Madrid, 8 de marzo (Europa Press).- La última actualización de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el uso de la mascarillas cuando se realiza ejercicio, publicada el pasado mes de diciembre, afirma que el uso de mascarillas durante una actividad de intensidad puede reducir la capacidad para hacer una cómoda respiración, por tanto desaconseja su uso y recomienda mantener siempre la distancia social.
Sin embargo, un estudio publicado en el European Respiratory Journal recientemente, muestra datos que podrían hacer cambiar de opinión a la OMS. Un grupo de investigadores llevó a cabo pruebas detalladas sobre la respiración, la actividad cardíaca y el rendimiento del ejercicio en un grupo de 12 personas mientras usaban una bicicleta estática con y sin máscara.
Aunque encontraron diferencias en algunas medidas entre usar mascarilla y no usarla, dicen que ninguno de sus resultados indica ningún riesgo para la salud. Esto sugiere que las mascarillas se pueden usar de manera segura durante el ejercicio intenso, por ejemplo, para reducir la transmisión de covid-19 entre las personas que visitan un gimnasio cubierto. Y que su uso tiene sólo un efecto modesto sobre la capacidad de las personas sanas para hacer ejercicio vigoroso.
El estudio fue realizado por un equipo de investigadores en el que participaron la doctora Elisabetta Salvioni, del Centro Cardiologico Monzino (IRCCS) y al doctor Massimo Mapelli y al profesor Piergiuseppe Agostoni, del Centro Cardiológico Monzino y la Universidad de Milán.
La doctora Salvioni señala: “Sabemos que la principal vía de transmisión del coronavirus es a través de las gotitas en el aliento y es posible que respirar más fuerte durante el ejercicio pueda facilitar la transmisión, especialmente en interiores. Las investigaciones sugieren que usar una mascarilla puede ayudar a prevenir la propagación de la enfermedad, pero no hay evidencia clara sobre si las mascarillas son seguras de usar durante el ejercicio vigoroso”, añade.
Para abordar esta pregunta, los investigadores trabajaron con un grupo de voluntarios sanos compuesto por seis mujeres y seis hombres con una edad promedio de 40 años. Cada persona participó en tres rondas de pruebas de ejercicio: una vez sin usar una máscara facial, una vez usando una mascarilla quirúrgica y una vez usando una mascarilla FFP2.
Mientras los voluntarios usaban una bicicleta estática, los investigadores midieron su respiración, frecuencia cardíaca, presión arterial y los niveles de oxígeno en la sangre.
Los resultados de las pruebas mostraron que el uso de una mascarilla tuvo un pequeño efecto en los voluntarios. Por ejemplo, hubo una reducción promedio de alrededor del diez por ciento en su capacidad para realizar ejercicio aeróbico (de acuerdo con su “VO2 pico”, que es una medida de su mayor consumo de oxígeno posible).
Los resultados también indican que esta reducción probablemente se debió a que a los voluntarios les resultó un poco más difícil inhalar y exhalar a través de las mascarillas.
El doctor Mapelli asegura que “esta reducción es modesta y, lo que es más importante, no sugiere un riesgo para las personas sanas que hacen ejercicio con una mascarilla facial, incluso cuando están trabajando a su máxima capacidad. Mientras esperamos a que más personas se vacunen contra covid-19, este hallazgo podría tener implicaciones prácticas en la vida diaria, por ejemplo, haciendo potencialmente más seguro abrir gimnasios bajo techo”, destaca.
“Sin embargo –prosigue–, no debemos asumir que lo mismo es cierto para las personas con una afección cardíaca o pulmonar. Necesitamos hacer más investigaciones para investigar esta cuestión”.
El equipo ahora está estudiando el impacto de usar una mascarilla mientras realiza actividades diarias, como subir escaleras o hacer tareas domésticas, en personas sanas y con afecciones cardíacas o pulmonares.
El profesor Sam Bayat, del Hospital Universitario de Grenoble, en Francia, presidente del Grupo de fisiología respiratoria clínica, ejercicio e imágenes funcionales de la Sociedad Europea de Respiración (ERS), que no participó en la investigación, apunta que “todavía hay lagunas en nuestro conocimiento sobre cómo limitar la propagación de covid-19, pero creemos que las mascarillas tienen un papel que desempeñar y nos estamos acostumbrando a usar mascarillas en espacios públicos como tiendas, trenes y autobuses”.
“Aunque estos resultados son preliminares y deben confirmarse con grupos más grandes de personas, parecen sugerir que las mascarillas también se pueden usar de manera segura para deportes de interior y actividades físicas, con un impacto tolerable en el rendimiento”, concluye.
Con información de Europa Press.