La industria del tráfico de personas es un problema real y de graves consecuencias para muchos países y para miles de personas. Este negocio delictivo cobra un carácter estructural por factores como la desigualdad en los grados de desarrollo entre el norte del continente y las naciones centroamericanas y caribeñas, o la sed de mano de obra de la economía estadounidense. Pero el problema central del drama migratorio radical está en el empecinamiento de la clase política estadounidense en ilegalizar un flujo humano que es económicamente necesario para el propio Washington. Esta postura crea las condiciones de rentabilidad para el siniestro negocio del tráfico de personas y es la causa raíz de tragedias recurrentes como la que tuvo lugar en Ciudad Juárez la semana antepasada, o como la muerte de 53 migrantes abandonados en un camión en Texas en junio de 2022.
¡¿Por qué?!
Emigrar no es extraño al humano, es ancestral. No hay historia de un pueblo que no inicie llegando al sitio actual desde origen remoto y mítico, tipo Aztlán. Por hambre, miedo, esperanza, ambición, ilusión. Cuarenta millones de europeos cruzaron el Atlántico a este continente de 1850 a 1930.
Es digna de recordarse la larga historia de asilo de nuestro país y la tradición desde el siglo XIX que albergó más de 200 mil refugiados, numerosos dirigentes políticos, escritores y perseguidos: Judíos que huían del nazismo, alrededor de 30 mil republicanos españoles que huyeron tras la guerra civil, 300 indígenas kikapús que huían de la persecución y exterminio aplicadas en EU y miles de confederados al término de la guerra civil y otros perseguidos por el macarthismo, 46 mil guatemaltecos y latinoamericanos durante las dictaduras militares de los 80. Personajes como: José Martí, en 1875 desterrado de Cuba, de donde al paso del tiempo llegarían Fidel Castro Ruz, en 1955, y Julio Antonio Mella, dirigente estudiantil. César A. Sandino, en 1929 huyendo de la dictadura militar en Nicaragua o de Farabundo Martí, perseguido político salvadoreño que arribó ese año y muchos nicaragüenses por enfrentarse a la dictadura de los Somoza. Numerosos dirigentes políticos latinoamericanos y connotados intelectuales: Gabriel García Márquez, el poeta chileno Pablo Neruda, el novelista venezolano Rómulo Gallegos, los guatemaltecos Augusto Monterroso y Luis Cardoza y Aragón y el dramaturgo japonés Seki Sano.
La más grande migración de la historia, de un país a otro, la migración mexicana a EU empezó como conquista con el Tratado de Guadalupe, 1848, pasaron a su dominio 90 mil mexicanos residentes en los territorios anexados. Flujo imparable compensatorio: México produce más gente que riqueza, EU más riqueza. Los seres humanos que salen de aquí, llegan allá -metamorfosis perversa- como “mano de obra”: Brazos, palancas, aparatos de pizcar, indeseados pero indispensables. Para 2030 serán 17 millones nacidos en México o de padres aquí nacidos. Sólo documentados. Un ilegal por cada legal, el censo de California, el más poblado de EU (35 millones).
A pesar del aumento de recursos, equipo y personal en Inmigración y Naturalización de EU, la cifra mensual de aprehensiones no repunta. La vigilancia se redobla, los migrantes descubren nuevos cruces: 26 nuevos en 1993, 24 en 1994 y 30 recientes. ¿Será insostenible, infinito, nuestro crecimiento demográfico y el ritmo de asimilación de su economía? Su integración parece beneficiosa e inevitable. Dicen los judíos: “Ustedes dicen: ‘Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de EU’. Allá decimos: ‘Pobre Israel, tan cerca de Dios y tan lejos de EU’”. Miles de mexicanos mueren anualmente o cazados por rancheros del sur en la frontera.
Carlos Fuentes, afirmaba que en EU hay 270 millones de habitantes (hoy 331.9 millones), había 30 hablantes de español, la mayoría inmigrantes legales de Hispanoamérica. Entonces, entre 2 y 3 millones indocumentados. También la descendencia de españoles y novohispanos o mexicanos que cruzaron el Río Grande, con Oñate, hace más de 400 años, fundando El Paso del Norte. Y los exploradores del SO, Vázquez de Coronado, Cabeza de Vaca, Marcos de Niza y Ponce de León. De San Francisco, Ca. a San Agustín, Florida, hay una fundación hispana en EU, anterior a su colonización inglesa, a la independencia de ambos países y a la anexión de California, Nevada, Colorado, Arizona y Nuevo México, tras la derrota y firma de los Tratados de Guadalupe Hidalgo. Hay una hispanidad norteamericana anterior a los EU, se hablaba castellano mucho antes de inglés. Antes que un europeo pisase de Oregon a California y la Florida, no eran tierras mudas ni despobladas, eran del esquimal en el Pacífico Norte, de los indios pueblos, navajos y apaches en Arizona y Nuevo México, y seminoles en Florida, de sus lenguas, mitos, ceremonias y costumbres. Paradoja: Si la conquista hispana de los antiguos territorios mexicanos y españoles del SE de EU es genéticamente silenciosa, culturalmente es un vozarrón español, lo hablará la mitad de EU, a mediados del presente siglo, lengua rival del inglés, mundialmente, la segunda occidental, hablada por más de 400 millones de personas.
