Antes de cumplir 88 años, todavía mantiene la capacidad de indignación y el coraje para expresar sus ideas y sentimientos. De mediana estatura física, lentes de carey y con el pelo muy blanco, conserva una buena memoria de su propia época e historia; lo que ha sido su vida y los pasajes que le han tocado enfrentar.
Teclo (nombre heredado desde su tatarabuelo), forjado en el trabajo y en la cultura del esfuerzo, labró su propio destino y construyó una vida de lucha, de momentos gratos —otros no tanto, dice— y de retos personales constantes en la brega diaria.
Su gran frustración, dice: “No haber estudiado una carrera universitaria”. “Eramos trece de familia y tuvimos que trabajar desde muy chicos”, acota quien vivió junto con su generación la expropiación por parte del gobierno federal de 250 mil hectáreas del famoso latifundio Green, de Cananea.
Teclo Moreno Gil fue uno de los once diputados de la XLVIII Legislatura local (1976-1979), junto con Francisco Bojórquez, Enrique Moraila, Jesús Reyes Lamas, Ignacio Martínez Tadeo y Manuel Bobadilla, entre otros.
Mantiene firmes sus ideas y convicciones de toda su vida, desde las de su militancia en el Partido Comunista Mexicano hasta las labradas en el estudio de la teoría marxista, aunado a las enseñanzas de uno de sus grandes maestros de filosofía y política: Vicente Lombardo Toledano, el fundador de la CTM, el Partido Popular (PPS, en 1960) y la Ugocm, y quien lo tenía entre sus allegados de Sonora junto a Jacinto López, Alejandro Carrillo, Vicente Padilla y Francisco Figueroa Mendoza.
En la mayor parte de su vida y desde los 19 años, como minero auténtico, se desempeñó como soldador en la mina de Cananea, y llegó a ser dirigente muy temprano gracias a su formación y militancia política —desde las juventudes comunistas— donde llegó a ocupar la cartera de organización durante el periodo del dirigente nacional Dionisio Encina (1940-1959).
En su formación sindical dio batallas importantes a favor de sus representados, hasta llegar a tener diferencias y fuertes enfrentamientos con el dirigente nacional del sindicato minero Napoleón Gómez Sada, quien siempre vio a Teclo como un dirigente radical e incómodo para las negociaciones que el propio Napoleón hacía con la empresa.
Teclo nació en Cananea un 4 de diciembre (día de Santa Bárbara) de 1934, “por eso fui bárbaro”, dice, y fue compañero de Claudio X. González (padre) en la secundaria Mártires de 1906. Lo recuerda, dice, porque “tocaron en la misma banda de guerra” por allá en 1946.
El cuarto de los diez hijos de Teclo Moreno Leyva y Carlota Gil haría la primaria (en Bacoachi), la educación secundaria (en la 1906), y una parte de la preparatoria, que por cierto la hacía en la nocturna porque traba-jaba, ya que su padre, un buen beisbolista de San Javier avecindado después en La Colorada y Guaymas, no ganaba mucho (Trabajaba también en la mina pero como externo).
La diputación local le llegó a Teclo después de una azarosa vida sindical al frente de la sección 65 del sindicato minero. Ya tenía su fama porque como dirigente sindical luchó por mejoras para los trabajadores de la mina: impulsó la consolidación de la cooperativa de consumo, la funeraria, la clínica obrera y un rancho. Se jacta de que trabajaba los 52 domingos y los 365 días del año.
Le tocaron los cambios en el régimen de propiedad de la mina de Cananea, desde cuando era la Green Cananea Cooper Company y después Anaconda, hasta que en el sexenio de Luis Echeverría el gobierno tomó el control a través de Nafinsa y Banamex con el 51% de las acciones.
Eran los tiempos del auge del cobre y buen precio en el mundo donde Chile lideraba a los productores en América.
También fue testigo en 1989—ya jubilado—, de la venta al Grupo México, entonces de Jorge Larrea.
