Durante los últimos 14 años, el Foro Económico Mundial (FEM) ha llevado a cabo la evaluación y seguimiento en más de 140 países para medir las brechas sociales y económicas entre mujeres y hombres, a través del Índice Global de Brechas de Género (IGB). Entre los indicadores que abarca el IGB se encuentran los avances de la participación de las mujeres en la salud, la educación, la economía y la política. Los resultados y su sistematización, conforman una herramienta para el diseño políticas públicas para los gobiernos de cada país.
Las mediciones realizadas a nivel internacional han sido desalentadoras en la totalidad de los ámbitos. Tan solo en los últimos años, la participación de las mujeres solo ha sido considerablemente mayoritaria en los sectores educativos, de salud, y en los organismos sin fines de lucro, en los cuales, desde una perspectiva de género se pueden reconocer claramente como ámbitos estereotipados para mujeres, como parte del cuidado de personas, la enseñanza y el trabajo social.
Otros sectores que han mostrado apertura a la inclusión de las mujeres en los últimos años, hasta llegar a un nivel paritario, han sido el jurídico, la administración pública y los medios de comunicación.
La paridad como una medida permanente para lograr la inclusión de mujeres en los espacios de decisión pública, a través de las leyes, ha impulsado un mayor acceso para la participación de las mujeres. Sin duda, las legislaciones en el mundo han ido transformando las dinámicas de los diferentes países en mayor o menor medida.
Sin embargo, algo que se reconoce desde los estudios de género y a través de mecanismos como el realizado por el FEM, es que la paridad como principio no se puede asumir solo desde lo cuantitativo, es decir, no basta con incorporar a las mujeres a los diferentes ámbitos en cantidad paritaria a los hombres, si no que el acceso a las oportunidades de desarrollo realmente se den por igual.
Cuando se observan las brechas que existen en la participación de las mujeres desde un enfoque vertical, es decir, las posiciones de mando que ocupan las mujeres en los diferentes sectores, podemos reconocer que no existe un solo ámbito de lo público donde las mujeres suban con la misma velocidad que los hombres a las posiciones de poder.
Las brechas gerenciales representan entre un 28 y un 64 por ciento de menores posibilidades a las mujeres de llegar a la cima, de ser tomadoras de decisiones, incluso en los sectores donde son dominantes, de acuerdo al FEM. Esto es, que los roles, los salarios y las oportunidades de desarrollo siguen siendo un reto en el tema de igualdad. Por ejemplo, a nivel mundial aún existe una brecha salarial del 40%. Mujeres ganando menos que los hombres por el mismo trabajo desempeñado.
De acuerdo al último informe sobre la brecha de género global del Foro Económico Mundial realizado en 2020, aunque queda un largo camino por recorrer para lograr la paridad de género en todo el mundo, el panorama mostrado a través de la última evaluación, refleja un progreso, principalmente debido a las legislaciones de países como la de México que ha incorporado como principio constitucional la paridad de género en los tres poderes de gobierno, y que eleva en poco tiempo la garantía de participación política de las mujeres.
Los escalones subidos por México en el ranking otorgado por dicho Foro Económico, son resultado de los avances que desde un siglo atrás fueron impulsando en nuestro país los grupos feministas, y que finalmente tuvo como fin la reforma constitucional en 2014 que elevó a principio constitucional la paridad.
La paridad total que aún está en proceso de ser garantizada, tiene como una meta utópica igualar las condiciones de acceso al poder y a la toma de decisiones a mujeres y hombres, y que esto permita en el hecho, una representación equilibrada para ambos sexos.
El acceso de las mujeres de manera paritaria entonces requiere de políticas que garanticen ir derribando las barreras que se han construido históricamente entre mujeres y hombres. Reconocer y reforzar los mecanismos que permitan la inclusión de las mujeres a los diferentes espacios de poder y que realmente puedan ejercerlos con las mismas garantías.
En Sonora, por primera vez en la historia, desde el 2015 se tiene como cabeza de estado a una mujer como Gobernadora. También desde 2018 la Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora cuenta con la primera fiscal.
Otro hecho histórico en materia de acceso a las mujeres a la toma de decisiones se dio recientemente en el sector educativo estatal, con la designación de la primera mujer para dirigir la Universidad de Sonora, que desde sus inicios, el 12 de octubre de 1942, cuenta por primera vez con una rectora.
Sin duda, es de celebrar la apertura en la toma de decisiones para las mujeres. Las mujeres como referentes son indispensables para abrir las brechas de sueños, y demostrar que las limitaciones han sido y siguen siendo meramente culturales. Se comienza a reescribir la historia.
Después del presente proceso electoral, Sonora deberá conformarse por mujeres y hombres de manera paritaria al frente del poder legislativo y el ejecutivo. Quedaremos al pendiente además de los próximos cambios en organismos autónomos como los del ISTAI y CEDH, quienes tienen cerca procesos de renovación.
Dulce María Esquer Vizcarra
Maestra en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Públicas y Licenciada en Ciencias de la Comunicación. Promotora de la igualdad de género y una vida libre de violencia.
Correo: dulcemariaesquer@hotmail.com
Twitter e Instagram: @dulceesquerv