Por Pablo Wong-González
Desde hace varias décadas, especialistas del tema y organismos internacionales han coincidido en que las ciudades juegan un papel fundamental como motores de la economía, como lugares de conectividad, de innovación y centros de servicios, convirtiéndose en nodos de una red económica y cultural global. Por ello, independientemente de su tamaño, las ciudades deben potenciar su capacidad competitiva, mejorando su atractividad económica y calidad de vida. En el mismo sentido se alude a la necesidad de renovar el papel específico de las ciudades en un mundo de urbanización generalizada, proponiendo la construcción de una relación dinámica y creativa entre lo local y lo global. La importancia estratégica de lo local como centro de gestión de lo global en el nuevo sistema tecno-económico puede apreciarse en tres ámbitos principales: la competitividad económica, la integración sociocultural y la representación y gestión políticas.
Según la OCDE en 2050 la población mundial ascenderá a 9 mil millones de habitantes, de los cuales el 70 por ciento vivirá en centros urbanos. Ante esta tendencia es necesario que las ciudades evolucionen para que pueda dar respuesta a los grandes desafíos globales como el aumento de población, la eficiencia energética, la gestión del agua, el impacto de la polución o la escasez de ciertos recursos, entre otros. Bajo este panorama, en 2015 la ONU integró en la agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) un objetivo (No. 11) específicamente urbano: “Lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles.”
Uno de los grandes retos de la sociedad actual es encontrar fórmulas innovadoras para organizar mejor y de forma más inteligente la vida individual y colectiva de las ciudades. Bajo este escenario de enormes desafíos económicos, sociales y culturales, a escala global diversas ciudades empezaron a desplegar modelos novedosos para alcanzar el objetivo de ser más competitivas, sostenibles e incluyentes. Se reconoce que las ciudades con sistemas de innovación robustos están en mejores condiciones de responder a los cambios e impulsar la próxima fase de regeneración urbana. De ahí la relevancia de la innovación y los avances tecnológicos para conformar las llamadas ‘ciudades innovadoras’ o ‘inteligentes’ (‘Smart’ Cities).
Se entiende por ciudad innovadora un espacio en el que la innovación social y tecnológica impacta de manera relevante en la calidad de vida de las personas, la vitalidad económica, la movilidad urbana, la sostenibilidad medioambiental, y en definitiva, en todos los elementos básicos para el desarrollo de la vida en la ciudad. Por su parte, una ciudad inteligente es una ciudad justa y equitativa centrada en el ciudadano, que mejora continuamente su sostenibilidad y resiliencia aprovechando el conocimiento y los recursos disponibles, especialmente las TIC, para mejorar la calidad de vida, la eficiencia de los servicios urbanos, la innovación y la competitividad sin comprometer sus necesidades futuras. Lo que configura a una ciudad como inteligente no es la implantación masiva de tecnología, sino la confluencia de una serie de elementos que permiten la generación de modelos de vida personales y colectivos caracterizados por la eficiencia y la sostenibilidad, aportando respuestas y soluciones innovadoras a los problemas o necesidades existentes. Las ciudades inteligentes usan tecnologías innovadoras para: a) mejorar la calidad de vida, b) optimizar las operaciones, c) impulsar la sustentabilidad ambiental, c) ofrecer mejores servicios, d) fomentar el crecimiento económico y e) optimizar el transporte. A nivel mundial se han calificado como ciudades innovadoras o inteligentes a Londres, París, Tokio, Seul, Nueva York, San Francisco, Amsterdam y Barcelona, entre otras.
En el ámbito de América Latina se han presentado avances en la conformación de ciudades innovadoras e inteligentes, aunque éstos han sido de manera parcial y lenta. México no es la excepción. En este país, el BID y la CONCAMIN han reconocido a Guadalajara, Chihuahua, Ciudad de México, Aguascalientes, Mérida, Morelia y Xalapa como las ciudades con avances importantes en esta materia; sin embargo, los retos son aún enormes. De manera alentadora, en el reciente informe del ‘Índice de Ciudades Sostenibles 2021’, publicado por Citibanamex, la ciudad de Hermosillo ocupó el segundo lugar, sólo después de Guadalajara, en la clasificación general, entre 63 zonas metropolitanas del país. Igualmente, en el subíndice 2.9, ‘Industria, Innovación e Infraestructura’ Hermosillo se colocó en segundo lugar del ranking nacional, sobresaliendo en el indicador de ‘Centros de Investigación’ (número por cada 100 mil personas de la PEA). Si bien estos datos representan un gran avance en el tema, los desafíos para consolidar un ecosistena de innovación que potencie el funcionamiento de una ciudad inteligente son aún mayores.
Concebida bajo esta nueva visión, la Agencia Municipal de Desarrollo Económico de Hermosillo, creada en el 2021 como un organismo público descentralizado para fomentar el talento, la innovación y la competitividad del municipio, ha desplegado acciones para potenciar estas capacidades. Como parte de ello se ha organizado el Culture, Music & Tech Festival, el cual pretende habilitar, impulsar y articular el ecosistema de innovación de Hermosillo a través de la transferencia de conocimiento, la creación e implementación de experiencias únicas y transformadoras, así como el desarrollo de una cultura basada en la inclusión y la colaboración, estimulando su desarrollo sin dañar el planeta. La organización y operación del festival, que se llevará a cabo a fines de 2023, contará con la participación de diversos actores sociales, empresariales, gubernamentales y académicos de la ciudad. Sin duda, esta actividad representa un gran paso y fundamento hacia el futuro para la conformación de Hermosillo como ciudad innovadora, inteligente, sostenible e incluyente. Esperemos se de continuidad al proceso.
Pablo Wong-González es Profesor-Investigador Titular de la Coordinación de Desarrollo Regional del CIAD.
