En México estamos viendo todos los días como muchos de nuestros líderes se la pasan hablando de porque no pueden avanzar con sus promesas de campaña, hablan de que les dejaron un cochinero, de que todos sus antecesores fueron unos incapaces, de que la corrupción acabo con todo, entre muchas otras excusas para no dar resultados.
Estar al frente de cualquier organización no es tarea fácil, se requiere de mucha capacidad, compromiso con el puesto y contar con un equipo de gente profesional e inteligente, que diseñen nuevas formas para cambiar el estado de las cosas.
Desde el momento que alguien busca llegar a un puesto de responsabilidad debe de aceptar que va a tener muchos problemas y desafíos en la búsqueda de brindar los resultados esperados, seguramente nadie les dijo que iba a ser fácil.
Un mal líder puede pensar que es más sencillo echarles la culpa a otros que aceptar que no se tiene capacidad para resolver los retos que enfrentan, o no se quiere pagar el costo de cambiar las cosas.
Los líderes que están a la altura de las circunstancias saben que con trabajo, constancia e inteligencia se pueden corregir muchos de los problemas que agobian a nuestras instituciones, en vez de quejarse se avocan a enfrentar los retos y se saben ganar el apoyo de sus equipos y de las demás personas en su empeño por dar resultados.
Muchos gobiernos en el mundo han buscado nuevas formas de trabajar para dar mejores resultados, uno de los esquemas que se han recomendado a los países que desean mejorar su desempeño ha sido adoptar lo que llaman la nueva gerencia pública.
Este modelo de trabajo que ha sido exitoso en muchos países consiste en asegurarse que nuestras instituciones y su gente se orienten hacia el ciudadano, la rendición de cuentas, la descentralización, la transparencia, haciendo énfasis en la eficiencia y eficacia de la gestión.
La fórmula no es mágica, implica una nueva mentalidad de todos los involucrados, conlleva riesgos en la adaptación de las prácticas del sector privado al sector público, falta de ética en su implementación, búsqueda de ganancias a costa de lo público, entre otros problemas que pueden surgir en este proceso.
Todos sabemos que dar resultados implica hacer cosas diferentes, sin embargo, muchos de nuestros líderes quieren seguir aplicando esquemas del pasado, remedios simplistas, discursos vacíos y populistas que solo distraen pero que no nos llevan a ningún lado.
Podemos decir que quieren usar un telégrafo en la era de las redes sociales y el internet de las cosas. Esto me recuerda la frase de del expresidente de Estados Unidos John F. Kennedy, “Se puede engañar a todos poco tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.”
La realidad siempre termina por imponerse y es ahí donde el mal líder recurre a las excusas, porque ante el justo reclamo de la ciudadanía de que se noten los resultados de la nueva gestión, estos malos líderes ya no pueden seguir dando sus discursos vacíos, los castillos de naipes se les empiezan a caer.
Un líder profesional debe de poder modernizar a la organización a su cargo, algunas recomendaciones para hacerlo son:
- Construir una cultura en la que el equipo se acostumbra a decir las cosas como son, aun cuando esto sea incomodo, dejar de buscar excusas para la falta de resultados.
- Basar las decisiones en hechos y datos duros, en vez de suposiciones, preferencias personales, costumbres o formas del pasado.
- Estarse reinventando constantemente, no conformarse en hacer las cosas como siempre se han hecho, romper estereotipos, innovar, siempre estar buscando mejores formas para dar resultados de acuerdo con las expectativas.
- Ser autocrítico, aceptar la falta de acuerdos en el equipo como algo necesario para mejorarse, jugar al abogado del diablo.
- Aceptar las criticas abiertamente, fomentar la discusión con quien piensa diferente y siempre buscar sumar gente a los objetivos, no se puede trabajar solo para los afines, se ocupa desempeñarse bien para todos.
En la medida que el líder acepta el reto de modernizar su gestión podrá empezar a dar resultados, por el contrario, si se empecina en aplicar las fórmulas del pasado, tarde o temprano se estrellará con la realidad.
