Este martes será la primera sesión de la nueva Legislatura del Congreso de Sonora y como cada tres años escucharemos discursos de todas las bancadas. Algunos posicionamientos parecerán cartas a Santa Clos, otros un listado de promesas que se repiten trienio tras trienio con los mismos lugares comunes, todos dirigidos a los mismos legisladores en un dialogo de sordos que rara vez escucha a la gente que está afuera de las paredes del recinto legislativo.
Ante lo anterior espero un poco de sentido común por parte de los legisladores y que revisen un poco en la historia política reciente de Sonora. Que vean como después de 77 años de gobiernos priístas ininterrumpidos, los sonorenses han votado por la alternancia las últimas tres elecciones a gobernador porque los gobiernos les han fallado rotundamente.
En esta tercera alternancia el gobierno estatal tendrá mayoría en el Congreso, algo que puede ser beneficioso para que la transformación que se prometió en campaña avance rápido. Sin embargo, si se pervierte la relación entre poderes y el legislativo deja de ser contrapeso y equilibrio, esta legislatura podría fracasar y repetir la misma historia de las otras dos alternancias del pasado reciente, la del PAN y el PRI.
Este Congreso debe entender el mensaje que la ciudadanía ha expresado en las urnas: El poder otorgado debe usarse para favorecer las causas ciudadanas y el bienestar de la población, y no para los intereses de los grupos en el poder.
La gente ya esta cansada de las vendettas entre políticos, las caserías de brujas y los vendedores de humo que únicamente trabajan para ocultar la campante impunidad. La sociedad quiere que se revisen las leyes y se apliquen para poner alto a la impunidad y se pueda avanzar dejando al pasado de corrupción atrás. Porque en medio del clima de inseguridad que se vive, la salida esta en que Sonora deje de ser un territorio donde no exista consecuencias para los criminales, tanto por parte del crimen organizado como de quienes se roban el dinero público.
Esta Legislatura debe entender que en cada decisión que tome debe poner en el centro a la ciudadanía. Que se usen las herramientas de parlamento abierto y que cada acto legislativo se realice socializando y consultando a los ciudadanos.
Insisto, el mensaje en las urnas de los sonorenses es claro: Los votantes ya no queremos más políticos sirviéndose a ellos mismos, los poderosos deben tener limites para que en Sonora avance la democracia participativa.
Este Congreso tiene la oportunidad histórica de ayudar al Gobernador electo a realizar una transformación profunda en Sonora. Pero para eso no deben repetir las malas practicas de las pasadas Legislaturas que, en lugar de cumplir con una agenda progresista, se obsesionaron con el poder y su lucha por conservarlo.
A Sonora le urge el dialogo y el consenso, por eso este Congreso debe convertirse en el espacio para que eso suceda.