Columna Agenda Abierta
En México el gasto que las familias desembolsan para cuidados de la salud de sus integrantes, denominado como en la jerga financiera como “gasto de bolsillo”, es de los más altos en el mundo con un 41% del total de las erogaciones en salud, frente a sólo 15% que gastan en Argentina y 28% los brasileños, nuestro país representa el doble del promedio de lo que los países que integran la OCDE gastan en este rubro de acuerdo al reporte de CEPAL del 2017.
Esta registrado que el gasto en cuidados de la salud en los hogares en Sonora se incrementó 18% entre 2016 y 2018. Sin lugar a dudas ese gasto de bolsillo se incrementó sustancialmente en 2020, a causa de la pandemia por covid-19, afectando la de por sí mermada economía de las familias sonorenses. De hecho el gasto en los últimos dos años ha tendido a incrementarse, básicamente si tomamos en cuenta la reducción del número de personas afiliadas a los servicios de salud.
En Sonora, según la Encuesta Intercensal 2015 de INEGI, sólo el 13.5% de la población en Sonora no se encontraba afiliada a algún servicio de salud. Para 2020, según el Censo de Población y Vivienda del INEGI ese porcentaje subió a 18.6%. Este porcentaje se explica en gran parte por la reducción en el número de personas afiliadas que pasaron del programa del Seguro Popular al nuevo Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi). Es decir en ese registro hay 327 mil 422 sonorenses menos que los que había a principio del 2019.
Sonora sigue arrastrando un importante déficit en la disponibilidad de médicos, personal de enfermería e instalaciones para la atención de la salud, y este es más palpable cuando comparamos con otros países. Nuestro estado se ubica por debajo del promedio de los países de la OCDE por cada mil habitantes, en personal médico (2.8 contra 3.3), en personal de enfermería (3.3 contra 9.1) y en camas censables (1.2 contra 3.3).
Estos son parte de los retos para los siguientes años, pero en una expresión mas sencilla podemos decir que la visión es que en Sonora cuente con un sistema de salud integrado y universal, que garantice el acceso a los servicios esenciales de salud a toda la población, donde predomine la atención pública, sin descartar la participación privada, con financiamiento público federal y estatal, sostenible y creciente, y con atención médica de calidad, no “asistencialista”, que no afecte el bolsillo de las personas enfermas y sus familias.
Los cuatro grandes retos sobre la salud en Sonora son la prevención, la cobertura universal, la calidad en la atención y la eficiencia. Hoy abordaremos brevemente la prevención, donde se debe restituir y avanzar en la vacunación universal. En Sonora, el año pasado solo el 63% de los niños de un año habían recibido su esquema básico de vacunación completo (Segundo Informe de Gobierno 2020). Es necesario mantener una cobertura de vacunación por encima del 95%, mejorando, entre otras cosas, la red de frío e incorporando otras vacunas al esquema general.
Es necesario tomar acciones para atender y prevenir el sobrepeso y la obesidad en Sonora, tanto en áreas urbanas como rurales. Para alcanzar este objetivo son elementos claves la instrumentación de políticas educativas y una cultura alimentaria.
En Sonora, si bien la obesidad se ubica en el séptimo lugar en cuanto a número de enfermos al año, el número de muertes por enfermedades de corazón y por diabetes mellitus se ubican como primera y tercera causas de muerte en la entidad, siendo la obesidad un factor relevante en este comportamiento. La atención de enfermedades mentales debe ser prioritaria, poniendo altamente el énfasis en la enfermedad del Alzheimer que está aumentando, por lo que se deben tomar medidas para su atención entre personas adultas mayores.
Esta altamente documentado y comprobado que las políticas de salud enfocadas a la prevención constituyen en el horizonte de mediano plazo elementos fundamentales para reducir costos, preservar la calidad de vida y reducir las muertes a edad temprana.
Moisés Gómez Reyna
Twitter: @GomezReyna