Al día siguiente de huir de México y establecerse en Washington tras cometer abuso sexual, el primer secretario de la Embajada de EU, Brian Jeffrey Raymond, fue visitado en el lugar donde pernoctaba por agentes de la oficina de Investigaciones Especiales (OSI) del Departamento de Estado para ser entrevistado sobre la denuncia que pesa en su contra en la Ciudad de México.
Lo que se sabe es que Raymond no aceptó los cargos. Trató de matizar sus fechorías. Dijo que los encuentros sexuales en su departamento con chicas mexicanas eran consensuados. La investigación, sin embargo, lo señala de violación sexual porque las emborrachaba y les daba brebajes para dormirlas y poseerlas.
El reclamo de México para llevar al representante diplomático de 44 años de edad ante el MP estaba firme. Ni la Fiscalía, a cargo de Ernestina Godoy, ni la cancillería de Marcelo Ebrard desistieron para hacer justicia.
Por eso, el 13 de junio los agentes de la OSI que lo entrevistaron vinieron a la ciudad para encontrarse con personal de la SRE así como con agentes ministeriales que abrieron las investigaciones el 31 de mayo, cuando la víctima se paró semidesnuda y somnolienta desde el balcón de un departamento en Polanco a pedir ayuda. Tras el encuentro entre ambas partes, la mañana del 14 de junio, se liberó una orden de allanamiento en el domicilio del acusado. La realidad siempre supera a la ficción: lo que se descubrió en una computadora era mucho más grave.
Si bien, el caso de Raymond ha trascendido en los medios, no se le ha dado la cobertura que amerita, ni se conocían detalles de colaboración entre las autoridades de ambos países que, al hurgar los archivos cibernéticos, hallaron 400 videos e imágenes de sus presuntos abusos contra 23 mujeres.
Los agentes de la OSI se quedaron un día más en la ciudad. Al volver a su país se reunieron con Raymond para desenmascararlo, pero no fue capturado ni hubo disposición de extraditarlo. Antes de que terminara julio, los agentes de OSI hicieron una segunda visita. No obstante, el gobierno estadounidense lo dejó en libertad y perdió contacto con él.
El 9 de octubre Raymond fue arrestado en San Diego, pero por ninguno de los casos de abuso sexual en nuestro país, sino por una denuncia penal ligada a una víctima (de la que no se sabe más ni las autoridades mexicanas tienen información) ubicada en Washington. Hay dos visiones del caso: 1) Que al protegerlo de la justicia mexicana habría repetido su modus operandi en Washington, o 2) Que se trata de un caso armado para protegerlo para que enfrente sólo ese proceso en su país y se niegue su extradición, pues por los abusos aquí el diplomático se pudriría en la cárcel.
Lo que hace pensar en que se trata de lo segundo es que apresuraron las supuestas investigaciones: el 15 de octubre terminó la primera audiencia. Todavía la semana pasada los agentes de la OSI volvieron a México. Estuvieron hasta el viernes y no se comprometieron a traerlo ante la FGJ capitalina. Las multiviolaciones del diplomático parece que quedarán en la impunidad total. Hasta ahora, la embajada de EU no ha emitido ninguna postura al respecto.