Todos los días antes de dormir, reviso mis redes sociales, en Facebook para conocer un poco de lo que andan haciendo mis amigos y conocidos en sus entornos familiares, pero sobre todo, sorprenderme con los recuerdos de años pasados que me muestra esta noble red social, aunque de vez en cuando aprovecho para compartir información que considero importante de otros rubros, tanto política, de medio ambiente, entre otros.
Después entro a twitter, en donde siento un poco más el pulso de lo que está pasando en el momento, tanto en mi entorno como en diferentes partes del mundo, inmediatamente me voy a las tendencias, creo que es una red social que nos puede mantener informados y actualizados del acontecer diario, pero además, si sigues a la gente adecuada -de acuerdo a los intereses de cada quien- nos puede nutrir de información muy valiosa.
Si bien es cierto existen otras redes sociales, las anteriores son las que yo más frecuento, dejando como punto y aparte mi herramienta de trabajo, WhatsApp y la nota rosa de Instagram, -ya no tan rosa porque incluso ahí aparece publicidad política-.
En general, la información que te ofrecen las redes sociales es tanta, que en ocasiones no sabemos como procesarla, separar lo que es verdad de lo que es mentira, ya que un mismo dato se utiliza con diferentes enfoques, o en diferentes contextos, ya sea influenciada por el interés, ideología, crianza, entorno, -trastornos psicológicos- u otros factores, que debemos de considerar a la hora de evaluar la información que nos presentan, pero que por lo general, muchos damos por cierta, o así lo asentamos al compartirla, solo por verla en una red social.
Lo anterior es con el objetivo de expresar mi opinión personal con respecto a la cada vez mayor división entre mexicanos, derivados de éste nuevo gobierno denominado de la 4T, misma que he experimentado, al silenciar -en el buen sentido- a amigos y/o conocidos de muchos años, apasionados defensores de la 4T.
Y es que en lo personal, prefiero tomar distancia a perder amistades por una causa política. Entiendo la indignación, el enojo y el coraje por la corrupción de tantos años, yo misma la he sentido, sin embargo, el cerrar los ojos y justificar lo que está pasando en la actualidad, es entrar al circulo vicioso del pasado, y ser parte de una nueva generación de corrupción.
También me confieso culpable de desconfiar de todo lo que hace la 4T, y de poner en tela de juicio todas sus iniciativas, y es que todos los días leo algo que nos polariza cada vez más, y se siente una presión para tomar partido, que incluso el mismo presidente ya lo dijo “no es tiempo de simulaciones, o somos conservadores o somos liberales… o se está por la transformación o se está en contra de la transformación del país”.
Y es que la mayoría estamos de acuerdo que México necesita transformarse, pero en el proceso debemos participar todos, somos una democracia, no una dictadura gobernada al capricho de un individuo.
Nunca pensé que un Presidente de la República, establecería las bases para una nueva clasificación de mexicanos: chairos y fifís, además de liberales y conservadores, a favor o en contra de las energías renovables, a favor o en contra de proyectos sustentables, entre muchas otras cosas.
Y es que al sentirse personal, se convierte en una causa, y empiezas a identificarte y a tomar partido, y sin darnos cuenta empezamos a compartir información que no leemos mas allá del título, si pertenece a mi causa o está en contra, y corremos el riesgo de compartir información falsa, sesgamos nuestra opinión y el contenido de nuestras redes sociales, cayendo en el juego de quienes intentan manipularnos.
Buscando como definir lo anterior, encontré un concepto que llamó mi atención y que creo hoy en día, es una de las enfermedades que muchos ya padecemos: infoxicación.
La infoxicación es definida como el exceso o sobrecarga de información, que impide profundizar en ciertos temas, y creo que se ajusta perfectamente a la situación de división o polarización que vivimos en la actualidad, nos encontramos frente a una infoxicación política.
Nos presentan demasiada información para odiar a AMLO, que ya se siente falsa, pero al mismo tiempo, lo vemos en las “mañaneras”, escuchamos como se expresa y justifica sus políticas, a sus funcionarios, sus decisiones, que nos obliga a pensar que todo lo que nos presentan es cierto.
Pero me queda claro que no todo es cierto, que en todo gobierno existe un BOA (bloque opositor amplio), que en su momento él mismo estuvo al frente de un BOA, y es que cuando los intereses de alinean, para bien o para mal, surgen las coincidencias y los frentes. El problema es que hoy como nunca antes, las personas estamos en medio, comprando la causa, por encima de amigos, familia e incluso de nuestra propia integridad.
Estamos infoxicados, enganchados con las redes sociales, demasiada información que limita la capacidad para diferenciar lo real de lo armado, tantos temas que nos impiden profundizar en uno, y hay quienes desde hace mucho, aprovechan esta enfermedad, incluso la propagan, porque a través de ella, ya encontraron la forma de sacar provecho, de manipular y dirigir, ya aprendieron que divide y vencerás, y como no poseo la verdad absoluta, a estas alturas el problema mas grave es saber quienes son los buenos y quienes son los malos.
Al tiempo.
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