Cuando las drogas son un tema misterioso, diferente, tenebroso, cuando les damos un lugar tan especial que rara vez platicamos esos temas en casa, es cuando provocamos que las drogas se hagan más atractivas para nuestra familia. La contra-prevención es un concepto amplio que pudiera aplicar para diferentes escenarios, pero en el contexto del hogar se observa cuando lo padres cambian una sana conversación por el sermón, es cuando la plática se convierte en un monologo y el mensaje suena monocorde, es cuando nadie quiere hablar por miedo a lo que pudiera pasar, automáticamente provocamos una curiosidad o un deseo de buscar lo prohibido.
Marihuana, cocaína, cristal, tabaco u alcohol deben de estar en nuestra conversación diaria, como uno de tantos riesgos que existen allá afuera, desde que nuestros hijos inician un contacto social fuera de casa es el momento de hablar generalidades de las drogas, a veces pensamos con los pies y creemos que si dialogamos sobre drogas vamos a empujar a nuestros hijos a consumir, la verdad es que no, lo que si es verdad es; Nuestros reciben mejor la información cuando no viene de nosotros, porque los padres acostumbramos a sobre protegerlos, por lo tanto tenemos que iniciar esta conversación utilizando películas, libros, utilizando de ejemplo a personajes famosos como punto de inicio y poniendo en medio de la conversación datos científicos, que nuestros hijos se den cuenta que no es mi opinión si no la de los expertos.
Entre más conocimiento tengamos del enemigo lo podremos dominar mejor cuando lo tengamos enfrente, la guardia funciona cuando sabemos por dónde viene el golpe, las drogas son como una plaga social y el mejor fumigante se fabrica en la casa con amor, comunicación y perdón.
Necesitamos lograr cambiar en la mente de los hijos la expectativa positiva de las drogas.
Porqué la casa es el mejor salón de clases, los padres los mejores profesores, la mesa es una gran sala para tener reuniones y profundas conversaciones, y es precisamente ahí donde debemos sacarle punta al corazón para escuchar y tomar nota, debemos de evitar la tentación del sermón, el monologo y la clásica llamada de atención. Hablemos de drogas como hablar de cualquier cosa, pongamos vídeos de la mota o leamos información de la coca. Aprendan juntos mientras comen ideas y beben información científica.
A tu hijo le van a ofrecer droga y no lo va a salvar lo que trae en la cartera si no lo que trae en su cabeza. Si tú quieres que tu hijo te platique sus problemas tendrás que platicarle los tuyos, eso genera confianza y confianza es el primer paso para una conversación profunda.
Prohibir sin educar no sirve, pónganse de acuerdo y definan su postura ante las drogas.
El clima familiar en el que se mueve un hijo es decisivo para configurar su personalidad y una buena relación con los padres es una poderosa protección ante la adicción.
Las drogas son como la comida barata, te quitan el hambre, pero “inchan” tu salud.