“Si como dicen fui un obstáculo, quizá fue por mi combatividad y porque no me dejaba de nadie”, dice, “aún siendo secretario general de la sección 65 (cuando se discutía si se afiliaban o no al IMSS o si cedían ante el sector privado de Cananea para cerrar la cooperativa de consumo), porque no estuve de acuerdo con Napoleón que quería agregar cláusulas al contrato para quitarnos derechos”. “Me propusieron como candi-dato a diputado local del PRI por el distrito con cabecera en Arizpe” en 1976, quizá para sacarme de Cananea”. “El problema es que yo era del Partido Comunista, pero el partido legalmente no existía, era clandestino”. “Me mandó llamar el delegado del PRI Mario Vargas Saldaña a Hermosillo y me dijo que estaba en una lista de propuestas de diputados locales hechas desde México, que me preparara y trajera todos mis documentos”.
Eran los tiempos turbulentos de Sonora, —la primera selección de candidatos locales después de la caída del gobernador Carlos Armando Biébrich—, cuando el representante del PRI Vargas Saldaña le dio mucha participación a los sindicatos nacionales”.
“Andas mal con los empresarios, andas mal con el sindicato, por eso tu salida airosa de Cananea es esta oportunidad, le dijo Vargas Saldaña”. Teclo consultó la propuesta con su padre (fundador del Steus). Él lo animó y le dijo: “Acepta, no vas a poder regresar a Cananea y no se te olvide que tienes familia” ya que procreó seis hijos con su esposa María Elena Cano.
“Ya con el delegado me pidieron entre mis documentos una credencial del PRI… y no la tenía. Aún así hicimos la asamblea en Cananea, donde muchos de mis compañeros no estuvieron de acuerdo con mi postulación y en la elección me la cobraron, votando en contra”.
Teclo había impulsado la clínica obrera y avanzaba en la Cooperativa de Consumo, cuando el número de trabajadores se incrementaba a 4,500. Tiempos en que se podían jubilar a los 17 años de trabajo, pero sin pensión; solo un pago equivalente a 28 días por cada año de traba-jo. Tiempos de la silicosis y enfermedades pulmonares entre gran parte de los trabajadores de la mina. Tiempos en que figuraban en las izquierdas, además de Jacinto López: Ramiro Valdez, Ramón Danzós Palomino y Bernabé Arana León. Tiempos de esplendor de la izquierda sonorense, que contaba, pesaba y tenía influencia nacional y estatal. Danzós sería candidato presidencial Independiente en 1964 y todos ejercerían influencia sobre proyectos sociales en Sonora y en México.
Teclo sobrevive con una modesta pensión de 12 mil pesos que le paga el Isssteson y de una pequeña propiedad ganadera en Fronteras. Reside en Hermosillo (Villa satélite) desde los años setenta.
Vive la vida con disciplina, y le pregunto: A tu edad y con todo lo que has vivido: ¿Le tienes miedo a la muerte, Teclo? “No, si ahorita tuviera 17 años, quizá sí le tuviera miedo; pero a mis 88 años y con todo lo que he vivido —todavía se cimbra al recordar la pérdida de su hija Vilma Aleida— hay ratos que le agradecería que se acordara de mi”, responde con una mirada irónica y dejos de tristeza.
Teclo sostiene que las conquistas sociales siempre han sido producto del sacrificio, del trabajo y el esfuerzo de la gente y los colectivos en que se organizan. Se dice vacunado contra el estilo y la degeneración política de aquellos que se benefician del modelo de relaciones políticas productivas, y afirma que la fortaleza de ellos (los explotadores) procede de “nuestra inacción, la falta de organización, el miedo y la resignación”. Por eso siempre ha luchado con valor y convicciones, “para que las cosas pudieran cambiar”, y reitera: “La vida es demasiado corta como para consentir ser un esclavo. Yo no lo fuí.”, dice y coincidiendo con Dos-toievski señala:“El secreto de la existencia no consiste solamente en vivir, sino en saber para que se vive” .Teclo Moreno Gil un hombre de izquierda de toda la vida, congruente y luchador. Un caso sui generis.
Por Bulmaro Pacheco
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