“Desde que parte se educa a los hijos: No es fácil ser inspirador”.
Escuchaba en días pasados a una madre joven cuantos pendientes y dudas tiene con respecto a la mejor educación para su hijo.
Como formar personas comprometidas, responsables, seguras, honestas, sensibles; cuando el ambiente es diferente, la información disponible es diferente, cuando se vive entre en la ansiedad y el miedo.
Que es lo que estamos transmitiendo a las generaciones de hoy que aún viven su niñez, su adolescencia, su juventud.
Se habla de desarrollar conciencia, de darse cuenta, de mayor percepción, de hacer uso de principios integradores, que nos ayuden a considerarnos dentro de una sociedad como individuos, pero dentro de un todo.
Tienen razón en pre-ocuparse y tratar de ocuparse quienes hoy tienen la tarea de ser formadores como padre o madre, porque las condiciones de años atrás son diferentes. En algo ayudan, pero también es mas retador el moldear, modelar, impulsar, generar y construir un modelo humano que trascienda las necesidades y requerimientos de hoy.
Se puede tratar de imponer la voluntad como padre o madre, de construir desde lo que se considera bueno o malo, correcto o incorrecto, adecuado e inadecuado; o desarrollar la voluntad propia en el hijo; ayudándolo y orientándolo a tomar decisiones desde pequeño, para cuando sea adolescente, joven o adulto traiga ya esta capacidad integrada y lo haga con mayor seguridad, responsabilizándose de las consecuencias, “Porque los actos tienen consecuencias”.
Ahora bien, puede que el ser humano ocupe aprender lo mismo, independientemente de la época en que le toca vivir: madurar biológicamente, desarrollar habilidades emocionales, cognitivas y sociales.
Un profesor enseña de la misma manera que aprendió, recibe en un tiempo y entrega en otro; pero las bases son muy importantes.
Igualmente sucede con el ser padre y madre, se trae un modelo sin lugar a duda, pero bajo condiciones distintas, en ambientes distintos, estructuras sociales distintas.
¿Qué mundo tenemos hoy?
No hay la misma obediencia ni el mismo respeto a la figura con la que fuimos formados, a lo que intentan hacer los papás y mamás de ahora.
Así que Ser padre hoy, es una gran responsabilidad; ya que se tiene en las manos un ser humano, con la gran oportunidad y el enorme reto de sembrar a través de él, un mundo mejor.
Disfrutemos el camino, confiando en dar lo mejor “para que lo mejor se manifieste, a través de nuestras hijas o hijos”