Columna Y sin embargo
Desde los tiempos bíblicos, cuando José interpretó los sueños del faraón y le dijo que las vacas flacas eran períodos de carestía y las vacas gordas eran períodos de abundancia, las sociedades han aprendido que la clave de la subsistencia está en que para administrar bien los recursos hay que guardar cuando se tiene mucho para cuando escasee.
Ésta es también la moraleja de la fábula infantil de la hormiguita trabajadora y del grillo cantor que no ahorraba. La hormiguita tuvo alimento cuando ya no había mientras que el grillo no guardó y tuvo que pedir ayuda.
Esto aplica enteramente a la gestión del agua en la ciudad de Hermosillo que es una ciudad que, como el pato, hay veces que nada en agua y hay veces que ni agua bebe. Hermosillo debe de guardar, ahorrar, almacenar agua de los años abundantes, como el que estamos viviendo, para los períodos de sequía que seguramente vendrán en el futuro cercano. El problema es ¿cómo una ciudad como Hermosillo puede almacenar agua? Aquí les presento algunas ideas.
Almacenar más agua en El Molinito y en nuevas presas
La forma tradicional de guardar agua superficial es por medio de las presas. La presa que puede guardar agua para la ciudad de Hermosillo es la del Molinito cuya capacidad es para almacenar hasta 121 millones de metros cúbicos (m3) que es casi lo que consume la ciudad en un año. Más aún si se hacen las adecuaciones pertinentes su nivel de almacenamiento extraordinario puede ser de 222 millones de m3.
Esta presa, sin embargo, es solo una presa de contención que sirve para que en épocas de mucha lluvia la ciudad no reciba el agua de golpe y no se inunde. No es una presa para almacenar agua porque no tiene una base de roca impermeable sino que el agua se infiltra poco a poco al subsuelo. Pero esta infiltración tiene la ventaja de que recarga el acuífero o agua subterránea que alimenta los pozos de la Victoria, Mesa del Seri y el vaso de la presa Abelardo L. Rodríguez que están al oriente de la ciudad.
El problema es que, de acuerdo con las reglas técnicas, la Conagua no permite que el Molinito almacene más de 28 millones de m3. De modo que cuando supera dicho volumen, la Conagua, que es la que administra la presa, comienza a soltarla para que no se quede almacenada. Esto se hace en previsión de que pudiera llegar otra lluvia o avenida que no pueda contener. Éste es un riesgo importante pero de baja probabilidad que puede administrarse.
La idea o propuesta, es que se hagan las adecuaciones necesarias a la cortina y al vertedor de la presa para que pueda contener hasta los 222 millones m3 que está diseñada y que se modifique la regla de modo que pueda almacenar por todo el año, digamos unos 80 o 100 millones de m3. Está claro que esta agua no se quedaría ahí todo el año; una parte se infiltraría, pero dicha agua infiltrada serviría para recargar los acuíferos de la Victoria, Calizas y Mesa del Seri que surten de agua la ciudad. De otra manera, el agua que se suelta de manera superficial, atraviesa la ciudad y se va hasta el poniente de la ciudad y la Costa donde la ciudad ya no puede aprovecharla igual. Esto sería guardar agua de los tiempos de abundancia para los tiempos de sequía cuando no haya.
Este sistema de almacenamiento de agua se vería aún más reforzado si se construyen las otras dos presas que están previstas, la de Las Chivas en el río San Miguel y la de Sinoquipe en el río Sonora. Estas presas serían también de contención pero servirían para recargar los acuíferos río abajo.
Intercambio de agua con la agricultura de la Costa
Otra opción es que Hermosillo intercambie una parte del agua residual tratada que produce la planta tratadora de aguas residuales por agua buena de los pozos de la Costa. Pero esa es otra historia.
Nicolás Pineda