Es importante el papel cultural en EU de quienes portan el español y las tradiciones hispánicas y son ya mayoría en Texas y en California desde el año 2020. Su futuro tiene sentido y valor si se convierte en hazaña incluyente que haga toda América, no sólo en EU, un área multicultural. La cultura continental comparte origen indígena, trasplante africano y colonización europea. Y la herencia europea es occidental, mediterránea, grecolatina, hebrea y árabe. La base de la hispanidad en EU es el trabajador migratorio, mayormente mexicano y trabaja en lo que ningún anglo: Cosechas, mataderos, construcción, servicios, restaurantes y hoteles y hospitales. Sin ellos -John K. Galbraith– “las frutas y vegetales en Florida, Texas y California no serían cosechadas. Subirían los precios espectacularmente. Vienen porque son necesitados y contribuyen visiblemente a nuestro bienestar”. Pobres migrantes mexicanos: Tan cerca de la miseria de México y de la discriminación de Estados Unidos.
Fuentes también afirmó que el Siglo XXI será el siglo mestizo y que no le teme a la globalización, pero quien sí debe hacerlo es Estados Unidos, ante los más de 35 millones de hispanoparlantes en su territorio que portan valores propios de América Latina como familia, religión, comida, música. “El Siglo XXI será el siglo mestizo o no será. Va a ser el siglo de las grandes migraciones laborales y eso va a significar problemas frente a las xenofobias y chauvinismos de los países desarrollados del norte”. En declaraciones al diario ecuatoriano El Comercio, aseguró que México tiene una cultura muy profunda con la que podrá hacer frente a las modas y que ante esa futura realidad “vamos a tener un protagonismo conflictivo que deberá unir a quienes hablamos la segunda lengua occidental, cual es el español”. El autor de La muerte de Artemio Cruz y La región más transparente descartó, por otro lado, que los intelectuales sean indispensables en el ámbito político como lo fueron 50 años atrás, pues en la actualidad hay muchas voces, como la prensa y los movimientos sociales que cumplen ese papel.
Eduardo Galeano, en “Los emigrantes, ahora”, La Jornada, 3 de junio, escribió:
“Por tierra y por agua, marchan las inmensas caravanas. Viajan desde el sur hacia el norte y desde el sol naciente hacia el poniente.
Este es el éxodo de los fugitivos del hambre y de la desesperanza. Vienen desde el sur del río Bravo, desde las orillas africanas del mar Mediterráneo y desde las tierras de Oriente. Les han robado su lugar en el mundo, han sido despojados de sus trabajos y sus tierras. Precios de ruina, salarios de hambre, suelos extenuados, bosques arrasados, ríos envenenados: los desterrados de la globalización peregrinan inventando caminos, golpeando puertas, queriendo casa.
Expulsados, rechazados, prohibidos: no tienen para ofrecer nada más que sus brazos. Están cerradas para ellos las fronteras que mágicamente se abren al paso del dinero y de las cosas.
En cuarenta países, a lo largo de varios años, Sebastiño Salgado ha fotografiado esta tragedia. Todo está contado en trescientas imágenes, que caben en un segundo.
¿En un segundo? ‘Es por la alta velocidad de obturación’, explica Salgado: la luz que ha entrado en la cámara, todo a lo largo de tantas fotografías, suma apenas un segundo.
Una guiñada de los ojos del sol. Y toda esta desventura de millones y millones de náufragos no es, al fin y al cabo, más que un instantito en la memoria del tiempo. Un instante, y nada más que eso. Las fotografías no quieren que el olvido lo mate.”
Existen diversos pronósticos migratorios a nivel nacional, regional y, en menor medida, mundial. Son un ejercicio que permite a las partes interesadas analizar sistemáticamente y prepararse para los probables acontecimientos futuros.
Sin embargo, su elaboración es una tarea realmente difícil y que aporta resultados poco fiables (OIM, 2016). Existen razones que explican la dificultad de elaborarlos:
Ausencia de conceptos y definiciones uniformes sobre la migración. Cabe resaltar que muchos países definen los flujos de manera diferente. En teoría, la migración implica la reubicación a través de una frontera internacional durante un período, pero su aplicación exacta difiere en la práctica.
Existen muchos factores que la promueven y que resultan impredecibles. Los distintos motivos que subyacen y la aparición de nuevos tipos hacen que sea un fenómeno difícil de predecir.
Los pronósticos se basan en hipótesis diferentes, incompletas e interrelacionadas; relativas a las dinámicas demográficas, los cambios políticos, medioambientales y socioeconómicos, así como relativas a las políticas en la materia.
En lo que respecta a los escenarios para el mundo en general, los investigadores del Instituto Demográfico de Viena estiman que, en los próximos 50 años, el número total de migrantes a nivel mundial se mantendrá casi constante (Sander et al., 2013). Las situaciones hipotéticas sobre migración formuladas, entre otros, por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), prevén que la migración mundial aumente o al menos se mantenga constante debido al crecimiento demográfico en los países de bajos ingresos, junto con las carencias del mercado laboral y el envejecimiento de la población de los países de ingresos altos (OCDE, 2009).
Héctor Rodríguez Espinoza