ocasión en la historia del alma mater que esto suceda; no tenemos antecedente de que tal acontecimiento hubiera ensombrecido anteriormente la imagen de la institución. El año pasado la Unison ejerció recursos por más de 3,200 millones de pesos y el órgano fiscalizador nos dice que sus registros contables no son confiables porque no cuenta con un sistema contable armonizado. De ahí la reprobada.
Al igual que la Unison, la recién creada Universidad del Pueblo Yaqui tampoco cuenta con un sistema de contabilidad armonizado, por lo que también reprobó su cuenta. En el caso de ellos se entiende: apenas fue creada hace 2 años, pero la Universidad de Sonora fue creada hace 82, además de que los recursos con que cuentan no tienen punto de comparación.
Desde luego que la situación a la que han arrastrado a la Unison es preocupante, hasta vergonzosa, ya que el marco regulatorio que se está evadiendo entró en vigor en enero de 2009; son varios años, 15 para ser precisos, de ser omisos a lo señalado por la Ley General de Contabilidad Gubernamental (LGCG).
Tampoco hay que perder de vista el hecho de que la actual titular de la rectoría, Dra. María Rita Plancarte, termina su gestión al frente de la institución en junio del año que viene; es decir, está a 8 meses de concluir su mandato. La cuenta publica de la que estamos hablando es la última que conoceremos estando ella en funciones.
Recordemos que el proceso de la cuenta pública en Sonora es muy tardado: los resultados de su gestión por el ejercicio 2024 se harán públicos hasta octubre de 2025 y los 6 meses de su gestión correspondientes a 2025 los conoceremos ya dictaminados y sancionados por el órgano fiscalizador y el Congreso en octubre, pero de 2026. Así dice la normatividad.
Por lo anterior, se considera pertinente exigirle a la Dra. Plancarte nos rinda cuentas de esta bochornosa situación mientras esté ocupando rectoría. Fuera del cargo, va a ser difícil hasta localizarla; de no ser así, el problema lo va transferir a la próxima administración.
En lo que a un servidor respecta, y en el ánimo de contribuir a la solución del problema, solicitaré vía Transparencia a la Unison que responda estas preguntas: ¿Qué está haciendo la autoridad universitaria para evitar que se repruebe la cuenta pública del ejercicio 2024?, ¿cuáles son las áreas administrativas responsables de solucionar la problemática? y ¿existe alguna coordinación con ISAF para resolver de manera conjunta la problemática?
La sociedad sonorense en general y la comunidad universitaria en particular no pueden permitir que la actual administración universitaria se marche del edificio principal el próximo año sin resolver la “bronca”, o al menos, dejar encaminada la solución.
Con el caudal de recursos que la Unison recibe, no debe reprobar la cuenta pública y ser escarnio o burla de propios y extraños ni estar en el mismo costal de otras instituciones de más reciente creación que también están reprobadas. Nuestra alma mater debe ser semejante en transparencia a una caja de cristal.
Es por lo anterior que no podemos permitir que los que están por terminar su encargo se vayan sin atender el problema que generaron a lo largo de tantos años al frente de la administración universitaria. Y no está por demás mencionar que también hay que acudir al ISAF para el respectivo seguimiento al cumplimiento de la observación.