“¡Alto al crimen organizado! ¡Alto a los desplazamientos forzados! ¡Alto a los asesinatos! ¡Alto a la narcopolítica! ¡Basta de tantos asesinatos por el crimen organizado!”, fueron las consignas de más de 30 mil personas -según organizadores- de distintas religiones en la capital de Chiapas.
Convocados por las tres Diócesis del estado -de San Cristóbal de Las Casas, Tapachula y Tuxtla Gutiérrez- indígenas de la región selva y Altos, se unieron en una marcha-peregrinación a la población mestiza del centro y de la costa del estado; y con personas de distintas religiones, y con quienes no profesan ninguna.
Llegaron para hacer visible la violencia generada por los grupos del crimen organizado, en guerra por el control del territorio, que ha ido avanzando en varios municipios del estado.
Recordaron a las 11 personas del Ejido Nuevo Morelia, municipio Chicomuselo, quienes fueron masacradas por uno de los grupos del crimen organizado, el el 11 de mayo, por negarse a participar en sus acciones y por denunciar que los grupos armados explotan ilegalmente una mina en el municipio.
En Chiapas, grupos del crimen organizado han realizado masacres de familias en el municipio Ocosingo, para quitarles una pista de aterrizaje; en la zona sierra en Monte Ordóñez, Chicomuselo; y otra en el municipio de Bejucal de Ocampo.
Las miles de personas que participaron en la marcha-peregrinación, se reunieron en la entrada a la capital de Chiapas, y caminaron más 10 kilómetros hasta llegar a la catedral.
Ahí recordaron a quienes para escapar de la violencia generada por el crimen organizado, han abandonado sus comunidades para salvar la vida y escapar del reclutamiento forzado; otras cientos de personas han sido desaparecidas por estos mismos grupos.
Consideraron que además de la lucha por las rutas de tráfico de drogas, migrantes y mercancía ilegal, los grupos del crimen organizado y agentes del estado, “la causa de esta violencia, se origina por los intereses que impulsa la construcción de una infraestructura de despojo de los bienes naturales y servicios de los pueblos originarios, promovida a través de megaproyectos como la minería, la extracción de petróleo, la construcción de puentes y supercarreteras, la privatización del agua y otros bienes naturales”.
Por ello, las personas que este día se manifestaron, demandaron a los tres niveles de gobierno velar por la seguridad de todas las y los ciudadanos y de consolidar el estado de Derecho, “así como el establecimiento del orden social sin poner en riesgo a la sociedad civil, la desarticulación y el desarme inmediato de los grupos criminales”.
Señalaron que la recuperación del territorio es indispensable para que las familias de la región estén en su propia tierra, la trabajen con normalidad y vivan con seguridad, paz y tranquilidad.
“¡La sangre de los hermanos muertos ante su indiferencia cómplice los perseguirá inquietando lo que les quede de conciencia!”, advirtieron en voz del obispo Aguilar Martínez.
Por Ángeles Mariscal