Hemos visto como lo que hace 40 años era no solo desconocido, sino que muy desconocido para muchos de nosotros, sobre todo en occidente, donde nuestro enfoque es hacia lo material.
La práctica de disciplinas como el yoga y la meditación, era poco conocida y traia consigo una carga negativa, ya que se consideraba como “mala” su práctica.
Ofrecerla como parte de las actividades o decir que asistiamos a un instituto de yoga, casí casí te ponian las cruces; lo cual se entiende, es una reacción natural del ser humano ante lo desconocido o, ante la información o desinformación que a veces recibimos.
Hoy es común encontrarnos con lugares que ofrecen “clases de yoga”.
Sin duda, es una excelente disciplina y que se ofrezca como parte de alguna de las actividades, es mucho mejor.
Solo que si es necesario mencionar lo que verdaderamente significa la práctica de estas disciplinas.
Es importante mencionar que el Dr. Serge Raynaud de la Ferriere (1972) menciona que yoga es un término sánscrito, significa unión, ligadura o conexión. Señalando que se trata de unir el alma de cada persona con la divinidad, con Dios, (o como cada uno reconozca a ese Ser).
Se trata de buscar un equilibrio entre lo físico, emocional, mental y espiritual para lograr conscientemente integrarnos a ese Ser Universal, Divino, Dios.
Pero, de un desarrollo espiritual, algunos lugares lo convierten en contorsionismo, lo convierten solo al bienestar físico, como una práctica más, deportiva.
Que bien, que cada vez haya más practicantes de yoga, que haya más personas practicando meditación, más personas estudiando y reconociendo estas disciplinas, hasta la contemplación.
Que bien que integren la disciplina como parte de una rutina, pero no nos quedemos solo en lo físico, solo en lo material.
Esto es muy sencillo, como cuando llegamos a una gran mansión, la observamos desde afuera y la vemos que tiene una puerta hermosa; previo hay un gran jardin y ahí podemos entretenernos y no llegar ni siquiera a tocar la puerta y mucho menos a entrar y disfrutar de las maravillas que hay dentro de esa hermosa mansión.
Lo mismo puede pasarnos con la práctica de estas disciplinas si las dejamos solo en lo físico.
Y si, es muy bueno que el cuerpo físico reciba buen alimento, pero también nuestra alma y nuestro espíritu necesitan alimentarse.
Por lo que, te invito a que termines tu práctica de yoga con una meditación, si realizas ejercicio físico, termina con una meditación, si caminas, corres, o prácticas cualquier deporte, cierra tu actividad con una meditación.
Recuerda “somos un campo abierto de infinitas posibilidades” exploremos pues.