San Carlos, Sonora.- La principal amenaza de los lobos marinos son las redes de pescar dispersas alrededor de las islas donde viven, por lo que en 2017 se creó el primer Centro de Rescate, Rehabilitación e Investigación de Fauna Silvestre (CRRIFS) en Sonora, y segundo a nivel nacional.
La médica veterinaria Elsa María Galindo fundó este centro ubicado en Nuevo Guaymas a los 45 años de edad, e informó que la población en general de lobos marinos dentro del Golfo de California está disminuyendo por varios factores, desde la falta de alimento, encuentros con artes de pesca o por ‘enmallamiento’.
“Nos dimos cuenta que había pescadores que ponían sus redes muy pegaditas a la isla; otra cosa que se detectó es que a veces se les rompen estas redes y quedan trozos grandes a la deriva, y los trozos grandes quedan medio atorados alrededor de la isla y es como las crías -de lobo marino- quedaban enmalladas”, detalló Elsa.
Las islas San Jorge, San Esteban y San Pedro Mártir son los tres refugios loberos más importantes que tiene Sonora. San Jorge es la isla con la peor situación de animales enmallados.
“En cada conteo que hacemos encontramos alrededor de 50 -lobos enmallados- y esta isla no es muy grande, pero la lobera sí es una de las más importantes”, especificó Elsa.
En 2019, CRRIFS encontró 120 lobos enmallados entre las cuatro islas, para 2022, la cifra aumentó a 140. Sin embargo, el Centro únicamente ha logrado rescatar de las redes solo a 13 ejemplares de lobo marino.
La dificultad de realizar esta labor radica en que cada rescate se invierten entre 80 mil y 100 mil pesos por el equipo técnico, personal, transporte, entre otras cosas, y mencionó que además se debe valorar la condición climática, de marea y evitar época de reproducción.
Esta Asociación Civil no cuenta con apoyo federal o estatal para realizar dicha labor, a pesar de que los lobos marinos son una especie protegida por la Norma Oficial Mexicana (NOM) 059.
Esta actividad requiere de mucho conocimiento y entrenamiento, además de equipo bastante costoso. Elsa María, originaria de Ciudad de México, comenzó a trabajar con lobos marinos en 1999.
Al tiempo se mudó a Sonora, trabajó en el delfinario y después la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), comenzó a pedirle ayuda para curar y rehabilitar delfines, lobos marinos, tortugas, y otras especies varadas a la orilla de San Carlos.
Todo este conocimiento, Elsa lo adquirió de diplomados y certificados en Italia y en The Marine Mammal Center en Estados Unidos, ya que su pasión es cuidar, preservar y rehabilitar la fauna marina, y con ese conocimiento, la médica veterinaria logró capacitar a personal de Profepa y de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp).
“Para iniciar este programa me fui a especializar al The Marine Mammal Center que está en San Francisco California y en realidad ellos fueron los innovadores en la técnica que usamos tanto el grupo de la paz, como nosotros en Guaymas”.
Elsa María Galindo, de 50 años, logró su sueño de niña, pues deseaba ser veterinaria desde pequeña y rescatar animales silvestres. Ama la rehabilitación de animales para regresarlos al medio donde viven, una vez que cursó la carrera anhelaba abrir un centro de ayuda e infestación de fauna, y fue a sus 45 años que lo logró.
El CRRIFS no solo hace monitoreos y desenmalle de lobos marinos, sino también rehabilita aves, mamíferos, algunos animales terrestres, serpientes, ofrece charlas para capacitar a pescadores, niños y habitantes de la comunidad, además de investigar la causa de los varamientos, atrapamientos y enfermedades de los animales costeros de San Carlos.