A tres días de que el presidente Andrés Manuel López Obrador visite las comunidades yaquis, donde pasará el día de su cumpleaños número 70, Vícam, la más poblada de dichas comunidades, se encuentra sumido en una espiral de violencia que ha durado varias semanas.
Este jueves se registraron dos balaceras a plena luz del día y se dijo de manera extraoficial que una persona perdió la vida, pero las autoridades de Seguridad Pública aún no han confirmado dicha versión y es probable que no lo hagan, como ha ocurrido en eventos similares anteriormente.
En Vícam se vive estos días un ambiente generalizado de miedo, que se refleja en la suspensión frecuente de clases y en el retiro de la vía pública de muchas personas durante la noche.
No es mejor la situación en otro pueblo tradicional de la etnia, Cócorit. Esta comunidad a corta distancia de Ciudad Obregón es una de las áreas más violentas de Cajeme; las balaceras y los homicidios son, por desgracia, frecuentes.
Hasta hace poco, Cócorit era un lugar tranquilo y por eso atrajo a muchos vecinos de la ciudad que compraron terrenos y casas para disfrutar del apacible ambiente pueblerino.
Hoy, tanto los nuevos como los antiguos habitantes de Cócorit escuchan con resignación las balaceras, mientras los medios informativos dan cuenta de cadáveres encontrados en los canales aledaños y de otras víctimas en los barrios marginados del pequeño poblado.
La violencia afecta también a otra comunidad yaqui importante, Pótam, donde se han realizado operativos de seguridad con fuerzas federales para disuadir a los grupos que se disputan el territorio.
Operativos impresionantes como el que se realizó la semana pasada en Vícam, donde al retirarse los elementos policiacos y militares el clima de violencia retomó su cauce.
Estas serán las circunstancias que encontrará el presidente López Obrador en su visita a las comunidades yaquis, aunque, por supuesto, en los actos oficiales sólo se hablará del Plan de Justicia Yaqui y sus avances.