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domingo, mayo 5, 2024

AMLO-Biden, primer acercamiento a la distancia

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Columna Política y Medios

El resultado del primer encuentro oficial entre los presidentes Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador era más que predecible, sólo tiros de calentamiento, ensayos verbales en medio de la bruma que dejó un apasionado, absurdo y relativamente breve affaire entre dos personajes, Trump y Amlo que, salvo su apasionada militancia en las filas del nada envidiable, ni exclusivo club de la polarización como forma de tosca esgrima política, compartían pocas cosas en todos los demás aspectos que marcan la biografía de los hombres del poder.

Esta vez y a la usanza de los nuevos tiempos, a diferencia de los siempre históricos primeros encuentros binacionales entre gobernantes entrantes, nadie visitó a nadie, AMLO se quedó en Palacio Nacional, rodeado de 8 acompañantes, al menos la mitad de ellos titulares de la mesa de seguridad, además del canciller Marcelo Ebrard, el tan anunciado embajador de México en Washington, el “salinista” (lo digo por Salinas Pliego), Esteban Moctezuma, así como la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, cerrando la pinza, el optometrista, así como penalista Francisco Garduño, también de la mesa de seguridad y Comisionado del Instituto de Migración.

Por parte de Biden, más allá del efecto mediático de la reunión misma, el tema era evidente, más que hablar de vacunas, economía, u otros temas que eran interés más que nada para México el que fueran abordados, los de Washington, no se anduvieron por las ramas alineando en su sexteta, además del secretario de estado Antony Blinken, puro peso pesado en materia de seguridad nacional y migración, después de todo, desde hace ya casi dos décadas, desde el 11 de septiembre, ambas asignaturas, migración y seguridad nacional son al parecer una misma. 

Estos conceptos también representaron una fijación en Trump y sus aguerridos seguidores, siendo evidente que desde el comienzo de la gestión de Biden, existe un fuerte interés de desandar la agresiva agenda del expresidente estadounidense y marcar un nuevo sello.

Al respecto, AMLO quiso embonar lo que hasta ahora es un pesado costal de buenos deseos por parte de los demócratas con su plan para reactivar la economía del sur del país y América Central. López Obrador, aparte de recordar la importancia de un amplio acuerdo migratorio, añadió el siempre controversial tema de un nuevo plan de trabajadores temporales, iniciativa que ya ha levantado algunas críticas por parte de organizaciones en defensa de los derechos humanos de los migrantes en los Estados Unidos, sobre todo ante los abusos que regularmente se cometen en contra de nuestros connacionales por la carencia de reglas claras, así como la ausencia total de derechos laborales.

No es un mal inicio, sobre todo, de acuerdo con las sombrías expectativas de la opinión pública nacional, ya que según la batería de encuestas del periódico El Financiero, sólo el 28% de los mexicanos en noviembre, pensaban que la eventual relación[aps1] , Biden-AMLO, sería buena. Hoy en día, tal vez se experimente una especie de cómodo limbo, donde harán falta algo más que frases llegadoras como esa de “Es bueno que México esté tan cerca de Dios y no tan lejos de los Estados Unidos”.

En la cumbre del calentamiento global, al que ha sido invitado México, se verá si  al menos en el discurso,  el agresivo plan de Biden de reducir las emisiones de carbono y su deseo de sustituirlas aceleradamente por energías limpias, generando según se plan millones de empleo y la política convencional de nuestro presidente en materia energética, no se convierte, tal como lo quisieron evidencia y azuzar intelectuales cercanos a AMLO como Ackerman y hoy por las ambiciones electorales del grupo de Morena al cual servían,  quedaron distanciados de la gracia presidencial, sobre todo por la causa de Guerrero.

Sobre el tema de las vacunas, no se avanzó mucho, el presidente López Obrador no pudo arrancar compromiso en firme alguno, es que la vacunación, más allá de una posible salida ante la terrible pandemia, es un tema central en la agenda del presidente, con un efecto inmediato como lo han demostrado diferentes estudios demoscópicos, en el posicionamiento de su gobierno y las aspiraciones electorales de Morena para seguir su marcha hacia el control de algunos feudos estatales y  sobre todo, en su afán de mantener una clara mayoría del aparato legislativo. 

Complicado para la administración Biden, más allá de la comprensible ansiedad de la clase política nacional por generar resultados, hacer un compromiso público de esa naturaleza ante su opinión pública, sobre todo en medio de una difícil negociación con los republicanos de su multimillonario plan de rescate a la economía por el covid, por ello también, el apurado deslinde que realizó contundentemente su experimentada vocera Jen Psaki, en el sentido de que el gobierno federal no estaba considerando compartir parte del suministro de vacunas anticovid con México, subrayando la necesidad de garantizarla primero para los estadounidenses y después se vería el cómo ayudar en materia sanitaria a Canadá, a México, con la finalidad de abrir nuevamente las fronteras y reactivar la economía.

Pues sí, amigas y amigos lectores, México estuvo en sus últimos años, no sé si lejos de Dios, pero muy cerca de Donald Trump, quién sabe si intentar estar cerca del recién autonombrado como “guadalupano” Biden, sirva de gran cosa, Trump tal vez no era el diablo, pero hizo de la vida de nuestros connacionales, todo un infierno.

Amílcar Peñúñuri, doctor en ciencias sociales, profesor de la Universidad de Sonora, periodista independiente, director de Política y Rockanroll Radio, 106.7 FM.  Tweeter @amilcarpolitica

Sigue toda la información en el noticiero de Proyecto Puente con el periodista Luis Alberto Medina a través de nuestro canal de YouTube, dando click aquí.

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