El gabinete del Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, incluye el mismo número de mujeres y de hombres, es paritario. Por lo que sin problema, podemos encontrar en su equipo, nombres de mujeres en puestos de liderazgo.
De hecho, una mujer, Chrystia Freeland, es la actual Viceprimera Ministra y Ministra de Finanzas, e incluso, es considerada por algunos(as) como la posible sucesora de Justin Trudeau.
Escenarios como el de Canadá, parecieran estar muy alejados de realidades como la que se vive en nuestro país, en México, en donde jamás hemos tenido a una mujer Presidenta y actualmente de 32 entidades, 30 son gobernadas por hombres.
Solamente tenemos a dos mujeres gobernadoras, Claudia Pavlovich y Claudia Sheinbaum. El tema aquí es entonces un asunto de igualdad y de derechos, ya que la igualdad es un derecho humano, y ello implica obligaciones legales que los Estados deben cumplir, como promoción de políticas y estrategias específicas para eliminar la discriminación y garantizar la igualdad entre mujeres y hombres.
Sin embargo, políticas sensibles al género, como las acciones afirmativas, que promueven la inclusión femenina en ámbitos decisorios del Estado, aunque son muy necesarias para apresurar, para alcanzar cuanto antes la igualdad, no bastan, ni son suficientes por sí mismas para el gran objetivo; la prioridad debe centrarse en impulsar políticas de transversalidad de género, para que entonces, estas políticas estén presentes en toda la institucionalidad de los gobiernos, para que esta perspectiva, se encuentre latente en la totalidad de las políticas públicas y dar pasos mucho más firmes en el camino a la igualdad.
Esto quiere decir que el discurso de género, su conocimiento, la sensibilidad y apropiación de éste, deben de permear al Estado en su totalidad, sólo entonces vamos a poder estar cada vez más cerca de realidades como las de Canadá, en donde es normal que las mujeres estén al frente, e incluso, que una de ellas, pueda ser la sucesora del Primer Ministro Trudeau.
Todo esto, es de mucha importancia, porque estamos hablando de igualdad de derechos, lo cual representa un imperativo para la democracia, nuestro sistema político, nuestro sistema de gobierno.