Columna Y sin embargo
No es ningún secreto que la estructura del poder político estatal está dominada por la figura y la red operadores políticos del exgobernador Beltrones. La mayoría de los puestos de decisión del gobierno de Sonora fueron seleccionados entre sus excolaboradores y las delegaciones federales durante el pasado sexenio presidencial también llevaban esa marca.
La pregunta es qué tan vigente sigue esta estructura de poder y qué papel va a jugar en las próximas elecciones.
El limbo sonorense
Desde el año 2019 parece que Sonora vive en una especie de limbo. Pareciera que aquí todavía no ha llegado ninguna transformación y que el nuevo grupo gobernante respeta la estructura de poder local. El nuevo régimen no acaba de nacer y el viejo régimen no se acaba de ir. Esto sucede a pesar de, o tal vez gracias a, el papel tan poco relevante que han jugado los personeros de la 4T en el estado.
Hace una semanas un periodista local hizo la tarea y denunció en la conferencia Mañanera que la empresa constructora que incumplió con los plazos para entregar la carretera terminada se llama Petreos y Asfaltos, propiedad de un exalcalde de Navojoa quien tenía detrás a Manlio Beltrones. Ante esta mención puntual, el presidente no hizo ningún comentario y se evadió con uno de sus conocidas discursos.
Pero el pasado miércoles, a propósito del espionaje telefónico que se descubrió en el Senado, López Obrador declaró que él no tenía tiempo para andar en esos trotes y señaló de paso que dichos micrófonos espías habían sido instalados cuando Beltrones era presidente del Congreso.
En datos más concretos, a pesar de que AMLO ha viajado ya siete veces a Sonora, ha sido castigado con reducciones de presupuesto y no se le ha destinado ningún proyecto nuevo de relevancia. Las participaciones federales de la federación a Sonora se mantuvieron prácticamente las mismas y el estado se está endeudando para concluir el nuevo hospital general en Hermosillo.
Los legisladores federales morenistas y de otros partidos están dedicados a la grilla nacional y ni siquiera se ha avanzado en la legalización de los automóviles chuecos que fue la promesa de campaña de una senadora.
El silencio sonorense
Existe un gran contraste entre el gran ruido mediático que había en la política estatal en el sexenio de Padrés y el que se da en éste. Durante casi todo el sexenio pasado los medios no cesaron de ponerle la lupa al equipo de gobierno, a sus proyectos y corruptelas. Los escándalos, reales o inventados, se sucedieron uno tras otro. A estas alturas del sexenio pasado estábamos padeciendo la reconducción presupuestal, es decir que no se aprobó el presupuesto del gobierno del estado.
Pero el contraste más llamativo es el que se da en el análisis y críticas que hacen (o hacemos) los comentaristas locales a la política estatal comparados con los que se hacen, a nivel local, de la política de AMLO con sus mañaneras.
Las críticas y choteos al presidente, sus dislates y desatinos son tan frecuentes e incisivos que resulta tentador sumarnos a la corriente sin mayor comparación. Pero ¿significa eso que aquí todo está bien y que aquí no se cuecen habas? ¿Contamos en Sonora con la misma apertura informativa y con la misma actitud crítica hacia nuestras autoridades locales? En este contraste está la clave de la gran aprobación que mantiene el presidente a pesar de todas las críticas.
¿Qué va a pasar en las próximas elecciones? Los columnistas políticos dicen que el opositor delantero contra Morena es Ernesto Gándara. Pero también se dice que tiene problemas para ser aprobado por la estructura política prevaleciente y que por esto no está seguro si se lanza por el PRI o por otro partido. La disyuntiva para el precandidato es entre ser dócil o rebelde; dócil para que se la den o rebelde para pelearla.
Va estar interesante observar cómo se recompone la estructura de poder local el próximo año.